fbpx

Arte en fachadas

INDAR5El artista bilbaíno Jesús Jáuregui se ha especializado en crear imágenes fotográficas en gran formato destinadas a ser incorporadas en las placas que conforman las fachadas ventiladas. Celulosas Vascas o Indar ya cuentan con este tipo de obras artísticas en sus sedes, que permiten crear imagen de empresa.

Los edificios que tienen como destino un uso industrial suelen caracterizarse por su sencillez formal y por su total ausencia de elementos decorativos, descontando algún eventual logotipo corporativo. Sin embargo, su fachada, que en numerosas ocasiones se trata de un muro corrido apenas horadado por vanos, se presta a ser considerada como un enorme lienzo donde volcar representaciones artísticas.

Jesús Jáuregui es un artista bilbaíno. Aunque en su currículum sólo se hace mención a sus facetas como escultor, pintor y grabador, sus trabajos no conocen fronteras. Su relación con la arquitectura comenzó en México, donde residió durante 18 años. Allí trabajó en el estudio del arquitecto Sordo Madaleno, incorporando principalmente esculturas a las construcciones y, poco a poco, fue aumentando su responsabilidad hasta llegar a diseñar volumetrías de edificios.

En los últimos tiempos, Jáuregui explora el gran formato en sus obras y, precisamente, tiene en las fachadas de edificios industriales el soporte más adecuado a su trabajo. Su actual empleo en un laboratorio de impresión digital, en el que experimenta con grandes formatos y altísimas resoluciones, posibilita estas obras fotográficas de tamaño gigantesco.

INDAR7

Su primera obra en este sentido se localiza en el edificio de Celulosas Vascas de Amorebieta (Vizcaya), donde instaló gigantescas imágenes fotográficas en la fachada exterior, de 12 metros de altura y 180 metros de ancho. El soporte para las imágenes fue laminado estructural de Formica, en el que plasmó imágenes de los bosques aledaños.
Este mismo año ha finalizado una obra en la sede de la empresa Indar, en Beasain (Guipúzcoa). Anteriormente, Jáuregui ya había realizado una escultura para un edificio de la compañía, que hacía de umbral y entrada del mismo pero, tras un incendio, decidieron construir una nueva planta y le llamaron para decorar la fachada. El resultado es una piel arquitectónica decorada con motivos abstractos en blanco y negro pero que, estudiados detenidamente, muestran a qué hacen referencia: los motores que se fabrican en su interior.

Poética del entorno
“El objetivo nodular es para mí la expresión”, afirma el artista. “Para ello me he servido de elementos de los motores que ahí se producen, información que he utilizado libremente para construir una abstracción de geometrías en pos de una expresividad de fuerza, de secuencias expansivas”.

Uno de los objetivos de Jáuregui, a la hora de abordar estos proyectos, es otorgar categoría artística a un edificio que, de otro modo, pasaría inadvertido. “Intento enriquecer la inevitable presencia de la masa del edificio; ya que estará ahí de todas formas, intentemos convertirlo en expresión humana, en poética del entorno”, explica.
 

Artículo anterior
Artículo siguiente
artículos relacionados