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El arte de los no-lugares

Teresa Sapey. Fotografía: Marisa Sardina
Teresa Sapey. Fotografía: Marisa Sardina

Cualquier persona que haya recorrido las calles y carreteras de Madrid en los últimos años ha sido testigo de un modo u otro de su obra. De una forma sutil y a la vista de todos, las calles, plazas, pasarelas y subterráneos de la ciudad han sido transformadas con la emoción y el colorido de la firma de Teresa Sapey.

Teresa Sapey dirige un estudio multidisplinar de arquitectura y diseño que desde hace 26 años se ha especializado en la arquitectura de los denominados no-lugares. ¿Qué es un no-lugar? La propia Teresa nos lo cuenta: “cualquier sitio es susceptible de ser un no-lugar. Espacios de tránsito urbano tales como parkings, puentes, pasarelas o plazas. Aún quedan muchos no-lugares por descubrir”.

Bajo esta filosofía, los diseños de Teresa Sapey salpican la ciudad mucho más de lo que los propios madrileños creen. Dos ejemplos: cada día, miles de vehículos pasan bajo las pasarelas del Parque de las Adelfas y del Parque de Roma, en la M-30 de Madrid, ambas con el inconfundible sello de Teresa Sapey. “Lo que hemos intentado con estos proyectos es llevar la estética a la calle”, señala la arquitecta, en quien se ve una mezcla de rubor y orgullo al ser preguntada por su influencia en la transformación de la imagen de la ciudad de las últimas tres décadas.

Nacida en Cuneo, Italia, y licenciada en arquitectura por la Universidad de Turín en 1985, los 26 años que lleva afincada en España le permiten conocer la ciudad tanto como el más castizo de los madrileños. “Mi destino está aquí”, explica. Una relación que tuvo un episodio fundamental en la construcción del Hotel Puerta América. Para el proyecto, se requirió la participación de renombrados arquitectos para el diseño de cada una de sus plantas, en las que se puede encontrar la firma de arquitectos de la talla de Jean Nouvel, Norman Foster, Zaha Hadid, Marc Newson, David Chipperfield o Isozaki.

«Cualquier sitio es susceptible de ser un no-lugar. Aún quedan muchos no-lugares por descubrir»

Teresa Sapey se ofreció para diseñar un espacio al que normalmente se presta muy poca atención estética: el párking del hotel. Un “atrevimiento” que marcaría su trayectoria y la de su estudio. El éxito del proyecto llevó a Teresa Sapey al estrellato internacional. Referenciada en las revistas de diseño más prestigiosas del mundo -publicaciones como Wallpaper se interesaron se hicieron eco del fenómeno-, reconocida por Naciones Unidas -premio Women Together en 2008, primera arquitecto en conseguirlo-, galardonada, entre otros títulos, como “Cavaliere della Repubblica Italiana” con grado Commendatore concedido por el Gobierno Italiano (2009), el Premio “Estudio de Interiorismo del año” otorgado por Architectural Digest (2010) y con encargos para proyectos en diversos lugares del globo.

Madame Le Parking
A raíz de aquel aparcamiento, Jean Nouvel la rebautizó como “madame Le Parking”, un sobrenombre que Teresa reconoce “no estar segura de si me gusta o no”, pero al que afirma estar acostumbrada. Lo cierto es que el apodo define con bastante exactitud lo que ha conseguido Teresa Sapey, llevar el glamour del mejor diseño a lugares tan poco atractivos a priori como un párking subterráneo. Y no solo aquellos ubicados en hoteles de lujo; los usuarios de aparcamientos públicos como el Chueca, en la plaza Pedro Zerolo, el párking de Serrano (ambos en Madrid), o el de la Plaza Cánovas de Valencia también pueden disfrutar de sus icónicos diseños.

«El arquitecto es una persona en el mundo, hemos dejado de ser dioses»

Aquel trabajo sería el primero de la serie de no-lugares de los que su estudio ha hecho un arte. No obstante, el diseño es una máxima para la arquitecta. “El diseño de una bandeja es tan importante como el de una plaza”, asegura. Filosofía que se puede aplicar a diversos ámbitos, desde el diseño de interiores hasta la arquitectura, pasando por esos no-lugares de los que nos habla Teresa o la moda, una de sus grandes pasiones. “Me fascina la moda, es un forma de arquitectura efímera”.

Una de las enseñanzas que nos ha dejado el trabajo de Sapey es que cualquier cosa es susceptible de acoger emociones y sentimientos. No obstante, sus diseños tienen mucho de su carácter: alegre e imprevisible. Teresa reconoce “haber cambiado mucho, con el tiempo me he vuelto más humilde”. A pesar de la imagen de inaccesibilidad que desprende parte del mundo del diseño, los trabajos de Teresa Sapey llegan a todo tipo de lugares y usos, como una biblioteca en Paquistán realizada de forma altruista, barrios periféricos de Madrid, hoteles de grandes capitales europeas, lofts, locales comerciales o estaciones de ferrocarril.

Si normalmente son los diseñadores, arquitectos e interioristas los que llevan sus trabajos a la gente, el pasado mes de septiembre, con la celebración de Open House Madrid, se invirtieron los papeles. Una ocasión que fue aprovechada por Teresa Sapey para abrir las puertas de su estudio y de su casa a la gente, en una experiencia que califica de “mágica”. “Muchas personas se interesaron y pude compartir con ellos la experiencia. Me permitió humanizar la visión que la gente tiene de nosotros Seguro que repetiré”. Un acercamiento a la gente cada vez más frecuente en el mundo de la arquitectura. “El arquitecto es una persona en el mundo, hemos dejado de ser dioses”.

Párking hotel Silken Puerta América, Madrid. Foto: Estudio Teresa Sapey
Párking hotel Silken Puerta América, Madrid. Foto: Estudio Teresa Sapey

La magia de la planta -1
La planta -1 del Hotel Silken Puerta de América –o lo que es lo mismo, el párking-, cuenta con el diseño de de Teresa Sapey. Como explica el estudio, “la idea era transformar lo que normalmente es una lugar sombrío, sin color y algo sórdido”. Y por ello el color y la luz son los grandes protagonistas de este espacio. Colores graduados para reforzar el concepto de libertad, líneas y curvas acentuadas por la iluminación, y una iconografía como estímulos gráficos conducen a los usuarios por el garaje. Estos elementos de señalización han sido realizados con las palabras del poema Liberé, de Elouard, principal fuente y con el que aparecen decoradas las paredes y elementos de este singular espacio.

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