El arquitecto italiano Renzo Piano añade una nueva obra singular a su extensa lista, y de paso, regala a Londres el edificio más alto de Reino Unido. The Shard, con casi 310 metros de altura, será una ciudad vertical, de uso mixto, en la que trabajarán diariamente unas 7.000 personas, a los que hay que sumar los turistas que se acerquen a contemplar las mejores vistas sobre la ciudad.
Tras años de bocetos, especulaciones, cambios de propietarios y diferentes crisis mezcladas, el faraónico proyecto de ciudad vertical ideado por Renzo Piano para Londres, conocido como The Shard, ha comenzado, por fin, con sus primeros trabajos de construcción.
El rascacielos a orillas del río Támesis diseñado por el arquitecto italiano no es uno más: por altura, ubicación, uso y forma se convertirá en un nuevo icono de la metrópoli británica. Precisamente, del literario río tomó Piano la inspiración para dotar al edificio de su morfología de pirámide de cristal. “La forma de la torre es generosa en su base y estrecha en su parte superior, desapareciendo en el aire como un pináculo del siglo XVI o el mástil de un barco. La arquitectura de The Shard está firmemente basada en la forma histórica de los mástiles y las agujas de los edificios”, ha afirmado su autor.En realidad, la fachada de la torre está formada por varias facetas de cristal (la palabra shard se puede traducir por fragmento) que tienden a confluir en la cima del edificio, pero que nunca llegan a hacerlo.
Según cuenta el propio arquitecto, durante el primer encuentro informal con su cliente brotó la semilla de lo que se convertiría más adelante en The Shard: unos trazos rápidos de la ágil mano de Piano sobre la parte trasera del menú del restaurante en el que se encontraban bastó para convencer a su interlocutor de que la forma de la torre que estaba buscando debería ser más ancha en su base y adelgazar a medida que ganaba en altura. Varias eran las razones para ello: distorsionaría lo menos posible el skyline londinense, minimizaría al máximo la inevitable sombra del rascacielos y respondería a la lógica de reparto de espacios y plantas para la diversidad de usos a los que estaría destinada.
El rascacielos, que alcanzará, según las previsiones, los 306 metros de altura –se convertirá en el más alto de Reino Unido y uno de los más altos de Europa–, tendrá un uso mixto: restaurantes, comercios y oficinas en las plantas bajas, un hotel regentado por la cadena de lujo Shangri-La en las plantas intermedias, apartamentos y un mirador en las superiores. Se calcula que este nuevo polo turístico podría atraer a unos dos millones de visitantes anualmente. En total, 70 plantas y 90.000 m2.
Los sistemas de circulación se han ideado para que los usuarios del hotel no se crucen con los trabajadores de las oficinas ni con los visitantes a los miradores. Por ello, en la planta baja se han situado tres entradas diferentes, independientes y sin conexión entre sí.
La construcción de la inmensa torre se enmarca dentro de un proyecto urbanístico de mayor calado, el London Bridge Quarter, que incluye, además, la construcción de un edificio de menor envergadura –bautizado como London Bridge Place–, destinado exclusivamente a albergar oficinas en sus 17 plantas y casi 39.000 m2 de superficie. Este edificio cuenta con la presencia de amplias terrazas en diferentes alturas, que permiten disfrutar de unas vistas excepcionales sobre el río Támesis.
MÁS EN NAN 46
