La renaturalización de las ciudades es una tendencia a la que se están sumando numerosas ciudades de todo el mundo y que está transformando la planificación urbanística. Las zonas verdes dejan de ser puntos dispersos y forman una trama que comunica todo el espacio urbano, recuperando lugares para las personas y dejando que la naturaleza entre y forme parte de la ciudad. Los ciudadanos demandan ciudades más verdes y agradecen estas medidas, como se ha visto recientemente con acciones puntuales como la efímera pradera de hierba levantada en la Plaza Mayor de Madrid por el artista SpY.
Fernando Pozuelo Landscaping Collection, empresa especialista en paisajismo comprometida con la naturaleza y el medioambiente, apoya la creciente tendencia de la renaturalización de las ciudades y defiende el disfrute de la naturaleza como una necesidad constante, que ofrece retornos de todo tipo a las personas.
«Potenciar la biodiversidad urbana y mejorar las infraestructuras verdes en las ciudades proporciona beneficios paisajísticos, estéticos, emocionales y de calidad de vida», afirma Fernando Pozuelo. Los espacios verdes y el arbolado mejoran la calidad del aire y reducen el efecto isla de calor, que consiste en el aumento local de temperaturas debido al efecto de la insolación sobre las superficies construidas. De hecho, naturalizar las ciudades es visto ya como una forma de adaptarlas a los efectos venideros del cambio climático.
Entre las medidas de renaturalización urbana llaman la atención nuevas formas de jardinería como la utilización de azoteas de los edificios para tejados verdes y huertos urbanos, los jardines verticales en fachada y la incorporación de jardines en pequeños espacios como terrazas o balcones, explican desde Fernando Pozuelo Landscaping Collection. Un ejemplo de esta tendencia es el High Line de Nueva York, una adaptación de un elemento puramente industrial que se transforma en un espacio lleno de vida y naturaleza manteniendo su estructura original.
“Son numerosos los estudios científicos que demuestran que el contacto con la naturaleza tiene un efecto beneficioso sobre la salud física y mental. Esto se debe a nuestro sentido innato de cercanía hacia todo lo vivo y que tiene un sentido evolutivo, ya que durante milenios nuestra supervivencia dependió de la relación directa con el medio ambiente”, explica Fernando Pozuelo.
