Una mínima cabaña de aperos abandonada hace años es objeto de rehabilitación y transformación en vivienda ocasional bajo la firma del estudio MAAV Arquitectos. En esta intervención cristaliza una actitud que procura identificar las morfologías rurales e incorporarse a ellas al ritmo del desarrollo propio de este medio.
Con frecuencia los instrumentos de planeamiento urbano ponen en peligro estas morfologías, propiciando la destrucción de edificios, en ocasiones seculares, por la vía del incremento de edificabilidad. Tal es el caso de esta parcela, destinada a ubicar un edificio de tres plantas que nada tiene que ver con la escala del tejido urbano del pueblo de Ojacastro, en La Rioja. La sensibilidad del criterio de los propietarios, junto a la buena disposición del Ayuntamiento para permitir la actuación, han conseguido frenar la degradación de este rincón del pueblo evitando la pérdida patrimonial que habría supuesto la ejecución del planeamiento.
El interior se concibe prácticamente como un mueble habitable: se construye una ligera casa de madera ocupando el hueco entre los masivos muros de piedra. La reducida superficie obliga a desarrollar todo el programa en un espacio único. Muebles plegables, una cama abatible, un armario que guarda una cocina, espacio de almacenamiento, electrodomésticos, todo ello oculto en las gruesas paredes, pero listo para ser utilizado en cualquier momento.
Respecto a la construcción, se mantienen los muros de piedra, consolidándolos, así como las tejas originales. El entramado de madera de la cubierta, en muy mal estado, se sustituye por otro de madera laminada igualmente dispuesta en espina de pez.