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Felipe Pich-Aguilera: «Lo que hoy llamamos Sostenibilidad es un concepto recurrente en la historia de la arquitectura»

Beatriz Ruiz Corvillo
Como SEO Content Manager en NAN Arquitectura, Beatriz aplica la capa de posicionamiento web a todas sus publicaciones. Enfocada en entrevistas que aporten valor y crónicas de eventos, debido a su licenciatura como bióloga le interesan especialmente todos los temas que tienen que ver con la sostenibilidad o la salud en la arquitectura. Síguela en Linkedin.

Felipe Pich-Aguilera es un arquitecto español, graduado en 1984 por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña y Doctor en Arquitectura. Co-fundador de Picharchitects/Pich-Aguilera en 1986 junto a Teresa Batlle, su estudio se ha especializado en proyectos de arquitectura sostenible, incorporando principios de economía circular y reducción de consumos a lo largo del ciclo de vida del edificio. A lo largo de su carrera, ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su innovación y sensibilidad hacia el medio ambiente, destacando proyectos como el Centro de Investigación del Hospital de Sant Pau y la Santa Creu y el Centro Tecnológico Leitat.

Además de su labor profesional, Pich-Aguilera es un académico activo, siendo miembro fundador de la Agrupación Arquitectura y Sostenibilidad del Colegio de Arquitectos de Cataluña y presidente de GBC-España. Desde 1996, imparte cursos y conferencias sobre sostenibilidad en la construcción en diversas instituciones en España y el extranjero. Es profesor de la Universidad Internacional de Cataluña y dirige la Cátedra de Edificación Industrializada y Medio Ambiente. Su enfoque en la sostenibilidad y la innovación ha posicionado a su estudio como referente en el uso del modelo BIM y la certificación ISO9001.

«Éramos demasiado jóvenes para acceder a los encargos oficiales -que entonces se adjudicaban  por designación directa-, pero el dinamismo de esos años fue para nosotros como un viento a favor.»

Antes de nada, ¿qué inspiró la creación de Picharchitects/Pich-Aguilera junto a Teresa Batlle en 1986?

Establecerse por cuenta propia era entonces la manera de identificarse y saltar al ruedo de la profesión. Felipe había trabajado algún tiempo con A. Bonet Castellana y nos encantaba esa evolución particularista del movimiento moderno, pero intuíamos que todo eso había llegado ya al final de su recorrido. No teníamos nada claro cómo habíamos de responder en ese momento, pero veíamos la necesidad de llenar un vacío que había dejado la corriente postmoderna. Pensábamos que quizás podíamos tomar impulso desde los bulliciosos años 60, apoyarnos sobre esas propuestas “naturalistas” que habían quedado interrumpidas abruptamente con la crisis del petróleo.

Ese momento coincidió con el final de una profunda recesión económica, pues Barcelona inició su gran transformación urbana al ser designada sede olímpica. Éramos demasiado jóvenes para acceder a los encargos oficiales -que entonces se adjudicaban  por designación directa-, pero el dinamismo de esos años fue para nosotros como un viento a favor.

¿Qué os llevó a centrar vuestra práctica en la sostenibilidad y la eficiencia energética de los edificios?

Iniciados los 80 percibíamos un inquietante desajuste entre nuestra economía “desarrollista” y los terribles efectos que todo eso había producido en el territorio. Saltaba a la vista simplemente asomándose a la rivera polucionada de los ríos, la delirante urbanización del frente costero, entre  tantos otros estragos. Quizás nos habíamos acostumbrado a todo eso, pero cuando viajábamos por Europa veíamos que existían otros modelos más razonables, que permitían armonizar el desarrollo industrial con el territorio natural. Diría que fuimos unos ciudadanos “ecologistas”, que llegado el momento  intentamos trasladar esa idea a nuestra profesión como arquitectos. No queríamos contemporizar con esa contradicción latente, entre lo que pensábamos y lo que hacíamos cada día.

Desde tus comienzos hasta el día de hoy, ¿cómo consideras que ha evolucionado tu enfoque hacia la economía circular en los proyectos de arquitectura?

