“Resulta dramático que se olvide la enseñanza y la utilización del lenguaje clásico en arquitectura”
El arquitecto gaditano Rafael Manzano acaba de ser galardonado con el Richard H. Driehaus, el pritzker de la arquitectura clásica. Desde su posición de experto internacional en estilos como el hispanomusulmán, asegura que “el patrimonio arquitectónico español ha estado tradicionalmente desprotegido”.
Todos los amantes de la arquitectura clásica están en deuda con Rafael Manzano (Cádiz, 1936). Muchos de los monumentos de la geografía española lucen hoy gracias al trabajo de este arquitecto, eminencia mundial del estilo hispanomusulmán: la Catedral de Huelva, los Reales Alcázares de Sevilla o la Medina Azahara de Córdoba son algunos de la multitud de iglesias y monumentos por él rehabilitados. El jurado del más prestigioso premio internacional de arquitectura clásica, el Richard H. Driehaus, ha reconocido su trayectoria, “ejemplo de expansión de cultura”, y le hará entrega el próximo 27 de marzo del prestigioso galardón.
Los premios relacionados con arquitectura clásica no tienen la misma repercusión que los relacionados con la arquitectura contemporánea.
Los premios internacionales a la arquitectura no son más que dos, el Richard H. Driehaus para la arquitectura que conserva los valores del Clasicismo, y el Priztker que valora, por encima de todo, la modernidad. El Driehaus, que duplica en dotación al Priztker, intenta dar respaldo a la cultura del Clasicismo, tanto occidental como islámico, que tiene todavía mucho que hacer y que decir tanto en la historia de la arquitectura moderna, como en la conservación del riquísimo patrimonio artístico heredado del pasado.
El dominio del lenguaje clásico ha permitido la reconstrucción de Europa tras la última Gran Guerra. Monasterios devastados como Montecassino, la prodigiosa iglesia de Santa Chiara de Nápoles, o la reciente obra, espectacular, de la Frauenkirche de Dresde, no hubieran sido devueltas a la Humanidad sin el conocimiento profundo del lenguaje clásico de la arquitectura. Resulta dramático que sea en los países mediterráneos, donde surgió y se desarrolló esta eterna concepción de la arquitectura, donde más se haya olvidado su enseñanza y utilización.
¿Cómo surgió su interés por la arquitectura clásica?
Mi interés por la arquitectura clásica nació conmigo, en mi propio entorno natal. Cádiz y su arquitectura clasicista, Jerez y sus iglesias tardogóticas y mudéjares, una casa urbana en Puerto Real de bellísimos interiores, donde pasábamos los veranos en la niñez, fueron los educadores de mi primera sensibilidad. Luego Granada, entre su Catedral y su Alhambra, la dorada corte de Madrid, y la eterna seducción de Toledo…
¿Cuál es el estilo arquitectónico, a lo largo de la historia, que más le atrae?
Es cierto que siempre me atrajo el arte hispanomusulmán, y lo conozco a fondo, pero para un profesor de Historia de la Arquitectura todo tiene interés. ¿Cabe nada más apasionante que el nacimiento de los órdenes griegos o el arte de la Acrópolis? ¿Qué decir de la arquitectura romana de la época republicana, de la perfección y la crisis de la arquitectura adrianela o del surgimiento del arte bizantino? ¿Cómo no confesar mi pasión por el plateresco, el enamoramiento ante el Escorial o ante el Museo del Prado?
