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Nieto Sobejano: «Los espacios que nos rodean determinan nuestra actitud ante la vida»

Meticulosos y observadores, Enrique Sobejano y Fuensanta Nieto entienden la arquitectura como la materialización de múltiples relaciones intangibles. En un vaivén continuo entre Berlín y Madrid, donde se encuentran las dos sedes del estudio, el tándem arquitectónico apuesta por proyectos en los que se experimente, se interprete y se dialogue. Su talento les ha llevado a firmar encargos por todo el globo terráqueo, desde Austria hasta China pasando por Estonia, Marruecos o Reino Unido. Geometría, paisaje, historia o material son términos que determinan su portfolio, todo un despliegue de ingenio e intuición que refleja sus más de tres décadas al servicio de la arquitectura.

Fotografías: Roland Halbe

¿Qué hay detrás de la firma Nieto Sobejano Arquitectos? ¿Qué valores os respaldan?

Enrique Sobejano. Nuestro estudio, ahora con sede en dos países —España y Alemania— y con obras en distintos lugares del mundo, se ha desarrollado en tamaño y organización, pero se basa en valores muy vinculados a la arquitectura como una trayectoria vital que combina la práctica profesional, la enseñanza universitaria, la actividad cultural ligada a conferencias y publicaciones, los propios viajes como forma de experiencia y aprendizaje. Los proyectos que hemos construido a lo largo de los años fueron concebidos independientemente, en diferentes momentos, circunstancias y lugares. Son el resultado de muy distintas condiciones y, en una primera lectura, tal vez sea más evidente lo que los distingue que lo que los une. Sin embargo, al verlos con distancia, y agruparlos como si fueran las piezas de un puzle, desvelan lo que inconscientemente los conecta y es común a todos ellos: la integración en el lugar, la presencia de la memoria, la escala de la ciudad y el paisaje, la luz como material esencial. La arquitectura es resultado siempre de una interpretación de múltiples circunstancias aparentemente inconexas que, extrañamente, se acaban pareciendo entre sí. Eso es lo que nos motiva en cada nuevo proyecto, intentar encontrar las claves de esas relaciones: técnicas, sociales, culturales, perceptivas… Aquello que da sentido y hace única cada obra.

Fuensanta Nieto. Al fin y al cabo, proyectar es relacionar, y la arquitectura es la materialización de múltiples relaciones intangibles: la conexión entre necesidades, lugares, materiales y formas, pero también aspiraciones, experiencias o memorias que intentamos capturar en un instante, en un espacio construido.

A la hora de desarrollar una idea, ¿seguís todo el proceso juntos u optáis por repartir el trabajo?

FN. En el origen siempre hay un pensamiento, un recuerdo o una intuición que se plasma en un croquis o en una pequeña maqueta conceptual. Pero enseguida continuamos proyectando en equipo, no solo nosotros dos, sino también con un número reducido de arquitectos que, desde hace tiempo, comparten nuestras ideas y forma de trabajo. La colaboración entre nosotros es siempre conjunta en los inicios y, en una segunda fase, el grado de dedicación de cada uno varía según las circunstancias de cada proyecto.
Ambos sois profesores en reconocidas instituciones, como la Universität der Künste de Berlín o la Escuela de Arquitectura de la Universidad Europea de Madrid.

“En el origen siempre hay un pensamiento, recuerdo o intuición que se plasma en un croquis o en una pequeña maqueta conceptual”

¿Cómo inculcáis vuestro modo de entender la arquitectura a vuestros alumnos?

ES. Transmitimos lo que pensamos: que tenemos una gran responsabilidad porque la arquitectura es capaz de condicionar enormemente la vida de las personas, hasta un grado mucho mayor de lo que la gente cree. El lugar donde habitamos, donde trabajamos, donde estudiamos, las calles y plazas por donde paseamos, determinan inconscientemente nuestra actitud ante la vida. Como profesores, enseñamos a los alumnos la importancia de las proporciones de un espacio, la atmósfera de un lugar de trabajo, los materiales y sus cualidades perceptivas… Todos estos aspectos dependen, en definitiva, de la sabiduría del arquitecto.

