Este impactante nuevo icono sobre las favelas de Medellín revitaliza la zona mediante su uso y su imagen. Giancarlo Mazzanti, arquitecto caribeño, consigue el Premio a la Mejor Obra Construida de la última Bienal de Arquitectura Iberoamericana gracias a una de las cinco bibliotecas de un programa de promoción municipal contra la exclusión social.
Texto: Pablo González-Bootello
Se suele hacer coincidir el fin del Movimiento Moderno con la publicación, en 1972, del libro de Robert Venturi Aprendiendo de Las Vegas. Se trata de una profunda e irónica crítica sobre la extrema desnudez del lenguaje arquitectónico desde principios del siglo XX. Pero ante todo, el libro es una reflexión sobre el simbolismo y el poder de comunicación de la arquitectura. Mediante el análisis comparativo de distintos ejemplos, Venturi se fija en la arquitectura de Las Vegas como paradigma de inmediatez y eficacia en hacer llegar un mensaje, para lo que se apoya en ejemplos extremos como el restaurante especializado en ave con forma exterior de pato de cartón piedra.
La sociedad actual demanda cada vez más esa inmediatez y esa facilidad de interpretación y, en esa misma clave, se puede explicar la necesidad creciente de iconos para las ciudades. Si el mensaje que se busca es la modernidad de una ciudad y la capacidad de sus gestores, el vehículo en los últimos años suele ser un edificio de impacto (muchas veces casi esculturas urbanas) que funcione como una imagen de marca. En el caso del Parque Biblioteca España en Medellín, ubicado encima de la colina de una peligrosa favela, a la función de esa gran visibilidad se le une un sentido mayor: la iluminación de aquel callejón oscuro para erradicar los actos delictivos. El mensaje enviado comienza con la ubicación elegida para el edificio: esta zona deprimida no está abandonada a su suerte. Pero Mazzanti lo completa con su proyecto: “La solidez de la cultura nos ayudará a salir adelante”.
En este sentido la Biblioteca es altamente iconográfica, pero su iconografía también es contextual, puesto que estas rocas abstractas hablan del material de las colinas. El simbolismo en arquitectura se puede alcanzar de muchas maneras y las nuevas tecnologías ofrecen muchas más posibilidades para construir ideas. El porqué de la elección de las rocas como símbolo de cultura, comunidad y visibilidad puede que tenga que ver con la relación de éstas con el terreno y todo lo que eso implica, pero queda en última instancia para el autor. Lo que sí parece claro es que, de no ser por las técnicas modernas de construcción, esta iconografía sería muy distinta.
