Al hotel Bali de Benidorm, el más alto de Europa, le ha salido un serio rival: Torre Lúgano, el rascacielos de mayor altura de la ciudad. Con 42 plantas y 158 metros de altura, es un edificio grácil y rotundo, hecho de hormigón blanco resplandeciente y láminas de cristal. Su autor, el arquitecto Adolfo Rodríguez.
TEXTO: Leticia Gil de Biedma
El skyline de Benidorm es una imagen grabada en la retina de muchos ciudadanos del mundo. Una panorámica singular de uno de los complejos turísticos con mayor éxito internacional, objeto de estudio en múltiples escuelas de arquitectura y modelo que se está implantando actualmente en ciertos puntos de Europa. En las últimas décadas, ha crecido el número de detractores de este sistema de ciudad vertical, por considerarlo extremadamente dañino con el medio ambiente y que ponía en peligro la supervivencia de la costa española. Esta ofensiva desembocó en la tendencia de construir lugares de veraneo en los que predominan las urbanizaciones dispersas de adosados, por considerarlas menos agresivas con el entorno.
Sin embargo, en la actualidad se ha detectado un nuevo vuelco hacia la arquitectura intensiva en altura como una fórmula más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. En este sentido, el arquitecto Adolfo Rodríguez, autor de Torre Lúgano, quiere precisar que, en sí misma, la verticalidad de los edificios no implica sostenibilidad, quizá lo contrario: “Solamente si la edificación en altura se acompaña de una planificación urbana comedida, en la que los espacios libres sean los protagonistas del crecimiento, entonces sí se puede hablar de arquitectura sostenible”. Éste es tal vez el criterio que ha predominado a la hora de levantar Torre Lúgano.
Como la parcela está ubicada en la montaña de Sierra Helada, lo que se buscó es potenciar al máximo la indudable belleza del entorno. Por ello, la torre se levantó en la zona cercana a la playa de Levante, en su área inferior, y de esta manera se liberó el resto de la parcela, que asciende con la montaña respetando la vegetación y los espacios naturales existentes y dejando una gran cantidad de suelo para zonas verdes. Gracias a esta decisión podemos contemplar: “Un edificio que nace de la montaña, fundiéndose con la misma en sus primeras plantas, para buscar el cielo y las vistas privilegiadas de mar y montaña que lo rodean”. En definitiva, la parcela en la que está enclavada Torre Lúgano ocupa un total de 59.901,04 m2, de los cuales la proyección del edificio representa 633,02 m2, dejando libre una superficie natural para pasear de 59.268,02 m2.
