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Una construcción amable, luminosa, sonriente y optimista firmada por Burgos&Garrido Arquitectos

En la nueva sede de la Asamblea Local de la Cruz Roja Española, en Alcorcón, la arquitectura se pone al servicio de los ciudadanos que usarán el edificio, de quienes trabajarán en él, y de quienes tendrán la responsabilidad de cuidarlo y mantenerlo. Y al tiempo, su estructura geométrica y formal rigurosa, permite una organización espacial extraordinariamente compacta, flexible y sencilla y fácil de usar. Se trata de una construcción cálida y luminosa en inverno, y sombreada y fresca en verano, minimizando el consumo de energía que casi llega a ser cero. En definitiva, una construcción amable, luminosa, sonriente y optimista que trasmite con seguridad los valores de la solidaridad y la ciudadanía colaborativa y voluntaria de la Cruz Roja.

El programa se ha resuelto en el edificio con un criterio de accesibilidad y de flexibilidad en el uso, que se materializa del siguiente modo: los almacenes y las áreas de atención al público se encuentran en el sótano y en la planta baja y primera; y las oficinas de gestión y dirección se encuentran en la planta más alta.

Además, el edificio se puede dividir en dos partes, “cortándolo en vertical”. La parte situada al este está ocupada en las tres plantas por el programa de la Cruz Roja de la Juventud, y la que está situada al Oeste, por el resto del programa. Esto es posible gracias a la situación ligeramente descentrada y compacta del núcleo de comunicaciones vertical que articula muy fácilmente estas áreas. El acceso a cada una de estas áreas se produce siempre desde un espacio situado en la crujía central que sirve de circulación y espera.

La posición y compacidad del núcleo de comunicación vertical libera completamente la planta de cualquier servidumbre. Si esto se añade a la disposición sencilla y natural de la estructura geométrica y funcional del edificio en tres crujías permite que casi cualquier organización espacial y programática sea posible. Y, sobre todo, que esta organización espacial pueda cambiar sin problema en el tiempo. La arquitectura propuesta está al servicio de los ciudadanos y del uso del edificio y su economía, no lo condiciona en absoluto y lo enriquece espacialmente, lumínicamente y plásticamente.

El proyecto se ha diseñado con la máxima exigencia bioclimática. Se han empleado técnicas pasivas que permiten minimizar las instalaciones de climatización y sus costes. Han primado, por tanto, la orientación, la protección frente al sol y los sistemas de ventilación natural. Cabe destacar que las particiones interiores se realizan con elementos prefabricados que, aportando flexibilidad también otorgan al edificio inercia térmica. Los paños opacos disponen de aislamiento térmico en su interior, y los transparentes tienen doble vidrio con cámara de aire. Las uniones de los paneles a las subestructuras evitan la transmisión de ruido entre las salas.

Por su parte, las fachadas se diseñan desde el punto de vista de aislamiento pasivo del edificio. La fábrica de ladrillo cara vista pasante por delante de la estructura y los forjados evita la aparición de puentes térmicos. La carpintería es de aluminio con rotura de puente térmico, y los vidrios térmicos bajo emisivos. El trasdosado interior se realiza mediante fábrica de ladrillo para aportar inercia térmica al interior del edificio. La cubierta del edificio, ajardinada con especies tipo sedum de plantación extensiva, no requiere de mantenimiento ni de riego, y aporta el edificio un buen aislamiento térmico.

Se pretende que la Nueva Asamblea Local de la Cruz Roja reduzca al máximo el consumo de energía para su acondicionamiento climático. Para ello, la arquitectura y los sistemas energéticos trabajan de forma integrada, de modo que el edificio se acondiciona de modo pasivo y con energías renovables a lo largo de casi todos los meses del año, necesitando únicamente aportes de energía externos en los momentos más calurosos y fríos. El edificio emplea sistemas de acondicionamiento radiantes, calentando y enfriando a los usuarios tanto con radiación activa como pasiva. Esto se consigue planteando un edificio con masa térmica expuesta que, por un lado, se calienta y enfría superficialmente de modo pasivo y, por otro lado, se refuerza con un sistema de circuitos radiantes embebidos en las losas estructurales conectada a un pozo de geotermia.

El éxito de la estrategia radiante radica no solo en las fuentes pasivas y renovables, sino en el hecho de que el cuerpo humano es una máquina térmica que intercambia la mayoría del calor con el ambiente por radicación, logrando tasas de intercambio calentamiento y enfriamiento del cuerpo humano elevadas por unidad de energía empleada.

El proyecto se ha diseñado con la máxima exigencia bioclimática, se han empleado técnicas pasivas que permiten minimizar las instalaciones de climatización y sus costes

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