Uno de los ponentes del Espacio NAN Sostenibilidad celebrado el 23 de mayo en Madrid fue Francisco Arévalo, del estudio Rafael de la Hoz. En nuestro evento compartió una visión detallada de un reciente e innovador proyecto de oficinas en Madrid.
Sobre el edificio de oficinas, Arévalo destacó la creciente preocupación por la sostenibilidad y el consumo energético. «Nos pedían un consumo cero desde las instalaciones generales del edificio con todas las características de cerramientos, coeficientes de transmisión y consumos previstos para la energía primaria tanto renovable como no renovable», explicó. Además, el proyecto debía cumplir con diversos sellos y certificaciones como LEED Platino, WELL y Zero Carbon.
La propuesta del estudio se basó en cinco estrategias principales, siendo la forma del edificio una de las más importantes. «Cuanto más compacto mejor», afirmó Arévalo, detallando que optaron por un diseño triangular debido a su eficiencia en la relación entre superficie y fachada. «En Madrid, la fachada norte es la que mayor pérdidas de calor tiene. Por eso, dimos la menor superficie posible a esa orientación», agregó.
El diseño incluyó una fachada inclinada que optimiza la protección solar y mejora la eficiencia energética del edificio. «Planteamos un muro cortina con un panel inclinado que protege del sol en el interior de la oficina», explicó Arévalo. Esta solución no solo mejora la eficiencia energética, sino que también contribuye a la estética moderna del edificio.
Para alcanzar el objetivo de consumo energético cero, se implementaron paneles fotovoltaicos en la cubierta, fachadas y zonas de aparcamiento. «Con estas superficies, unas 3400 metros cuadrados, conseguíamos durante un año el consumo cero respecto a las instalaciones generales del edificio», señaló Arévalo.
El edificio también incorpora numerosas características sostenibles, como el reciclaje de agua, espacios sociales y áreas deportivas. «La tendencia en los últimos años es que las oficinas se parezcan más a un hogar, con espacios de reunión y sociabilización», comentó Arévalo. Estos elementos no solo mejoran la calidad de vida de los ocupantes, sino que también fomentan un ambiente de trabajo más colaborativo y saludable.
En términos de diseño interior, el edificio cuenta con un núcleo central que maximiza la luz natural y promueve el uso de escaleras en lugar de ascensores. «Planteamos una losa pesada y terrazas en cada planta, integrando vegetación y espacios de relax», describió Arévalo. Esta configuración permite una gran flexibilidad, pudiendo adaptarse desde un solo inquilino hasta seis, sin necesidad de modificaciones significativas.
El resultado final es un edificio que combina eficiencia energética, sostenibilidad y bienestar de los ocupantes. «El edificio tiene una apariencia blanca y moderna, con pliegues de fachada que no solo son estéticamente agradables, sino también funcionales», concluyó Arévalo.
