Ortiz León Arquitectos es un estudio con más de 30 años de trayectoria, reconocido por su enfoque innovador en el diseño de proyectos residenciales, comerciales y de oficinas. Con un equipo multidisciplinar, su filosofía se basa en la integración de tecnología, sostenibilidad y eficiencia, ofreciendo soluciones arquitectónicas que priorizan tanto la funcionalidad como la estética.
A lo largo de su carrera, han trabajado en proyectos a nivel nacional e internacional, destacando por su capacidad para adaptar cada diseño a las necesidades del cliente y el contexto. Además, su compromiso con la sostenibilidad se refleja en la implementación de tecnologías avanzadas y sistemas energéticos eficientes, haciendo de cada proyecto un ejemplo de arquitectura contemporánea responsable.
Su director, Gonzalo Echarri, fue uno de los participantes en Espacio NAN Sostenibilidad 2024, por lo que hemos querido ampliar con él algunos de los conceptos que se mencionaron en su exposición.
«La sostenibilidad ha estado presente en la arquitectura desde los primeros edificios que se construyeron hace miles de años»
Desde que iniciaste tu carrera en los años 80, ha habido una clara tendencia hacia la sostenibilidad. ¿Qué te llevó a centrarte en este aspecto desde el principio?
En ORTIZ LEON llevamos manejando aspectos de sostenibilidad y cuidado por el medio ambiente desde su fundación. Creemos que no se puede entender la práctica de la arquitectura si no es desde una posición de responsabilidad hacia el entorno que nos rodea y los ocupantes de los edificios. Y esto pasa por ser sostenibles tanto desde un punto de vista medioambiental como económico y social, lo que ahora se llama ESG.
A lo largo de los años, la sostenibilidad ha ganado protagonismo en la arquitectura. ¿Cómo has percibido esta evolución en términos de su importancia y percepción en el sector?
La sostenibilidad ha estado presente en la arquitectura desde los primeros edificios que se construyeron hace miles de años. En un momento dado, los avances tecnológicos permitieron su acondicionamiento sin tener en cuenta las condiciones medioambientales del entorno, aunque con un elevado coste energético. Nosotros llevamos ya muchos años preocupados por hacer edificios eficientes y respetuosos con el medio ambiente, pero si hemos notado en los últimos años un creciente interés entre nuestros clientes. Esto es debido a la atención que como sociedad se está prestando a los problemas medioambientales y a la necesidad de justificar los criterios ESG de las empresas frente sus inversores.
En varias ocasiones has mencionado que las certificaciones son importantes, pero no suficientes. ¿Podrías explicar en qué aspectos consideras que las certificaciones actuales se quedan cortas y cómo crees que podrían mejorarse?
Las certificaciones están bien porque determinan una tendencia y el interés por hacer edificios que respondan a unas características determinadas. Pero, si bien obtener una certificación indica que has cumplido con cierto nivel de exigencia, no garantiza que el edificio sea el mejor en términos de tratamiento del espacio, presencia de estímulos vegetales, relación con el entorno… En definitiva, que sea un edificio que genere bienestar a sus ocupantes.
Más allá de las certificaciones, hay otras prácticas y estándares a considerar. ¿Cuáles recomendarías para avanzar en sostenibilidad?
Para avanzar en sostenibilidad debemos proyectar teniendo en cuenta las condiciones medioambientales del entorno, seleccionar materiales y procesos constructivos con bajo impacto en la huella de carbono y buscar el bienestar de los ocupantes de los edificios.
«Debemos buscar el bienestar de los usuarios»
El bienestar del usuario parece ser un componente fundamental en el diseño de tus edificios. ¿Cómo se integra este enfoque en proyectos como el Arbórea?
Como decía antes, debemos buscar el bienestar de los usuarios. De nada sirve hacer un edificio con materiales muy sostenibles si no tiene repercusión positiva sobre sus ocupantes. En Arqbórea planteamos unas naves de oficina sin pilares, flexibles en su uso, con un alto nivel de iluminación natural, pero a la vez protegido del deslumbramiento. Las fachadas este y oeste cuentan con presencia vegetal que protege del sol y mejora el bienestar. Las escaleras se han diseñado para ser utilizadas, abiertas y ligadas a zonas ajardinadas. La fachada activa de las naves de oficina hacia el sur permite un gran control higrotérmico generala la vez que mejora las condiciones de los puestos de trabajo cercanos a la fachada.
Decidir si reutilizar una estructura existente o construir desde cero es una cuestión importante en muchos proyectos. ¿Qué criterios utilizas para tomar esta decisión?
Hay varios parámetros que influyen en esta decisión. Primero hay que realizar una caracterización para determinar el estado de la estructura y si el estado es bueno hay que ver si se adapta al nuevo uso del edificio. Conservar una estructura supone un importante beneficio de cara a la huella de carbono, pero debemos tener en cuenta que la sostenibilidad económica es otra pata importante y hay veces que las reparaciones que requiere una estructura son tan costosas que lo mejor es demolerla y levantar una nueva.
La reutilización de edificios antiguos ha sido una opción cada vez más valorada en la sostenibilidad. ¿Podrías darnos ejemplos de proyectos donde este enfoque haya sido todo un éxito o destacable en el total del proyecto?