En este sentido, nuestro camino real surge al intentar mejorar de algún modo los ásperos y muy ineficientes procesos de la construcción en ese momento. Teníamos la impresión de que estábamos construyendo sobre la base de unos oficios que estaban en plena descomposición y todo el mundo miraba hacia otro lado. Conseguimos interesar a algunos fabricantes industriales para optimizar la ejecución de algunos de nuestros proyectos y constatamos cómo algunas fábricas ya habían interiorizado el ahorro de recursos como un vector de eficiencia económica. Comprendimos que los empeños personales derivados de nuestra “ética civil”, no tendrían ningún alcance si no conseguían ser valorizados por el contexto económico en el que operábamos. Es por ello que el término Economía Circular -uno de los canceles por los que está transcurriendo la “Sostenibilidad”- nos parece apropiado, porque no sobrevuela sobre la realidad sino que se clava en ella mediante la economía, para así transformarla desde dentro.

En Picharchitects/Pich-Aguilera desarrolláis proyectos de investigación, innovación y desarrollo (I+D+i). ¿Cómo se integra todo ello en los proyectos de arquitectura?

Hemos tenido siempre un departamento propio de innovación en nuestro despacho. En la medida de nuestras posibilidades, hemos mantenido activa esa reflexión permanente que no surge del desarrollo de los proyectos, sino que madura en paralelo para caer encima cuando llega su momento. La innovación aplicada, que es lo que realizamos dentro del despacho, es el tramo final donde la investigación encuentra definitivamente la realidad en la arquitectura. No es fácil compaginar proyecto e innovación, porque la innovación maneja la imprecisión -para acotarla a márgenes aceptables- mientras que el desarrollo de los proyectos se mueve por eficacia, que encaja mal con las incertidumbres de la imprecisión.

Hacemos también investigación mediante proyectos financiados por la UE o bien derivados de solicitudes específicas que nos hacen algunos industriales y fabricantes. En estos casos solemos interactuar con la universidad -formamos parte del centro de investigación LITEIS-UIC-. He de decir que me sorprende que los fabricantes e industriales del sector no estén más abiertos a la innovación, porque percibimos la profunda evolución que se nos viene encima.

«¿Es lógico que nuestras estructuras empleen normalmente más peso que el que pueden llegar a soportar?»

¿Hay alguna innovación en sostenibilidad que hayáis implementado en vuestros proyectos más recientes?

Estamos ahora trabajando con unos cuantos industriales, para poner a punto nuevos sistemas o bien evolucionar algunos otros que ya hemos completado. Hay mucho que hacer en este sentido y creo que la interacción de los arquitectos con la industria es siempre muy fértil, si se sabe reunir a las personas adecuadas.

Vamos a hablar de tu libro, ‘Material’. ¿Qué te inspiró a escribirlo y cuál es el principal objetivo que esperas lograr con su publicación?

Ha sido un modo de poner en orden nuestras ideas, para poder explicarlas en el libro. Podríamos decir que en “MATERIAL” hablamos más de futuro que de presente, de cuales son nuestras intenciones y hacia dónde quisiéramos ir. Medir lo que vamos haciendo es ya bastante revelador, porque hay muchas cosas que damos por sentadas pero que no tienen mucho sentido; por ejemplo ¿Es lógico que nuestras estructuras empleen normalmente más peso que el que pueden llegar a soportar? 

En términos materiales eso es un despilfarro, aunque todos parecemos aceptarlo porque existe una idea establecida de que la edificación es un mal inevitable. Pero la edificación puede ser un proceso regenerador y cualitativo para el medio natural. Existen ejemplos muy reveladores si analizamos bien las distintas culturas climáticas y las implantaciones construidas por la propia naturaleza.

En el reciente evento celebrado en el COAM con motivo de ‘Material’, afirmabas que “no hay mayor necesidad de artesanía que los procesos industriales, porque necesitan perfeccionarse y evolucionar, y cualquier proceso de innovación es artesanal por necesidad”. ¿Podrías ampliar este concepto y explicar cómo lo aplicas en el caso de vuestros proyectos? 

​​Enfrentar Artesanía e Industria es una falsa dicotomía, porque todos los procesos industriales necesitan innovar para subsistir y la innovación es un proceso forzosamente artesanal. Si pensamos en la industria farmacéutica, la informática, etc. Todos ellos son grandes conglomerados, que sin embargo descansan sobre la minuciosa incertidumbre de las innovaciones que consiguen concretar. En la edificación el proceso es mucho más lento y es por ello que muchos pueden llegar a parapetarse en ese cínico espejismo de “que inventen ellos”.

Hoy un detalle constructivo o un sistema que esté bien aquilatado puede ser el desencadenante de un proyecto de arquitectura completo, cambiando así el orden tradicional de las cosas. Los fabricantes/industriales no son conscientes del enorme poder que tienen, si saben establecer adecuadamente esas complicidades con los arquitectos. En nuestro caso, puedo decir que siempre que hemos conseguido hilvanar alguna respuesta, han llegado las preguntas que nos permiten construirla.

