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Enero Arquitectura: «Creamos espacios cuyo funcionamiento sea lo más parecido a la naturaleza»

Proyectar pensando en el paciente, en el viajero y en el coleccionista, ese es el objetivo y razón de ser de Enero Arquitectura. Bajo este nombre, que representa el origen, el comienzo de algo nuevo, la brotación de buenas ideas, se encuentra un estudio comprometido con ofrecer experiencias a todos aquellos que sean partícipes de su arquitectura. Nos citamos con Francisco Ortega, Jorge Sánchez y Pablo García Morales, el tridente al frente de este despacho, para descubrir cómo la arquitectura nos permite empatizar y crear vínculos que lleguen, incluso, a sanarnos.

Enero es sinónimo de nacimiento, de buenos propósitos, ¿qué es lo que brota detrás de este nombre que tanto os representa?

Francisco Ortega. Enero es un equipo de profesionales inquietos y observadores, con las ideas muy claras de cómo se tiene que hacer la arquitectura, pero también con las orejas muy abiertas para escuchar qué es lo que se está haciendo, cómo se está llevando a cabo, qué respuestas necesita la sociedad, qué valores se impregnan en lo que se construye…

Vuestro estudio se rige por la especialización, ¿qué pilares os sustentan?

FO. Hemos decidido que nuestra arquitectura se centre en aspectos concretos y especializados, ya que consideramos que es donde se puede sacar mucho valor a la arquitectura y dar una respuesta más social. En el caso de la arquitectura hospitalaria, nos parece interesante por lo que tiene de complejo y de vulnerable el ser humano en este tipo de instalaciones.

Con respecto a los espacios hoteleros, teniendo en cuenta la existencia de tantos tipos de viajero, nos resulta enriquecedor el proceso de ir acomodándolos y cómo hacer un cambio en el espectro arquitectónico. En los setenta se hacía una arquitectura mucho más enfocada a la imagen del edificio, para después apostar, en los años siguientes, por una arquitectura más centrada en la habitación, más introvertida. A día de hoy, hemos pasado a una fase de competición de edificios, de preguntarnos qué valor da uno frente a otro. En el caso de la isla de Ibiza, donde hemos realizado diferentes encargos, la definiría como el laboratorio del sector hotelero en España, el lugar en el que nacen nuevas formas de hospedarse.

El tercer pilar de Enero Arquitectura es el tema patrimonial, el más personal. España es uno de los países que más patrimonio abandonado tiene, y es una pena que todo esté desapareciendo, principalmente por el hecho de que no se le da valor a ese patrimonio. Nosotros siempre hemos hecho una apuesta por dotar de valor a esos edificios, interpretándolos manteniendo el lenguaje original del edificio. El reto está en descubrir nuevas fórmulas y darles nuevas vidas a estos edificios para los próximos cien años, sin modificarlos, sin dañarlos, sin taparles la historia.

¿Por qué estas áreas y no otras?

FO. Hemos tenido oportunidades de hacer otro tipo de arquitectura, como es el caso de la residencial, pero no nos resulta tan interesante, ya que está todo más estandarizado. En contraposición, en los tres ámbitos en los que nos movemos todo lo que hagas e intervengas va a ser mucho más escuchado, va a tener mucha más reacción en la sociedad.

“Los espacios hospitalarios no se van a centrar en curar una patología, sino en promover una salud”

Desgranemos cada uno de estos pilares. Calidad espacial, ventilación, luz natural… ¿qué elementos son indispensables en un proyecto de arquitectura hospitalaria?

Jorge Sánchez. Cada época tiene sus parámetros pero, históricamente, la arquitectura hospitalaria ha puesto el foco en los facultativos, en quien está sanando más que en el que va a ser sanado. Actualmente, sobre todo los estudios como nosotros que hemos incidido mucho en ello, centramos nuestra atención en el paciente, sin olvidarnos evidentemente de los profesionales. Por ello, elementos como la luz natural, que está demostrado que influyen positivamente en la recuperación del paciente, son indispensables. Se trata, en definitiva, de establecer una vinculación con el entorno que ayude a su recuperación, creando espacios proporcionados y agradables. Si hay vistas, procurarlas, si no las hay, generarlas, ya sea con patios o en base a la naturaleza domesticada. Por su parte, cabe destacar la accesibilidad, que generemos entornos que no tengan barreras arquitectónicas, que las estancias entre los diferentes tratamientos sean cómodas y cortas, que los circuitos estén bien pensados.

Nuestros edificios intentan generar sistemas, con sus flujos, sus circulaciones, su músculo, su esqueleto, que den lugar a espacios agradables, bien orientados y bien iluminados. Es lo mínimo que podemos hacer, son nuestras herramientas, los instrumentos propios de la arquitectura.

