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Fachada autoportante de ladrillo cara vista: eficiencia energética, estética y durabilidad

Francisco Morant
Francisco Morant es el presidente del Gremi de Rajolers de la Comunitat Valenciana.

La fachada es uno de los elementos más expuestos del edificio y constituye la “primera defensa” frente a los agentes externos, tanto climáticos (sol, viento, lluvia, nieve…) como ambientales (contaminación, ruido, etc.). Sin embargo, pese a desempeñar un papel clave en el cuidado y confort de los usuarios y en la salud del inmueble, en ocasiones puede presentar deficiencias notables en materia de eficiencia energética, y debemos tener en cuenta que cerca del 25% de la energía consumida se pierde por una fachada insuficientemente aislada.

Así, la fachada de un edificio dejó hace tiempo de ser un elemento meramente estético y pasó a desempeñar un papel principal en el confort y salud de las personas que en él habitan. Por lo tanto, la elección de cada uno de sus componentes puede ser vital para definir el futuro comportamiento del edificio.

En nuestros barrios podemos observar un gran número de edificios con fachadas de ladrillo cara vista. Esta es una de las opciones más frecuentes, ya que el ladrillo ofrece no solo un alto valor estético, sino también elevada resistencia a los elementos, durabilidad, protección frente al agua y al fuego, y contribuye a incrementar el confort térmico y acústico en el interior del inmueble, cumpliendo sobradamente con los requisitos del Código Técnico de la Edificación.

Sin embargo, los actuales retos del sector, el objetivo de la descarbonización y las oportunidades que supone en términos de tiempo y ahorro la construcción industrializada, han impulsado la evolución de las fachadas de ladrillo cara vista, dando lugar a nuevas soluciones más eficientes y duraderas que otras alternativas como el SATE (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior) con mortero, que requieren de mantenimiento casi desde el principio, siendo mucho menos eficientes y sostenibles por su rápido deterioro, y que a la larga pueden convertirse en una mala decisión que afectará tanto a los propietarios de las viviendas con costes extras y molestias, como a la imagen de arquitectos y promotoras responsables del proyecto. 

Ventajas de la fachada autoportante de ladrillo cara vista frente al SATE en obra nueva

Entre las innovaciones desarrolladas por el sector español de fabricantes de ladrillo cara vista para dar respuesta a los estándares de calidad y habitabilidad de la arquitectura actual y del futuro se encuentra la fachada autoportante Structura GHAS (ventilada o no ventilada).

Esta está indicada para obra nueva (tanto unifamiliares como edificaciones en altura) y se caracteriza porque el muro de ladrillo, que constituye la hoja exterior del cerramiento, se construye tangente a la estructura del edificio, siendo el principal elemento estructural soporte de sí mismo. De esta manera se simplifica el montaje, se ahorran costes y se reduce la complejidad en edificación. 

La fachada autoportante Structura GHAS no requiere la disposición de plaquetas ni piezas especiales de chapado en los frentes de forjados o soportes. La hoja exterior de ladrillo o bloque cerámico se sustenta a sí misma y únicamente requiere del empleo de elementos auxiliares para garantizar su estabilidad frente a las acciones horizontales, como las armaduras de tendel, que incrementan la resistencia a la flexión horizontal, evitando fisuras, y los anclajes de retención, que aportan la estabilidad necesaria sin trasvasar la carga a la estructura del cerramiento.

Además, esta solución destaca por mejorar la eficiencia energética del edificio, y reducir la aparición de patologías relacionadas con el agua o la humedad. Al permitir la incorporación de una cámara de aire y de un drenaje que permite la circulación del aire (efecto Venturi) se logra mejorar el comportamiento higrotérmico del inmueble y su durabilidad.

El sistema Structura GHAS también contempla la posibilidad de incorporar aislamiento térmico, que se coloca en la cámara pasante por delante de la estructura. Además, dispone de anclajes, que permiten grandes espesores de material aislante, convirtiendo esta solución en apta para edificios de elevada eficiencia térmica, como los de Consumo de Energía Casi Nulo (EECN) o Passivhaus.

La continuidad del muro en toda su altura permite mantener la misma continuidad con el resto de los elementos, como el aislamiento, eliminando los puentes térmicos de frentes de forjados y pilares, dando lugar a la construcción de fachadas muy eficientes desde el punto de vista de la reducción de la demanda de energía.

Y los diferentes acabados y aparejos del ladrillo cara vista posibilitan un sinfín de diseños, consiguiendo formas, dibujos y texturas que dan lugar a fachadas expresivas, originales y únicas, con una gran calidad estética.

Por su parte, el SATE finalizado con mortero, además de ofrecer un acabado más limitado, requiere de un mantenimiento continuo para garantizar el buen aspecto del edificio, ya que el mortero tiende a dañarse e, incluso, desprenderse, con el paso del tiempo. De hecho, su vida útil es muy inferior a la del edificio. De esta manera, este tipo de acabados suponen un coste añadido para la propiedad, incrementando notablemente el gasto asociado a la fachada. 

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