La rehabilitación de Ombú o KOI han sido altamente exitosas. Ambas han estado entre los edificios seleccionados y premiados en los premios de la AEO.
Ombú, ha sido un proyecto único, donde se ha restaurado una nave histórica de principios de siglo XX construida como nave de motores con el fin de generar electricidad. El edificio, estaba totalmente abandonado, y se ha convertido en unas oficinas que son referente, con los más altos estándares de sostenibilidad, generando un impacto positivo en la ciudad y el medio ambiente. Se utiliza una estructura ligera y prefabricada de madera con módulos ensamblados de tal manera que el impacto sea mínimo y la estructura flexible en caso de que se quisiera retirar en el futuro. Además, la madera tiene impacto negativo en el cálculo de la huella de carbono y proporciona una sensación de bienestar impresionante al sentirte en contacto total con la naturaleza.
La nave ha seguido un proceso riguroso de restauración, con la intención siempre de preservar los elementos constructivos y haciendo modificaciones que devuelvan al estado original donde fuese necesario.
Las zonas exteriores, que suponen una superficie importante de la actuación, se convierten en un gran espacio ajardinado de uso público. El proyecto, ha contribuido a la regeneración de la zona de Méndez Álvaro que estaba olvidada y ahora está recuperando parte de su esplendor.
De KOI, se puede destacar que lo que era un edificio totalmente desfasado, con unos núcleos de comunicación inconexos, unos patios interiores muy poco agradables y una entrada y fachada principal poco accesible y agradable, se ha conseguido un oasis en la zona adyacente a Azca que agradecen vecinos y ocupantes. Se ha cambiado el núcleo, se han creado unos atrios acristalados y unas zonas verdes tanto en la entrada como alrededor del edificio, se da un nuevo uso a las terrazas evitando recurrir a la demolición del mismo.
Somos muy conscientes de que generando el menor número de residuos se contribuye a obtener proyectos más sostenibles, e intentamos en la medida de lo posible, cumplir con nuestras responsabilidades de reducción de CO2 tanto en nuestros proyectos como en el día a día de nuestra actividad.
En cuanto a las tecnologías emergentes, ¿qué avances ves cómo más prometedores para mejorar la sostenibilidad en arquitectura en los próximos años?
Muchas empresas están trabajando en procesos industriales más respetuosos con el medio ambiente y es nuestro deber como proyectistas y también de los promotores, primar a las que siguen estos criterios. La construcción industrializada mejora los tiempos de construcción, reduce los residuos y aumenta el control de la calidad y mejora las condiciones laborales de los trabajadores. El uso de la madera, materiales reciclados o de bajo impacto en la huella de carbono y unas instalaciones eficientes y apropiadas contribuyen a la mejora de la sostenibilidad.
Con los objetivos de Net Zero en mente para 2036 y 2050, ¿cuáles consideras que serán los mayores desafíos para alcanzarlos en la industria?
El reto que tenemos por delante en cuanto a sostenibilidad y gestión de la huella de carbono es enorme. Los objetivos son muy ambiciosos y va a ser muy difícil cumplirlos. Como estrategia no está mal fijar un horizonte muy exigente, aunque no logres alcanzarlo completamente. Aunque esperemos que no suceda que nos quedemos demasiado lejos y cunda el desánimo.
Debemos reducir la huella de carbono de construcción aproximadamente en un 50 % y eso no es fácil.
Comparando las prácticas de sostenibilidad en distintas regiones, como Europa y Estados Unidos, ¿qué diferencias y avances observas?
Se puede decir que la mayoría de las primeras certificaciones medioambientales provinieron de USA y que por eso en aquella zona llevan muchos años promoviendo los edificios LEED, WELL…
En Europa costó algo más y en ORTIZ.LEÓN nos sentimos orgullosos de ser pioneros en prácticas de sostenibilidad, ya que desde la dirección del estudio se ha invertido en temas medioambientales desde el siglo pasado, y fuimos el primer estudio en tener una Certificación LEED en Europa. En España estamos muy adelantados con respecto a otros países de Europa, por ejemplo, en Portugal aún van por detrás. Pero hay países como los nórdicos y Alemania donde el resurgimiento de la construcción en madera, y el passivhaus está creando edificaciones sostenibles muy interesantes.
En Asia, hubo un boom hace 20 años y desde entonces las grandes ciudades (y medianas) asiáticas han construido muchísimo, y sí han conseguido instaurar las certificaciones en grandes edificios sobre todo de oficinas y hay mercado y dinero para invertir en proyectos diferentes y se apuesta por la sostenibilidad.
En general, van surgiendo nuevas certificaciones y técnicas constructivas sostenibles, y aunque muchas no son suficientes para compensar el carbono ayudan a crear conciencia para construir mejor, y hacer que solo se construyan edificios que estén al menos planteados y fabricados con estos mínimos. Es complicado, y vamos poco a poco, pero queremos llegar.
Para los jóvenes arquitectos que se inician en su carrera con un enfoque en la sostenibilidad, ¿qué recomendaciones les darías para destacar en este ámbito?
Que se informen, que conozcan bien las directrices europeas que se están implantando, que dominen las reglas del juego y que, con esa base, hagan la mejor arquitectura posible, pensando en el entorno y en el bienestar de los futuros ocupantes.