Te queremos hacer también otras preguntas que se lanzaron en el programa del evento sobre el libro. La primera: ¿Por qué crees que no se apuesta por otros modos de construir más justos y responsables, aun conociendo bien sus parámetros y sabiendo cómo hacerlo?

Para responder a los retos que demanda el sector, creo que nos vemos en la necesidad de hacer las cosas de otro modo, hacer cosas diferentes y no simplemente mejores. Ese es un cambio que necesita transformar toda la cadena de filtros y mecanismos decisorios que hoy son necesarios para validar cualquier edificación. Es imposible que una novedad por obvia que sea, no pueda desmenuzarse para presentar una cara aceptable en todas y cada una de las ventanas establecidas -por la normativa, la administración, el banco, etc.- Antes hay que flexibilizar o reagrupar esos casilleros, para permitir que lo diferente sea posible.

¿Podría ser que los fabricantes e industriales establezcan un orden nuevo, sustituyendo a los antiguos gremios de la construcción?

De algún modo esto ya está ocurriendo y hay mucha construcción que hoy surge como un ensamblaje de componentes fabricados. Eso puede dar como resultado buena o mala arquitectura, pero al menos diría que es un modo lógico de abordar la edificación en buena parte de los casos.

«La ambición de la edificación – liderada desde la arquitectura- obliga a la especialización de los oficios»

Siguiendo en este orden de cosas, ¿cuál consideras que es el diálogo contemporáneo entre artesanía e industrialización?

No podemos entender la arquitectura gótica ni el modernismo catalán, sin esa constelación de gremios artesanales que construían los edificios, comprendiendo y participando en esa arquitectura que los empleaba. Los industriales de hoy son los artesanos de ayer y deberíamos favorecer nuevos entramados operativos y administrativos que les permitan implicarse para nutrir el proyecto de arquitectura. Por otro lado, la construcción ha sido en sus mejores momentos un auténtico vertebrador social. La ambición de la edificación – liderada desde la arquitectura- obliga a la especialización de los oficios y la gestión del conocimiento, de donde se deriva el prestigio social que conlleva trabajar en ello. En este sentido podríamos apreciar el Gótico como un momento álgido y me temo que el tiempo actual no sale demasiado bien parado…

La economía circular es un tema destacado dentro de los materiales ¿Confías que tu libro contribuya de alguna manera a la adopción de principios de economía circular en la arquitectura?

Al menos confiamos en que nuestro libro ponga el tema sobre la mesa y contribuya a que las decisiones que afectan a la edificación incorporen esa dimensión. Puede que nuestro libro «Material» sea difícil de clasificar, porque mezcla aspectos técnicos, económicos y formales, pero creo que esa mezcla es la que conviene en este momento y es en definitiva el sustrato de la arquitectura.

Para terminar, dos reflexiones. La primera: ¿Cómo ves el futuro de la arquitectura sostenible? Tanto en España como globalmente. 

Lo que hoy llamamos Sostenibilidad es un concepto recurrente en la historia de la arquitectura y que identifica cuales son los límites de la edificación.

«la arquitectura es definitivamente un instrumento muy eficaz para transformar la realidad»

Son normalmente límites externos como los físicos, sociales, económicos, etc. Pero cuando se da el espejismo de que aparentemente no existe ningún límite y todo es posible, aparece entonces la mesura como un resorte interior para comprender cuales son los bordes de lo que es razonable. Tantas veces hemos comprobado cómo la ambición de la arquitectura se manifiesta también y sobre todo en la contención.

Y la segunda y última, nos gustaría saber qué consejo darías a los jóvenes arquitectos que desean enfocarse en la sostenibilidad y la innovación en la arquitectura.

Si volviésemos a empezar como jóvenes arquitectos, creo que nos replantearíamos muchas de las decisiones que tomamos hace más de 30 años. El contexto es más global y seguramente menos individual de lo que era, de modo que quizás trataríamos hoy de alinearnos dentro de alguna estructura coral y con mayor alcance, antes de aventurarnos a montar nuestra propia banda.

Pero subyace siempre una misma idea de fondo, al comprender que la arquitectura es definitivamente un instrumento muy eficaz para transformar la realidad. Aceptando esta premisa, necesitamos formarnos una visión crítica de todo el conjunto para aventurarnos en un proyecto sobre la propia realidad, porque al fin y al cabo hacemos arquitectura con la esperanza de ayudar a construir un mundo mejor.

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