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El estudio Arquitectura Invisible se encarga del cocktail bar «Hijos de Tomás», en el Hotel Thompson

Durante la construcción del hotel de lujo Thomson Madrid, un espacio subterráneo de aproximadamente 200 metros cuadrados quedó en suspenso, esperando una definición. Bajo la tierra, rodeado por pilares de hormigón y sin ventanas, este lugar parecía destinado al olvido en medio del bullicio de las obras. Sin embargo, para la Familia La Ancha, este espacio representaba una oportunidad única de dar vida a un proyecto ambicioso y único en su género.

Tal como explican desde el estudio Arquitectura Invisible, Tomás y sus aleatorios hijos son los misteriosos personajes que le han dado la personalidad a lo que tenía que convertirse en uno de los garitos de la noche madrileña.

El proyecto se asienta sobre un sótano bien enterrado bajo tierra y sin ventanas, un espacio interrumpido por unos grandes pilares de hormigón que servían de estructura al edificio de 8 plantas. O lo que es lo mismo, la localización de la antigua iglesia de San Luis Obispo, en particular, el altar y sus capillas laterales.

Curioso, ya que justo lo que el estudio quiere es crear un espacio con un tinte provocador en un hotel de la familia Hyatt. Además, tenía que contrastar con la estética del hotel, romper con ella. En esta línea, el acceso al local fue uno de los conceptos más estudiados, ya que era completamente clave para conseguir este efecto de ruptura.

Panorámica del piano bar.

Entradas clandestinas

Tratándose de un local “secreto”, el acceso se tuvo que descontextualizar por completo del lugar en que se insertaba. Por ello, lo primero que uno se encuentra es una chapa deployé de acero negro con pinta de verja. Al fondo, sólo un neón sobre un gran telón de terciopelo que cae, plomizo, desde el techo. Abajo, un agujero oscuro se abre en la tierra. No hay puerta a la vista.

Puede accederse también a través de otro espacio que sigue siendo de la familia La Ancha. Desde el obrador bistró ‘The Omar’ se accede a ‘Hijos de Tomás’ a través de unos aseos que comparten.

Por el día, este aseo sirve sólo al restaurante The Omar, mientras que por la noche da servicio a la coctelería, haciendo posible a quien cene en The Omar, acceder directamente al piano bar para tomar una copa.

El haber aunado los aseos de ambos comercios, ha conseguido ampliar el espacio de ambos locales.

Los aseos

Tras bajar por unas escaleras que parecen ingrávidas, se llega a la antesala de los aseos, de hormigón con mucha textura y aspecto urbano. Pero cuando la puerta se abre, se puede ver un aseo elegante de mármoles y maderas. Se incluye además un espejo que por el día te refleja, pero por la noche te muestra el local, sin ser tú visto desde el interior.

El piano es el gran protagonista en una atmósfera clásica

Abajo, entre contrastes de luz, superficies retroiluminadas, textiles, maderas y reflejos, se encuentra en posición protagonista un gran piano de cola. A su alrededor, un espacio concebido para la gente. Y al otro lado, los pilares ya mencionados.

Unos techos artesonados de madera acotan el local. Estos se hacen “infinitos” mediante un mecanismo arquitectónico, el uso de los espejos en las paredes laterales. Estos espejos reflejan los artesonados, generando la sensación de estar en un espacio más ancho. Los techos, altos, se convierten así en algo más cercano, más amable. La sala, tan alargada, se percibe más corta. El espacio se equilibra de este modo, haciendo a uno sentirse cerca del piano, esté donde esté.

No sólo está la madera presente en los techos, sino que envuelve las paredes, conforma los muebles y enmarca los pilares de hormigón.

Vista del piano en el local.

El uso de la moqueta

Que el suelo de una discoteca sea de moqueta parece una propuesta arriesgada, sin embargo, existen soluciones técnicas limpiables, que permiten hacer uso de ellas en este tipo de espacios, impidiendo patinazos tras la caída de una copa y dotando al espacio de una sensación de escala humana, compensando los techos tan altos.

Los suelos enmoquetados hacen mullida la pisada. Su tono oscuro y líneas clásicas aportan calidez y comodidad. Además, las características absorbentes a nivel acústico de las moquetas ayudan a tener una experiencia sonora de mayor nitidez.

Barra del bar

Una barra sofisticada y reservados

Revestida en madera y con encimera de piedra natural, recorre prácticamente todo el local. Las molduras en su frente no se podían escapar a un bar que tiene mucho de clásico.

En realidad, se trata de 3 barras en 1. La central, desde la que se da servicio a la zona principal. En sus extremos, una destinada a la preparación de los cócteles; la otra, más próxima a los reservados, se convierte en la barra VIP.

El estudio explica que les hubiera gustado convertir las antiguas capillas en los reservados porque se hubiera generado una configuración muy natural. Sin embargo, por cuestiones de espacio, flujos y funcionamiento, hubo que aglutinar los reservados en uno sólo, creando así la zona VIP.

Los reservados se encuentran en una posición más elevada que el resto del local, por lo que tienen unos techos más bajos, lo cual ayuda a generar una atmósfera de mayor privacidad y recogimiento, en la que poder conversar. A su vez, gracias a su posición elevada, permite, de un vistazo, estar al tanto de lo que sucede en el local.

La madera, esta vez en el pavimento, aporta sensación de calidez y de calidad. Las paredes se envuelven de textiles, para hacerlas más blandas visualmente. Por último, el mobiliario, con sofás Chester en color rojo intenso y luminarias con flecos rococó, crean un ambiente aristocrático, muy a lo Vito Corleone.

Iluminación del espacio.

Iluminación oscura y teatral

Una iluminación jerarquizada y ordenada con precisión aportan teatralidad e intensidad. La iluminación quiere generar, por un lado, un aura de misterio, por lo que la oscuridad y las sombras juegan un rol fundamental; por el otro, llamar la atención sobre los protagonistas del espacio: las botellas, la barra, las mesas, el piano. Además, las luces indirectas que iluminan los materiales, resaltando las diferentes texturas y tiñendo de color el aire, sirven para aportar luz en planos secundarios.

Todo ello se resuelve con una temperatura de color cálida, más próxima al tono del fuego y, por tanto, de la noche. Por último, no podrían faltar las velas que iluminan los rostros y generar un ambiente romántico y atrayente.

Fotografías: Luz Estudio

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