Las lanas minerales son las grandes aliadas del aislamiento en las edificaciones Passivhaus. También son aconsejables en cualquier promoción de obra nueva o rehabilitación, aunque esta no tenga el objetivo de cumplir todos los estándares Passivhaus, pero sí mejorar el aislamiento contra el frío y el calor, sin perjudicar la protección ante otros fenómenos como el ruido o el fuego. Sus altas prestaciones en todos estos ámbitos contribuyen a mejorar el confort y el ahorro energético, así como a reducir su impacto ambiental.
El estándar Passivhaus es un método de construcción que busca reducir al mínimo el consumo de energía de los edificios, garantizando al mismo tiempo un alto nivel de confort térmico y calidad del aire interior.
Para lograrlo, se basa en seis principios básicos: aislamiento térmico, ventanas de alta eficiencia, ausencia de puentes térmicos, ventilación mecánica con recuperación de calor, hermeticidad al aire y diseño bioclimático.
El aislamiento térmico es uno de los aspectos más importantes del estándar Passivhaus, ya que permite crear una envolvente térmica que protege el interior del edificio de las condiciones climáticas exteriores, evitando las pérdidas o ganancias de calor no deseadas. De esta forma, se consigue mantener una temperatura interior constante y agradable, sin necesidad de recurrir a sistemas de calefacción o refrigeración convencionales, que suponen un alto consumo de energía y emisiones de CO2.
Para conseguir un buen aislamiento térmico, se debe elegir un material aislante adecuado, que tenga una baja conductividad térmica, una buena resistencia al fuego, una baja absorción de agua y una larga durabilidad. Además, se debe aplicar el aislamiento de forma continua y homogénea en todas las superficies de la envolvente térmica, evitando los puentes térmicos, que son zonas donde el aislamiento se interrumpe o se reduce, provocando fugas de calor.
Entre los diferentes materiales aislantes que existen en el mercado, las lanas minerales son uno de los más utilizados y recomendados para el estándar Passivhaus, por sus múltiples ventajas y prestaciones, capaces de rebajar el recibo energético en más del 50% en muchos casos.
Se trata de un producto de origen natural, que se obtiene a partir de la fusión de rocas volcánicas (lana de roca) o de arena de sílice (lana de vidrio), que se someten a altas temperaturas y se transforman en fibras. Tiene una conductividad térmica muy baja, lo que significa que ofrece una alta resistencia al paso del calor. Además, tiene una elevada inercia térmica, lo que le permite acumular calor y liberarlo de forma gradual, contribuyendo a estabilizar la temperatura interior y a que, tanto la demanda de calefacción como la de refrigeración, estén por debajo de los 15 kWh/m²año, tal y como exige el estándar.
Características destacadas de las lanas
Las lanas minerales tienen también una excelente capacidad aislante acústica, ya que las fibras que la componen actúan como absorbentes del sonido, reduciendo la transmisión de ruidos entre el exterior y el interior del edificio, y mejorando el confort acústico de los habitantes. Asimismo, es un material no combustible, que tiene una clasificación de reacción al fuego Euroclase A1, lo que significa que no contribuye a la propagación del fuego ni genera humos ni gases tóxicos en caso de incendio.
A estas características hay que añadir que no se degrada ni se altera con el paso del tiempo, ni por la acción de agentes biológicos como hongos o bacterias. Tampoco se ve afectada por los cambios de temperatura o humedad, ya que tiene una baja absorción de agua y una buena permeabilidad al vapor, lo que evita la formación de condensaciones y moho en el interior de la envolvente térmica, teniendo un efecto positivo en la salud de las personas.
Las lanas minerales son respetuosas con el medio ambiente, se fabrican con materias primas abundantes y renovables, y con un bajo consumo de energía. Además, son reciclables y se pueden reutilizar al final de su vida útil, evitando la generación de residuos y el impacto ambiental asociado.
Pueden aplicarse en diferentes sistemas constructivos, tanto en obra nueva como en rehabilitación, ya sea en edificios residenciales como no residenciales. Y se pueden colocar por el interior o por el exterior de la envolvente térmica, en función de las características y necesidades de cada proyecto.
Algunos de los sistemas más habituales
Sistema de aislamiento térmico por el exterior (SATE)
Consiste en fijar al muro exterior del edificio una capa de aislamiento de lana mineral, que se recubre con un mortero y una capa de acabado. Esto permite eliminar los puentes térmicos, mejorar la estanqueidad al aire y proteger la estructura del edificio de las agresiones climáticas.
Sistema de fachada ventilada
Donde se crea una cámara de aire entre el muro exterior del edificio y una capa de aislamiento de lana mineral, que se reviste con un material de acabado, que puede ser cerámico, metálico, de madera, etc. Permite crear una ventilación natural que favorece la evacuación de la humedad y el calor, mejorando el comportamiento térmico y acústico del edificio.
Sistema de fachada ligera
Consistente en sustituir el muro exterior del edificio por una estructura metálica o de madera, que se rellena con una capa de aislamiento de lana mineral, y se cierra con un material de acabado, que puede ser de yeso, de madera, etc. Este sistema permite reducir el peso y el espesor de la envolvente térmica, aumentando la superficie útil del edificio y facilitando su montaje.
En AFELMA hemos elaborado una serie de pliegos técnicos con recomendaciones para establecer las condiciones en las que se debe desarrollar un proyecto de aislamiento con lanas minerales. Están disponibles para su consulta en nuestra página web: afelma.org
