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El estudio Vázquez Consuegra bucea a través del nuevo Museo del Mar de Trieste

Esta propuesta de intervención en el edificio del Magazzino 26 del italiano Porto Vecchio de Trieste, a cargo del estudio Vázquez Consuegra, viene a resolver no solo su recuperación histórica a través de la rehabilitación integral del edificio, sino dotarlo de un nuevo uso cultural: el Museo del Mare. Se trata, por tanto, de la reactivación de lo antiguo con una reutilización contemporánea. De incorporarlo al ciclo de vida de la ciudad.

Trieste Sezione Porto

Esta intervención viene presidida por una actitud que se distancia tanto de la relación filológica con la historia, es decir del mimetismo o camuflaje historicista, como de la posición de contraste, propia de una cierta tradición de la modernidad, transitando en esa franja intermedia que busca conseguir una trabazón armoniosa y coherente con la arquitectura existente.

El estudio trata de encontrar una tercera vía, una vía intermedia entre ambas posiciones extremas. Una vía más próxima al establecimiento de relaciones de analogía con el viejo edificio, con el objetivo de encontrar una arquitectura que no implica discontinuidad ni ruptura, en la que deberá producirse una cierta interacción entre los lenguajes innovativos de la modernidad y aquellos otros consolidados de la historia, de manera que entran en resonancia y devienen lenguajes complementarios, procurando, en definitiva, una cierta continuidad física e histórica.

Trieste Interior

La propuesta se distancia de una cierta actitud reduccionista que trata de fosilizar la historia, al fijarla y anclarla en un solo momento histórico, aquel de su construcción inicial, e impidiendo la incorporación, a lo largo del tiempo, de nuevas aportaciones arquitectónicas que pudieran enriquecer sus valores patrimoniales.

En esta nueva operación transformadora de la vieja estructura, las nuevas aportaciones de cultura habrán de conformar junto a la arquitectura existente un nuevo todo, una nueva totalidad arquitectónica. Y en esta línea de nuevas incorporaciones a la arquitectura histórica es importante señalar que las actuaciones capaces de dotar de una mayor significación a la intervención se han producido siempre sobre el eje vertical, ya que las adiciones o intervenciones laterales suponen siempre extensiones de la forma primitiva del edificio.

Trieste Terraza

Tras un análisis pormenorizado de la configuración formal del edificio del  Magazzino 26 y de su relación con su entorno próximo, referido tanto a los edificios vecinos como a los espacios exteriores, la propuesta de Vázquez Consuegra plantea la construcción de un nuevo elemento sobre la cubierta del edificio, en su cuerpo central, y situado en su eje vertical.

Se trata de un elemento liviano, ligero y casi transparente que podrá albergar distintas funciones vinculadas al contenido esencial del Museo del Mar y que, al mismo tiempo, deviene un magnífico mirador sobre el mar, resolviendo así el principal déficit del Magazzino 26, como es su posición en segunda fila en relación al muelle marítimo, y por tanto su escasa o nula relación visual con el mar.

La propuesta plantea la construcción de un nuevo elemento sobre la cubierta del edificio, en su cuerpo central, liviano, ligero y casi transparente

Se podría definir como un volumen doblemente dual, inspirado en la composición formal de la agrupación en dos unidades de las ventanas correspondientes al viejo edificio, y al mismo tiempo dual en su composición de dos estratos superpuestos. Un cuerpo inferior, más opaco, elemento de transición con el edificio existente y un cuerpo superior más transparente, ligero y luminoso. Un faro para el Porto Vecchio de Trieste.

Este nuevo elemento capaz, en su discreción, de teñir de contemporaneidad a esta operación transformadora de las viejas y obsoletas estructuras portuarias, se carga así de una nueva significación simbólica, que habla de una nueva cultura, de un depósito de nuestro tiempo en el viejo edificio. 

Este cuerpo superior, nuevo mirador del Museo del Mare, enteramente de vidrio y resuelto técnicamente para su correcto funcionamiento, podría albergar un espacio de polivalencia cultural, además de una cafetería, que dispondrá de terrazas exteriores con magníficas vistas sobre el mar. El cuerpo inferior, más cerrado, se prevé destinarlo a restaurante, con sus servicios correspondientes, elemento esencial en los contenidos programáticos del Museo, y al mismo tiempo resuelto para su funcionamiento autónomo, fuera del horario de la institución. Un restaurante, de buen tamaño, con vistas al mar y al espléndido paisaje de la ciudad.

Ya en el interior del edificio se llevan algunas operaciones de sustracción de los forjados existentes, correspondientes a las plantas segunda y tercera, con el objetivo de introducir suaves rampas en el recorrido de los flujos de visitantes así como en el cuerpo central. Todo ello a fin de conducir la luz natural en cascada a los espacios centrales más sombríos del edificio.

La adición de bandas transversales, de nueva construcción, a un lado y otro de las grandes salas para dar satisfacción al cumplimiento funcional y normativo del proyecto, completa la intervención.

Se trata, en definitiva, de una intervención conservacionista que se ha planteado desde el respeto y la puesta en valor integral del edificio existente, conservando y cualificando sus magníficos espacios industriales y asegurando, al mismo tiempo, la presencia de sus materiales y texturas de origen.

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