FN. Una línea trazada erróneamente en un plano que luego se construye, un elemento mal dimensionado o una orientación equivocada harán que mucha gente actúe de manera muy distinta a como lo haría en caso contrario. Les decimos también a los alumnos que es necesario ser persistente y optimista, sin esas cualidades se vuelve casi imposible llegar a construir las ideas.

Memoria e innovación, ¿cómo combinarlos en un mismo encargo?

ES. La memoria atañe a los aspectos más subjetivos de un proyecto: nuestras experiencias, recuerdos, imágenes, intenciones. Es el espejo en que nos miramos a nosotros mismos. La innovación es, por el contrario, la ventana que mira hacia la realidad: representa los aspectos objetivos de la arquitectura y se vincula a la sociedad, la tecnología, el medio ambiente, la economía. Ambos, memoria e invención, son necesarios y complementarios.

Y elementos como la luz, ¿qué papel juegan? ¿Podrías llevar la teoría a algún caso práctico que hayáis llevado a cabo en vuestro estudio?

FN. En todos nuestros proyectos existe una reflexión en torno a la luz natural y cómo se introduce y afecta a los espacios arquitectónicos. Luz, materia y espacio están íntimamente relacionados. Si tenemos que destacar algún proyecto en el que la luz juega un papel esencial mencionaríamos nuestros museos: Madinat al Zahra, C3A Córdoba, Moritzburg, San Telmo, Lugo. En todos ellos la luz cenital modela y define las secuencias de espacios interiores.

“La memoria atañe a los aspectos más subjetivos de un proyecto: nuestras experiencias, recuerdos, imágenes, intenciones”

Hablando de museos… Es un hecho que vuestra arquitectura se asocia al arte y la cultura, ¿de qué manera ayudan estos espacios a poner en alza lo que se expone en ellos?

ES. La arquitectura de los espacios culturales no solo debe dar solución funcional a los requerimientos de cada programa, sino que, en otro nivel, debe establecer un diálogo con la memoria y con la historia. Nuestros edificios de museos siempre establecen ese diálogo, si bien tienen en cada caso un distinto grado de relación con la propia obra expuesta. En algunos proyectos, como Moritzburg —con los cuadros expresionistas— o el Castillo de la Luz —con las esculturas de Martín Chirino—, las obras conversan directamente con el edificio. Desafortunadamente, también se han dado otros casos en los que el proyecto expositivo fue realizado independientemente, sin nuestra intervención, y existe una disociación entre el espacio y lo que se expone.

Arquitectura, música y paisaje se dan la mano en el Centro Arvo Pärt, en Estonia. ¿Cómo habéis logrado integrar estos tres pilares? ¿Qué se busca con él?

FN. El proyecto del Centro Arvo Pärt ha sido una inusual experiencia de colaboración entre un gran artista —el compositor estonio— y nosotros como arquitectos. La música esencial y profunda de Arvo Pärt es interpretada en nuestro edificio en relación al sobrecogedor paisaje del bosque de grandes pinos en el que se ubica. Concebimos un espacio arquitectónico fluido y continuo donde el silencio, el ritmo y la armonía son términos que no solo describen la estructura de la composición musical, sino también la percepción del espacio arquitectónico.

“En Arvo Pärt concebimos un espacio arquitectónico fluido y continuo donde el silencio, el ritmo y la armonía son términos que describen la percepción del espacio arquitectónico”

¿Hay alguna obra que consideréis que haya marcado un punto de inflexión en vuestra trayectoria?

ES. Madinat al Zahra, por la íntima vinculación de la idea generadora con el paisaje arqueológico; C3A, por la experimentación en la estructura geométrica y su construcción; Moritzburg, por la interpretación de la historia, y el anteriormente mencionado Arvo Pärt, por el diálogo entre paisaje, música y arquitectura.

¿En qué estáis trabajando actualmente?

ES. Entre otros proyectos, en el Archivo de las Vanguardias del siglo XX en Dresden, el Museo y Centro de la firma Montblanc en Hamburgo, la ampliación del Museo Sorolla en Madrid, y dos edificios terciarios y de hotel en Múnich.

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