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“En una época de escasez, se está haciendo muy buena arquitectura”

Cuatro años por delante en los que mejorar las condiciones de los profesionales al servicio de la arquitectura a través del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. Lluís Comerón Graupera asume la presidencia de la máxima representación de los arquitectos a nivel nacional llevando por bandera un claro compromiso por la cooperación colegial, la puesta en valor y reconocimiento social del ejercicio profesional, la lucha contra el cambio climático y la necesidad de transformar las ciudades en función de los requerimientos que demanda la sociedad actual.

Fotografías: Samuel González

Apertura

En primer lugar, hagamos un análisis de la situación actual, ¿en qué estado se encuentra la arquitectura en nuestro país tras la crisis acontecida?

En lo que se refiere a la situación de los arquitectos, la profesión sigue estando muy castigada por la crisis. La caída del volumen de trabajo, en términos de visado, llegó al 90%, y esto se traduce en que la incipiente recuperación todavía es muy heterogénea y alejada de cualquier normalidad. En este sentido, seguimos con un enorme desequilibrio entre oferta y demanda, con todo lo que eso conlleva: dificultad de contratación, precios a la baja… En definitiva, las condiciones profesionales siguen siendo muy duras por falta de trabajo, así como muy complejas por una normativa cada vez más abundante.

Por su parte, en cuanto a la arquitectura y su calidad, estamos en un muy buen momento y esto se percibe en los recientes éxitos de la arquitectura española, como el que obtuvo el pabellón español en la Bienal de Venecia de hace dos años consiguiendo el León de Oro o el premio Pritzker al estudio RCR Arquitectes. En una época de escasez, se está haciendo muy buena arquitectura y esta realidad se puede constatar en la última itinerancia de la exposición de la XIII Bienal de Arquitectura Española en la Arquería de Nuevos Ministerios en Madrid, a la que invito encarecidamente a visitar.

“Las condiciones profesionales siguen siendo duras por falta de trabajo y muy complejas por una normativa cada vez más abundante”

Toda una legislatura por delante al frente de los arquitectos españoles, ¿cuáles son los principales pilares en los que se sustentará este periodo 2018-2021?

Nuestro colectivo ha ido respondiendo a distintos retos en función de la época y, ahora, nos encontramos ante un momento de cambio casi disruptivo. En los años 60, por ejemplo, la misión de los arquitectos era proveer de vivienda a los nuevos habitantes de las ciudades, desplazados como consecuencia de las migraciones del campo, mientras que en los 80 había caído ya esa demanda y el reto entonces fue implantar calidad a través de las primeras normativas básicas, y más adelante con el código técnico. Seguidamente, pudimos presenciar una situación de gran crecimiento, hasta que estalló la burbuja inmobiliaria y eso desencadenó una inmensa crisis económica que afecta especialmente a nuestro sector.

A día de hoy, vemos claro que la sociedad vuelve a plantearnos un conjunto de demandas que, en esta ocasión, se traducen en la necesidad de renovación de nuestras ciudades y pasan inevitablemente por mejorar estos espacios en los que habitamos. En esta línea, uno de nuestros retos más urgentes es el de combatir el cambio climático, ya que casi un tercio, tanto del consumo de electricidad como de las emisiones de CO2, se origina en los edificios, por lo que es inevitable su modificación con el fin de alcanzar los objetivos que estamos planteando. A diferencia de otros momentos, no se trata de acciones puntuales, sino que estamos hablando de una operación masiva que afecta a todo el parque edificado. Asimismo, sumado a la mitigación de los efectos del cambio climático, hay que añadir requerimientos de salud que no teníamos antes, de confort, de implantación tecnológica, etc., además de la necesidad de rehacer nuestras ciudades para que puedan participar de la economía circular y, por tanto, ayuden a reciclar. Entendemos que ese es el gran reto de los próximos años: identificar que aquí radica la misión de la arquitectura, alinear a los arquitectos en esa dirección y facilitar la cooperación de los colegios para que ayuden en ese sentido.

¿Cree que los arquitectos disponen de los instrumentos necesarios para llevar a cabo una correcta transformación de las ciudades?

Los instrumentos técnicos y la formación de la que disponemos los arquitectos sí, aunque es evidente que seguramente en los próximos años veremos avances importantes. En estos momentos, casi cualquier arquitecto es capaz de construir un edificio de consumo casi nulo o de llevar a cabo una rehabilitación llegando a valores razonablemente buenos de comportamiento energético. En este sentido, no se trata de un problema tecnológico, sino de reestructurar las prioridades y los tiempos.Actuar sobre los edificios significa invertir, y esto conlleva ciertos recursos económicos, jurídicos y empresariales que difícilmente las familias van a poder asumir unilateralmente. Necesitamos un esquema de financiación para esa operación que en estos momentos no tenemos.

Recientemente se ha aprobado la nueva Ley de Contratación del Sector Público, la primera en Europa que reconoce la primacía de los criterios arquitectónicos, ¿cómo velará el CSCAE por el correcto cumplimiento de esta nueva normativa?

