La primera edición del Premio NAN a la Mejor Integración de la Energía en la Arquitectura ha galardonado una vivienda unifamiliar sencilla y económica, pero en la que sus autores, KOA Arquitectura, han ideado una envolvente dinámica que responde de manera diferente ante el calor y el frío.
Texto: Eduardo López-Jamar
La obra ganadora del I Premio NAN a la Mejor Integración de la Energía en la Arquitectura planteaba, en su fase de proyecto, una serie de interesantes retos a los que sus autores debían encontrar una solución. El encargo era el de una vivienda unifamiliar económica en la localidad de Cintruénigo, perteneciente a la Ribera Navarra, al sur de la Comunidad Foral. Esta comarca registra uno de los mayores índices de horas de sol al año, por lo que la vivienda podría ser un magnífico laboratorio del tratamiento de la luz y energía solar en la arquitectura.
Los tres integrantes principales de KOA Arquitectura, Fernando Oíza, Enrique Kahle y Michel Arauzo, se plantearon, desde los primeros bocetos, asentar su construcción sobre las fuertes raíces de la sabia tradición arquitectónica mediterránea, pero sin renunciar a las ventajas de los materiales y sistemas constructivos contemporáneos. Además, se propusieron intentar que la respuesta climática de la vivienda se comportase de manera dinámica, es decir, que se adaptase a las diferentes condiciones de temperatura y soleamiento exterior.
“La presencia de una enorme huerta solar próxima a la parcela nos hizo reflexionar sobre el balance energético interior-exterior del edificio”, cuentan los autores de la obra. “Como consecuencia de ello”, detallan, “se planteó como reto añadido estudiar la envolvente de manera que se optimizara el intercambio de energía que se produce a través de la misma”.
