En la arquitectura contemporánea, la dicotomía entre la artesanía y la industria es un tema recurrente, pero, ¿realmente se trata de una oposición? Según las voces de expertos y profesionales, más que un conflicto, existe una relación simbiótica entre ambos mundos, donde la artesanía y la industrialización no solo coexisten, sino que se enriquecen mutuamente.
Artesanía en la era de la industrialización
Izaskun Chinchilla, arquitecta reconocida, reflexiona sobre el rol de la artesanía dentro de procesos que aparentemente se consideran industriales. En un evento celebrado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Chinchilla subraya que «incluso en un proceso industrializado, hay etapas que son hartamente artesanales». Para ella, la relación entre artesanía e industria no es antagónica, sino complementaria. Chinchilla defiende que, en un contexto como el del sur de Europa, con altas tasas de desempleo, invertir en mano de obra artesanal es no solo necesario, sino también beneficioso para la economía local.
Manuel Leira comparte esta visión, destacando la importancia de no perder el legado artesanal. Para Leira, renunciar a la artesanía sería «olvidarnos de un legado que, si no, no estaría». Propone una integración obligatoria de ambas disciplinas en la práctica arquitectónica, resaltando que la experiencia de combinar equipos pequeños con procesos industriales ha resultado en proyectos enriquecedores y únicos.
La falsa dicotomía: Industria y artesanía como aliados
El arquitecto Felipe Pich-Aguilera va un paso más allá, cuestionando la existencia misma de una dicotomía entre artesanía e industrialización. Según Pich-Aguilera, los procesos industriales requieren una dosis considerable de artesanía, especialmente en las fases de innovación. «no hay mayor necesidad de artesanía que los procesos industriales, porque necesitan perfeccionarse y evolucionar, y cualquier proceso de innovación es artesanal por necesidad», afirma, subrayando que la industria y la artesanía se retroalimentan constantemente. Entre muchas otras cosas, amplió este concepto en una reciente entrevista concedida a nuestra plataforma, que puedes leer aquí.
Begoña López, propietaria de un estudio de arquitectura industrializada, refuerza esta idea, argumentando que industrializar no significa necesariamente estandarizar. López explica que, a través de la customización en masa, es posible mantener la singularidad de cada proyecto mientras se beneficia de las ventajas de la industrialización, como el control de calidad y la reducción de costos.
Preservando la tradición en un mundo industrializado
La conservación de las técnicas artesanales en un mundo cada vez más dominado por la industrialización es un desafío, pero no uno imposible de superar. Los Premios Richard H. Driehaus de las Artes de la Construcción, organizados por la Fundación Culturas Constructivas Tradicionales, son un ejemplo de los esfuerzos por preservar y valorar estos oficios tradicionales. Alejandro García Hermida, director ejecutivo de la Fundación, destaca que estas artes son «fruto de nuestra cultura y nuestro territorio» y que su desaparición pondría en riesgo el patrimonio construido.
Julio Barbero, uno de los galardonados por su trabajo en la técnica del esgrafiado, comparte en una entrevista su preocupación por cómo la construcción modular y prefabricada afecta a los oficios artesanales. A pesar de esto, Barbero confía en que la artesanía tiene un futuro asegurado, siempre y cuando se dignifique y se valore adecuadamente. «El relevo reside en la familia, en educar en el buen hacer… ser artesano ‘no es lo que hacemos, es lo que somos’», señala, destacando la importancia de la transmisión intergeneracional del conocimiento.
El futuro de la arquitectura: una fusión inevitable
Queremos pensar por tanto, que la arquitectura del futuro está destinada a una fusión inevitable entre lo artesanal y lo industrial. Como se discutió en el evento del COAM, esta mezcla no solo es posible, sino que es necesaria para enfrentar los retos que se avecinan, como la rehabilitación masiva de edificios para cumplir con los objetivos de sostenibilidad.
En última instancia, la dualidad entre artesanía e industria no debe verse como una elección entre dos caminos divergentes, sino como una oportunidad para combinar lo mejor de ambos mundos. La clave estará en encontrar el equilibrio adecuado, donde la eficiencia industrial y la creatividad artesanal se unan para crear una arquitectura que respete el pasado y mire hacia el futuro.