Colaborando con las Administraciones Públicas en aquello que requieran para que, dentro de todas las posibilidades que ofrece esa ley, utilicen aquellos instrumentos que permitan generar buena arquitectura y condiciones favorables para el ejercicio de la profesión de arquitecto. Estamos bastante satisfechos ya que la modificación de la Ley de Contratos incorpora mejoras en la valoración de la calidad sobre el precio, plantea que los servicios profesionales de arquitectura constituyen un servicio intelectual y, por tanto, definen un mejor marco.

¿Posee la arquitectura en nuestro país la cobertura jurídica que requiere realmente?

Va mejorando poco a poco, y precisamente la nueva Ley de Contratos ha dado un paso adelante. Nuestra ambición es que se desarrollen políticas públicas que incorporen una definición de arquitectura como cuestión de interés general, como sucede en otras legislaciones europeas, ya que, a día de hoy, no está incluida en nuestra ordenación como un bien jurídicamente protegido.

Es innegable el peso que está teniendo la rehabilitación en este nuevo panorama arquitectónico. En esta línea, ¿qué le pide el CSCAE al Gobierno y a las diferentes instituciones que conforman el sector para poder impulsar la rehabilitación?

Casi toda la legislación que afecta a la edificación está pensada para obra nueva. Somos conscientes de que es un viaje que no se puede plantear a corto plazo, pero pedimos al Gobierno que sigan avanzando en esta dirección. Asimismo, en estos momentos se está trabajando en la modificación del Código Técnico en materia de sostenibilidad, por lo que insistimos en que esta adaptación de la normativa se haga encaminada a la transformación urbana. Por su parte, planteamos la necesidad de una acción de consenso para establecer políticas estables a largo plazo que nos permitan transformar un porcentaje muy alto de nuestro parque edificado.

¿En qué medida se va a promover en esta legislatura una cooperación colegial para mejorar el día a día de los arquitectos?

Desde la perspectiva de la estructura colegial, el primer reto es trabajar para que ese escenario que acabamos de comentar se produzca, es decir, con un parque edificado de 26 millones de viviendas, las actuaciones de los arquitectos en rehabilitación de edificios y regeneración urbana van a ser fundamentales, y esto se traduce en más trabajo y más sentido en lo que hacemos. Y, por otro, acompañar a nuestros colegiados para que tengan la máxima competitividad y capacidad de realizar bien su trabajo, así como de percibir honorarios correspondientes a las responsabilidades adquiridas. En esta línea, creemos que la clave es la colaboración entre colegios, ya que tenemos una estructura colegial extraordinaria formada por 31 colegios a lo que se suman sedes en casi todas las provincias españolas.

“Nuestra ambición es que se desarrollen políticas públicas que incorporen una definición de  arquitectura como cuestión de interés”

Pagina 28¿De qué manera se puede mejorar el reconocimiento social de la profesión en nuestro país?

Por un lado, es necesario que seamos más eficaces en comunicación, explicando mejor lo que hacemos, cuáles son nuestros objetivos, y hacerlo utilizando un lenguaje con el que podamos alcanzar tanto a los arquitectos como al resto de la sociedad. Pero el gran reto no es tanto cómo explicamos las cosas, sino qué cosas explicamos. Nuestra misión es ser capaces de transmitir nuestra visión sobre aquello que preocupa a la sociedad, como el cambio climático, la protección del medio ambiente, la economía doméstica, el confort y durabilidad de las viviendas…, de manera que se perciba que aquello que nosotros hacemos está orientado precisamente a resolver estos problemas reales.

¿Considera que España es un buen país para los arquitectos o siguen viéndose obligados a salir fuera?

España es un muy buen país para desarrollar arquitectura por el perfil de profesional que tenemos, a través de una amplia y variada formación y por el tipo de trabajo que podemos abarcar. El problema reside en que hay muy pocos encargos. En estos momentos, siendo un buen país para ejercer la arquitectura en términos generales, es comprensible que arquitectos jóvenes necesiten trabajar fuera, ya que, a día de hoy, encuentran muy difícil el acceso al mercado laboral, y, además, si lo hacen, acceden en unas condiciones precarias.

¿Están los arquitectos preparados en este sentido?

Los arquitectos españoles somos técnicamente muy competentes. Y la constatación es que la mayor parte de arquitectos jóvenes que van a trabajar al extranjero son rápidamente fichados por buenos despachos.

¿Por dónde cree que pasa el futuro tanto de los arquitectos como del sector constructivo español?

Nuestra sociedad está cambiando como nunca antes lo había hecho. Ya vivimos en nuestras ciudades de manera muy alejada a la que las generó y ordenó. Para los arquitectos, profesionales preparados para transformar nuestro entorno, es apasionante el reto de leer y entender bien cuáles son las nuevas necesidades y cómo alcanzarlas. Nuestra misión es, en definitiva, ofrecer nuestra capacidad profesional para transformar edificios, espacios públicos y ciudades para adaptarlas respecto a esas nuevas demandas.

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