¿Cómo nos ayudan las nuevas tecnologías a mejorar estos espacios y facilitar o simplificar ciertos procesos?

JS. Nosotros somos receptores de estos cambios, y más en un espacio tan tecnificado como puede ser un hospital. Sin embargo, como arquitectos, no tendemos tanto a generarlos, sino que nuestra misión es conocerlos e implementarlos. En el caso del quirófano, nosotros lo que aportamos es luz natural, tanto para el facultativo que tiene que enfrentarse a una operación de ocho horas como para el paciente que, en muchas ocasiones, solo es anestesiado localmente y estará más tranquilo si puede ver una montaña o un jardín. En los paritorios, por su parte, tendemos a utilizar luces artificiales que generen diferentes atmósferas, a veces incluso hay proyecciones para que la mujer esté en un entorno agradable, cálido, que le dé confianza. Pasa también con las endoscopias, o con sistemas de diagnóstico, donde vas a meterte en un TAC y necesitas esa vinculación con el entorno. Creamos un espacio artificial donde intentamos que el funcionamiento del mismo sea lo más parecido a la naturaleza.

Hablemos del recientemente finalizado Hospital Quirónsalud Córdoba, ¿qué estrategia constructiva se ha llevado a cabo? ¿cómo se ve reflejada toda esta teoría?

JS. En el caso de Córdoba, el primer parámetro importante que tuvimos, y al que nos ligamos para resolver el edificio, fue la preexistencia de una necrópolis próxima a un núcleo islámico. Para implantar el edificio podíamos tocar la necrópolis, pero no el núcleo, lo que generaba una diagonal muy clara en una parcela donde no teníamos referencias. Lo que propusimos fue implantar un catalizador, una infraestructura que influyese en el resto del tejido urbano, enfocando las vistas a la sierra de Córdoba y volcándose hacia el interior. Al tratarse de un entorno anodino, carente de naturaleza, nosotros nos encargamos de generarla. En este sentido, el edificio dispone de dos grandes patios que corresponden a dos núcleos: el ambulatorio y la zona de diagnóstico, por un lado, y el área de hospitalización, por otro. Aparentemente, el edificio por fuera parece abstracto, pero cuando entras es muy luminoso. Muchas veces, cuando no disponemos de entornos favorables, nos volcamos hacia dentro.

Y sobre su piel, además de su evidente atractivo visual, ¿qué destacaríais?

JS. La fachada tiene mucho que ver con el proceso proyectual, donde estábamos sujetos a muchísimas variaciones al tratarse de un cliente privado. Es muy difícil hacer un edificio cuyo exterior responda al interior, por lo que la voluntad fue generar una fachada abstracta que permitiese mover determinadas piezas dentro sin que esta se viese afectada. Tiene una primera piel que resuelve la iluminación y la protección térmica, y una segunda, como si se tratase de un vestido, que oculta los posibles cambios de programa.

“Nuestros edificios intentan generar sistemas que den lugar a espacios agradables, bien orientados e iluminados”

En el caso del Hospital de Collado Villalba, ¿cómo se ha conseguido lograr una integración óptima del edificio en el paisaje enmarcado en la Sierra Norte de Madrid?

FO. Se nos ocurrió coger los elementos que se veían a vista de pájaro e intentar, con un orden diferente pero con las mismas proporciones, mantener los porcentajes de suelo que teníamos de zona verde, rocas y agua. Teníamos muchas alturas por lo que, rompiendo las volumetrías y utilizando los materiales de fachada, nos propusimos ir fraccionando la escala para que no fuese un volumen excesivamente grande. Un detalle curioso es que todo el granito que se excavó y se dinamitó para hacer el sótano, se machacó y se colocó en gaviones en la fachada, de manera que volvíamos a restaurar los materiales originales de la parcela en el propio edificio. Así conseguimos configurar un mapa que mantuviera las mismas proporciones que había originalmente en la parcela, pero con un volumen construido. Además, dividimos el volumen en tres grandes piezas, conectadas entre sí por un gran vestíbulo, para que su tamaño no fuera demasiado agresivo, buscando, a su vez, darle un recorrido orgánico al edificio. En definitiva, se consigue reproducir la naturaleza a conveniencia del edificio, construido con mucha elegancia y naturalidad.

JS. El hospital de Villalba es como un accidente geográfico dentro de la sierra: generamos rocas con el propio material preexistente en la parcela, dejamos el agua que había en el arroyo, colocamos cubiertas verdes para paliar el verde que quitábamos… Y al final queda un edificio plástico, una prolongación del paisaje.

