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GRAS Reynés Arquitectos diseña en Mallorca viviendas individuales, apiladas, fácilmente identificables

Nos encontramos ante un complejo residencial ubicado en Palma de Mallorca, en el barrio de la Bonanova, entre el mar y la montaña. Bajo la firma GRAS Reynés Arquitectos, el encargo consiste en 15 viviendas distribuidas en dos bloques de 2500 m2 en total con piscina comunitaria y jardines. Vista Alegre Mallorca viene muy definido por el entorno y el contexto donde se sitúa, un barrio residencial en una posición estratégica en una ladera de fuerte pendiente con buena orientación y vistas a la bahía de Palma.

Las condiciones de la parcela y la normativa dirigen el proyecto hacia dos bloques lineales, de tres alturas, implantados paralelos a la pendiente. De esta forma, se adaptan a la topografía y se minimiza el movimiento de tierras. Cada bloque cuenta con un acceso rodado y peatonal independiente por el vial más cercano.

Los compradores de viviendas en Mallorca, por clima y tradición, demandan espacios exteriores en los pisos, por lo que surge un reto de difícil solución en el proyecto: ¿cómo garantizar las vistas y el acceso y disfrute a espacios exteriores privados generosos en el mayor número posible de pisos? En este sentido, se ha querido dar una identidad a los bloques de manera que se maximicen los espacios exteriores en las viviendas.

En el bloque inferior, con problemas para garantizar vistas, se plantea un edificio mixto que combina en las dos plantas inferiores, que carecen de vistas, cuatro townhouses en dúplex con acceso directo desde la calle, con su jardín privado en la parte frontal y un patio en la parte posterior, con una tercera planta de tres apartamentos, penthouses, con acceso a la cubierta, apoyada sobre los townhouses. Con esta solución las siete viviendas disponen de espacios exteriores de calidad: los townhouses disfrutan de sus jardines en planta baja y las viviendas de la tercera planta de las cubiertas en las que se instalan minipiscinas.

El bloque superior no tiene problemas con las vistas, por lo que se diseña un bloque lineal con tres viviendas en planta baja con sus correspondientes jardines, dos viviendas en la segunda planta intermedia con amplias terrazas frontales, dos viviendas en la tercera planta con terrazas frontales y acceso directo a la cubierta y un dúplex central al que se accede por la planta tercera con acceso directo a la cubierta. Con esta disposición se vuelve a conseguir el objetivo: todas las viviendas con amplios espacios exteriores, incluso la situada en la parte central del bloque. Además, se maximiza el número de áticos, las viviendas de mayor valor comercial.

Este diseño individualizado de las tipologías buscando maximizar los espacios exteriores crea una fachada muy dinámica donde se enfatizan los límites físicos de las viviendas, creando un edificio con mucha identidad, donde las distintas viviendas son fácilmente identificables desde el exterior. De esta forma, se huye de la monotonía usual de la vivienda colectiva transformándola en una colección de viviendas individuales, apiladas, fácilmente identificables.

Esta estrategia para la composición de fachada es un claro ejemplo del aforismo “la forma sigue a la función”. En los espacios intermedios entre los bloques se desarrollan los espacios exteriores y las conexiones entre los bloques, las cuales, dada la topografía del terreno, adquieren importancia y dan cohesión al diseño. Al bloque superior se accede mediante un puente desde la calle, mientras que el bloque inferior conecta con la zona comunitaria de piscina con un conjunto de ascensor y puente.

La materialidad del conjunto parte de la búsqueda de la sostenibilidad y la eficiencia energética, ya que el proyecto se ha diseñado siguiendo las directrices de los edificios de bajo consumo Passivhaus. Toda la envolvente exterior de los edificios se revuelve o con cerramiento SATE o con fachada ventilada de Techlam, creando de esta forma una envolvente de aislamiento continua por el exterior. Las ventanas de aluminio disponen de microventilación y rotura de puente térmico. Los espacios exteriores se revuelven con muros de piedra seca, siguiendo la gran tradición en Mallorca de la construcción de paredes de piedra.

La materialidad del conjunto parte de la búsqueda de la sostenibilidad y la eficiencia energética, ya que el proyecto se ha diseñado siguiendo las directrices de los edificios de bajo consumo Passivhaus

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