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Casa Villafranca: la casa solemne

Diseñado por OOIIO Arquitectura y construido entre 2020 y 2024, este proyecto se encuentra en Villanueva de la Cañada, Madrid, y abarca una superficie de 710 m².

Casa Villafranca, diseñada por OOIIO Arquitectura, es un proyecto integral donde se ha cuidado hasta el último detalle dentro y fuera de esta rotunda pieza de arquitectura doméstica. Una vivienda con vocación urbana, que mira más allá de su vallado perimetral, mostrándose como un gran objeto de diseño que domina su entorno residencial tranquilo y agradable.

La vivienda se encuentra muy próxima a Madrid en una amplia parcela rectangular, plana y rodeada de otras viviendas unifamiliares todas con su jardín y espacio suficiente alrededor. Un contexto muy monótono y tranquilo, ideal para la vida familiar, donde la mayoría de las edificaciones son bastante endogámicas en cuanto a la relación con su entorno inmediato: dialogan únicamente con su propio jardín y no miran más allá de los límites de su parcela.

Relación con el entorno

«Uno entra en su casa atravesando un muro lo suficientemente alto y denso para que no le vea nadie una vez que cruce esa frontera doméstica», explican desde el estudio. «Desde tu vivienda no buscas ver la calle, como si cada parcela fuese un oasis al que llegar y disfrutar de tu burbuja, protegiéndote del mundo exterior. Quizá por eso se da la circunstancia que en esta urbanización no hay aceras por las que pasear, se han convertido en extensiones de los jardines. Aquí llegas siempre en coche».

Sin embargo, no era ese el objetivo buscado en el proyecto. Casa Villafranca se diseñó partiendo de una estrategia diferente, se trata de un edificio al que sí le interesa su entorno.

Justo enfrente de la vivienda hay un bonito y amplio boulevard donde crecen imponentes álamos, encinas y algunas coníferas sobre una pradera verde. «Sin duda había que incorporar ese espectáculo natural al interior de la casa ¡estaba ahí delante!», enfatiza el estudio.

Tras estudiar el soleamiento de la parcela, los arquitectos decidieron plantear una vivienda muy racional y compacta desarrollada en planta como un gran rectángulo ocupando toda la extensión longitudinal del terreno, para así liberar espacio como jardín que acompaña a toda la casa en su parte trasera.

Una vivienda de tres niveles

La vivienda tiene 3 niveles: sótano, planta baja y primera. Se aprovecharon las tierras excavadas para ejecutar ese sótano repartiéndolas por el propio lugar, evitando así emisiones de C02 con su transporte y retirada y subiendo la cota del jardín y la casa en planta baja, de forma que la vivienda se asoma por encima de su vallado perimetral a esa estupenda alameda de enfrente.

Es precisamente en sección donde se entiende la intencionalidad del diseño de esta casa. La planta baja, donde se desarrolla la vida diaria familiar, está completamente abierta e integrada con el jardín trasero, y a la vez extiende su vista hacia los árboles del entorno, aumentando así enormemente la sensación de amplitud y espacio, incorporando la naturaleza del entorno en el día a día del interior.

Una gran “C” pétrea y rotunda da personalidad y carácter urbano a la vivienda. Se trata en realidad de una estrategia arquitectónica que busca potenciar al máximo la expresividad geométrica de las extensiones de los forjados de planta baja y primera para crear porches y terrazas. Espacios intermedios que sirven de tránsito entre el interior y exterior, cuyo objetivo no es otro más que proteger mediante métodos pasivos la casa del fuerte sol madrileño, creando un agradable preámbulo alrededor de toda la casa para poder disfrutar al máximo del exterior en los días de buen clima en familia, ayudando a su vez al ahorro energético.

Cuando uno se sitúa frente a la casa, le sorprende el peso de su arquitectura, el carácter tectónico de sus potentes formas cuidadosamente compuestas y estudiadas para transmitir sensación de contundencia y elegancia.

Algo a lo que sin duda contribuye la gran columnata que marca todo el desarrollo de la fachada oeste. Precisamente en ese punto donde los vuelos de los porches no podrán proteger el interior de la casa de la incidencia del caluroso sol bajo en las tardes de verano, una sucesión de piezas verticales que cuelgan del forjado superior proyectan sombras sobre la fachada, como un gran velo, una celosía. Se genera así un espacio protector a la vez que marcan ritmo y dan ese carácter aún más señorial a la fachada, precisamente la que se abre a la vía principal de toda la urbanización.

Al entrar a la casa, tras cruzar el recibidor poniéndote en el eje de ese espacio porticado que dejan las pilastras, se descubre un gran espacio: salón, comedor, biblioteca, cocina abierta, sin un solo pilar en medio totalmente abierto al jardín. Un espectáculo de amplitud, luz y diseño, donde se ha trabajado hasta el último detalle de su interiorismo, «que se convierte en un lugar extraordinario y agradable cuando por la tarde la luz tamizada de las copas de los árboles atraviesa las pilastras y parece que todo vibra, como cuando uno pasea entre árboles por un bosque», explican desde el estudio.

Casa Villafranca OOIIO Arquitectura 041 1 1

En el diseño de interiores de la vivienda se ha querido dar continuidad al carácter escultórico monumental de su arquitectura, diseñando piezas también de geometría clara y contundente como la propia casa, para destacar aquellos rincones más importantes para la vida diaria de la familia, como la mesa del comedor, el frente del salón donde está la chimenea y la televisión, los baños o los cabeceros de las camas.

Se han utilizado materiales de primera calidad, elegidos por sus cualidades plásticas y las sensaciones que transmiten, todos combinados en tonos crema, grises, madera, azules y verdes. El color, las texturas, y las combinaciones de materiales y mobiliario, así como la iluminación artificial están estudiadas al detalle para crear una sensación de confort total y alegría.

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