Precisamente lo opuesto a Córdoba…

JS. Efectivamente, en Córdoba tienes que colocar un objeto, ya que no tienes una referencia previa, mientras que en Villalba se trata de integrar el espacio en el entorno.

Con respecto al primer centro de Protonterapia de España, ¿cómo actúa en este caso la arquitectura en pos de un tratamiento más eficaz del cáncer?

JS. Es un edificio muy humano. Muchas veces, en este tipo de centros, los accesos son oscuros, los pasillos interminables, y al final pierdes totalmente la referencia cuando llegas a manos del facultativo. En este caso, nosotros planteamos que, hasta que el paciente entrase al búnker, viese luz natural y la vegetación que generamos. Por su parte, apostamos por disminuir la escala de algo que, de por sí, ya es un mausoleo. Lo común habría sido hacer una gran pieza y, de repente, un elemento pequeño se abrazase a ella. Sin embargo, empleamos la estrategia de ir generando diferentes alturas en cubierta para que, de alguna manera, la escala del edificio se fuera minimizando. Cuando llegas al búnker, te encuentras con la última pieza de una gradación de piezas.

¿Cómo os imagináis el hospital del futuro? ¿Con qué se va a encontrar el paciente dentro de diez años?

FO. Lo que está claro es que el paciente va a estar siempre en el punto de mira. El espacio del médico no será tan significativo y, aunque serán edificios extremadamente tecnificados, la presencia de estos equipos no existirá. La idea es ceder todo el espacio libre del que dispongamos al paciente, ya sea en la entrada, la espera, el tratamiento…

Dejando de lado su fin último (sanar y hospedarse), ¿qué patrones se repiten en un hotel y en un hospital a nivel arquitectónico?

Pablo García. El denominador común es la parte estancial. Al final las habitaciones son comunes y, aunque poco tiene que ver lo que recibe el huésped y el paciente, los hospitales, cada vez más, intentan parecerse a los hoteles. En definitiva, se apuesta por humanizar los espacios hospitalarios.

JS. Cada vez más, van a surgir tipologías mixtas que aúnan lo que es un hotel con lo que es un hospital. Para determinados tratamientos, por ejemplo, enfocados a la rehabilitación, tú pagas una estancia de 15 días en un entorno agradable donde combinas servicios hoteleros con tratamientos médicos.

FO. En los próximos años, prácticamente todas las patologías se podrán prevenir, con lo cual los espacios hospitalarios no se van a centrar en curar una patología, sino en promover una salud. No se trata de cómo curo pacientes, sino de cómo mejoro la salud de los usuarios y su calidad de vida.

Y si nos centramos únicamente en la arquitectura de hoteles, ¿qué demanda el huésped?

PG. El concepto de hotel ha cambiado, ahora los huéspedes no esperan un lugar donde alojarse, sino vivir una experiencia, que haya un hilo conductor, que cuando entres en ese lugar vayan sucediendo cosas y, al final, tengas un recuerdo. En definitiva, la tematización de los hoteles, que el espacio te cuente una historia.

El tercer pilar que sostiene el estudio es la rehabilitación patrimonial, ¿cómo abordáis estas intervenciones?

FO. Estos edificios son los más personales y delicados. A diferencia de lo que se ha hecho en tema de patrimonio en España, lo primero que hay que hacer es entender el edificio, documentarse, ver su historia y entender que las preexistencias históricas tienen muchas fases y épocas, pero no todas son buenas. Hay que establecer qué es lo que tiene valor de un edificio y qué no. Una vez hayas elegido el lenguaje o la época más significativa, se da una bifurcación. Y aquí es donde el arquitecto debe plantearse qué quiere hacer, si una intervención que se separe de la historia del edificio o una que se desligue desde el punto de vista conceptual pero que dialogue constructivamente. Ese es el camino que hemos tomado en las rehabilitaciones, cómo generamos usos y espacios contemporáneos, pero con tradiciones constructivas, históricas, locales o del contexto cercano.

En el caso de nuestros encargos en Asturias, apostamos por espacios con juegos de dobles alturas, de volúmenes solapados, de soluciones que son muy propias de la arquitectura contemporánea, pero sin embargo resueltos gracias a maestros como canteros o carpinteros tradicionales. Es como contar una historia del espacio en román paladino.

JS. Como un 2001 pero en el lenguaje de Garcilaso, en endecasílabos.

Sintetizando todo lo comentado, ¿qué compone vuestro ADN? ¿qué valores respaldan Enero Arquitectura?

FO. Basamos nuestro trabajo en la cultura de la especialización, en el esfuerzo. Todo se resume en ser muy expertos en pocas cosas y abordar cada proyecto con entusiasmo como si fuera la primera vez, como si fuera el primer Enero.

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