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Una cafetería donde los límites transforman el espacio interior y lo convierten en ilimitado

Ubicada en Las Palmas de Gran Canaria, la cafetería Entrelímites consiste en un proyecto de rehabilitación y ampliación llevado a cabo por el estudio Romera y Ruiz Arquitectos en una antigua estación de servicios.

El espacio con límites es el verdadero espacio, no puede existir contenido sin contenedor. Tenemos un espacio, cuando algo le da forma, cuando le da existencia, dimensiones, estructura, unidad… El espacio pasa de ser interior a exterior cuando varía las dimensiones, pero los límites, las fronteras siguen limitándolo, condicionándolo, dándole un sentido diferente según su materia y origen.

Cuando el límite se llama medianera, fachada o alineación de calle, como el caso en el que nos encontramos, la arquitectura condiciona a la propia arquitectura. Así esta, excava o se amolda, buscando espacios, adaptándose a las formas impuestas, se desarrolla como formas infinitamente manipulables.

Cuando el límite se llama medianera, fachada o alineación de calle, como el caso en el que nos encontramos, la arquitectura condiciona a la propia arquitectura

En esta línea, se desarrolla el proyecto de rehabilitación y ampliación de una antigua estación de servicios para uso de cafetería, ubicado en la avenida 1º de mayo de Las Palmas de Gran Canaria. El proyecto se inserta en un ámbito libre de la manzana, un espacio vacío e irregular que deja entrever las fachadas colindantes. La propuesta se amolda al volumen de la marquesina que lo sustenta, presenta atractivas comunicaciones horizontales, y un reconocimiento atento y preciso de las condiciones del entorno. Dentro de unos límites dados, tenemos un espacio infinitamente manipulable. Cuando estos límites se manipulan con un volumen interior, nos encontramos con un vacío complementario cambiante. Este vacío puede tratarse de mil formas, se puede retorcer, estirar, convertir en pedazos, ahuecar. Una forma del vacío es más íntimo o reservado, y es por el que se accede a la cafetería por un filtro lineal ajardinado, hacia donde mira la fachada; y otra forma del vacío es más amplia, la que colinda con otro vacío por el retranqueo del edificio. Entre la marquesina y la fachada del edificio se desarrolla un tercer espacio vacío, con una galería libre ajardinada que recorre casi toda la fachada y dota de espacios intermedios entre el interior y el exterior.

El proyecto se inserta en un ámbito libre de la manzana, un espacio vacío e irregular que deja entrever las fachadas colindantes

Todo el programa se desarrolla en una planta horizontal elevada y adaptada (PMR) respecto a la cota de la acera. La planta libre respira por sus dos extremos, y además por una mayor dimensión vertical que constituye una doble altura bajo la marquesina donde desarrolla diferentes espacios, sin compartimentación, manteniendo las formas geométricas conformadas con vidrio y aluminio. Así se crean nuevos espacios mediante el cambio de altura o posición, y con el uso de tres materiales: vidrio, aluminio negro mate y hormigón.

El proyecto para la cafetería/hamburguesería consta de un volumen opaco de color negro que se desarrolla como sucesión de espacios construidos abiertos mediante grandes paños acristalados autoportantes que se ofrecen a los vacíos. Lo previsible de esta sucesión se compensa introduciendo un quiebro en volumen negro que cubre y acorta ópticamente su longitud, ampliando los espacios libres o de jardín. Esta configuración espacial se adapta al estricto desarrollo del programa rehabilitando la marquesina existente que se convierte en algo nuevo. Lo que hemos llamado espacios interiores pueden tener diversas formas rectangulares (en la que predominan una dimensión sobre la otra), procurando que la iluminación llegue a todos los puntos, y permitiendo fluidas comunicaciones horizontales.

El volumen envolvente que limita los dos programas, cafetería y hamburguesería, que se desarrollan en el interior, ocupan cada uno parte del espacio libre como un gusano en el interior de una manzana, sin poder sobresalir de la piel. A pesar de la dualidad impuesta, que da paso a volúmenes engarzados con los vacíos que se configuran juntos como un solo cuerpo de imagen unitaria, que “como en la parábola del ciego y el tullido, juntos demostraron ser más de lo que podrían haber imaginado ser de forma individual”.

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