“La arquitectura está destinada a transformarse, a adaptarse a los cambios y ser menos definitiva”

Construir un discurso, contar una historia ubicada en un espacio y tiempo, pero con principio y final. Philippe Délis, arquitecto y escenógrafo, prefiere captar la esencia de cada obra: “No busco aquello que perdure”, explica. Entre otras, ha diseñado la exposición Tesoros sumergidos de Egipto para Berlín, París y Madrid.

Arquitecto y escenógrado, Philippe Délis combina su trabajo con la docencia en escuelas de arte. Se ha encargado de ambientar los principales museos, que han acogido exposiciones de muy distinto calado. Su amplio currículum no le impide afrontar con ilusión cada uno de los trabajos que cae en sus manos, pero tiene claro cuál es su mayor reto como profesional: “seguir siendo uno mismo”. En cada proyecto crea una identidad diferente, que acaba por convertirse en única y que “muestra la forma de pensar de una época o aquello que mostramos de nosotros mismos ”. Su último proyecto en España fue el  diseño de la exposición Tesoros sumergidos de Egipto, en Madrid.

Usted trabajó sobre la villa africana. ¿Qué supuso para su trabajo posterior como escenógrafo?
En primer lugar el aprendizaje de lo efímero y de lo no permamente, es decir, la cualidad de lo que no dura y la alteración de todas las cosas. También descubrí la hibridación, la mezcla y la captación, la porosidad de las culturas urbanas que se fabrican permanentemente. Los sonidos, la música, los colores, los materiales, el bricolaje semejante a lo que describió Lévi-Strauss.

¿Qué diferencia existe entre proyectar un edificio y una exposición temporal?
La acción de proyectar es un proceso que se aplica a múltiples componentes creativos y programados. En los dos casos se trata de producir un espacio, un signo, la representación, el uso. Yo soy arquitecto, el proceso de proyectar es el de la arquitectura. Las herramientas conceptuales son idénticas, la complejidad técnica es diferente…