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Carmen Gil, sAtt Arquitectura: «El mayor reto que tenemos es convencer a todos de que otra forma de hacer las cosas es posible»

Carmen Gil es una arquitecta graduada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica) en 2016, con una carrera destacada en el desarrollo de proyectos de oficinas y viviendas. Desde sus inicios, ha trabajado en varios estudios de arquitectura y constructoras de Madrid, siendo actualmente la directora de diseño en sAtt Triple Balance y Distrito Natural desde 2021. 

En su rol actual, lidera proyectos que se rigen por criterios de triple impacto: social, medioambiental y económico. Su enfoque está en crear edificaciones que no solo sean estéticamente atractivas, sino también sostenibles y eficientes energéticamente.

Para empezar, desde NAN nos gustaría preguntarte, ¿qué te llevó a estudiar arquitectura? ¿Y cómo ha sido tu trayectoria desde que saliste de la universidad?

Estudié arquitectura porque me parecía la carrera que aunaba más lo artístico, lo humanístico y lo técnico. Siempre me han gustado mucho las ciencias, las matemáticas, la física… y también la lengua, los idiomas, el arte, la sociología… Era difícil encontrar una carrera que diese respuesta a estos intereses tan distintos, pero la carrera de arquitectura tiene todo eso y reconozco que, aunque es una carrera dura, disfruté mucho estudiándola. 

Desde que salí de la carrera he trabajado en varios estudios de arquitectura, en una constructora y en un estudio certificador Passivhaus. Era un momento inestable en el mercado laboral, así que intenté aprovechar los cambios para aprender distintos aspectos del oficio del arquitecto, buscando siempre acercarme a una visión de la arquitectura que me hablase de futuro y de compromiso. 

«Trabajar en sAtt es para mí un regalo»

Desde 2021 formas parte de sAtt Triple Balance y actualmente eres directora de diseño.  ¿Cuáles son tus principales responsabilidades y cómo gestionas tu día a día?

Mi responsabilidad como directora de diseño es que nuestros proyectos sean bellos y simultáneamente que las decisiones que tomemos estén alineadas con nuestra perspectiva triple impacto: que cuiden de las personas y favorezcan el encuentro, que cuiden del planeta y sean lo más sostenibles que podamos, y que cuiden de la viabilidad económica para que nuestros proyectos sean asequibles. Trabajo mano a mano con todo el equipo, ayudando a que los proyectos estén cuidados estéticamente y buscando que transmitan nuestros principios: naturalidad, calidez, encuentro, sostenibilidad, salud y confort, flexibilidad, color, identidad… 

¿Qué te atrajo de sAtt y qué significa para ti trabajar en una empresa con un enfoque de triple impacto?

Llegué a sAtt gracias a un artículo que escribió Iñaki en El País, a raíz de eso empecé a seguirles hasta que pude unirme al equipo. Trabajar en sAtt es para mí un regalo. No hay muchas empresas de arquitectura que quieran transformar el mundo en un lugar mejor con tanta pasión. En sAtt hay una energía especial, que viene de todo un equipo de personas que de verdad quieren hacer de este mundo un lugar más sostenible y más cuidadoso con las personas. 

«Buscamos que cada proyecto tenga su propia identidad estética, pero que todos tengan nuestro sello común»

¿Podrías describirnos el proceso desde la concepción hasta la finalización de un proyecto en sAtt? ¿Cómo se integran los criterios de triple impacto en cada fase?

Depende un poco del tipo de proyecto, pero en general siempre empezamos pensando en la orientación y la luz, buscamos las mejores orientaciones e intentamos adaptar los proyectos según las posibilidades. Después seguimos con los encajes según normativa, superficies, necesidades y rentabilidades del proyecto. Y damos forma al proyecto siempre con nuestros principios de búsqueda de lo colaborativo, espacios que promuevan el encuentro, sea cual sea su uso. Por último, pensamos en la materialización de los edificios. Este es un proceso largo y amplio, desde la estructura (que es la parte que afecta al CO₂ y al ACV de nuestros edificios), hasta el tipo de baldosa que ponemos o el color de la cerrajería. Buscamos que cada proyecto tenga su propia identidad estética, pero que todos tengan nuestro sello común. 

Coordinar proyectos bajo estos criterios no debe ser una tarea fácil. ¿Podrías explicarnos cómo logras equilibrar los aspectos sociales, medioambientales y económicos en los proyectos que desarrollas?

Es un trabajo que hacemos en equipo, entre todos velamos porque se cuiden todos los aspectos. Aparte de eso, la experiencia nos ayuda, intentamos no inventar la rueda con cada proyecto. Aprovechamos aprendizajes previos para incorporar los criterios triple impacto con más facilidad. 

«Hacer que los futuros usuarios de los edificios sean partícipes del proceso ayuda a favorecer que nuestros proyectos tengan mayor impacto social»

En términos de impacto social, ¿qué medidas específicas tomáis para asegurar que vuestros proyectos beneficien a las comunidades locales?

En primer lugar, a través del acompañamiento con talleres a las comunidades de nuestros edificios de vivienda, y con los procesos de codiseño con los clientes, cuando se trata de otro tipo de proyectos. Hacer que los futuros usuarios de los edificios sean partícipes del proceso ayuda a favorecer que nuestros proyectos tengan mayor impacto social. 

Aparte de eso, cuidamos mucho el diseño de los espacios comunes, buscando que sean espacios de calidad, luminosos, abiertos y bellos. Que inviten a ser utilizados. 

Y en cuanto al impacto medioambiental, ¿qué tecnologías y prácticas sostenibles utilizáis con mayor frecuencia? 

Tenemos muchas medidas que utilizamos con frecuencia: utilizar estructuras de madera, hacer edificios Passivhaus o de consumo casi nulo, incorporar el reciclaje de aguas y una red separativa, monitorizar nuestros edificios, electrificar, incorporar energías renovables, elegir materiales de origen natural (o con menor impacto)…

En relación con la importancia de transformar nuestras ciudades y edificios en espacios más saludables y eficientes, ¿cuáles consideras que son los mayores retos y cómo se pueden superar?

En mi opinión, el mayor reto que tenemos es convencer a todos de que otra forma de hacer las cosas es posible, y además es urgente hacerlo. La mayoría de edificios y ciudades ya existen, y su transformación requiere de compromiso, voluntad y confianza, puesto que implican a muchos agentes en el camino. Debemos trabajar en equipo en una misma dirección: reducir las emisiones de CO₂. Ciudadanos, administraciones, empresas, banca, constructoras… todos debemos ser parte de la transformación. 

«La energía más sostenible es la que no se consume»

Te defines como una arquitecta apasionada por la sostenibilidad y la eficiencia energética. Si hablamos de construcción, ¿qué cambios crees que esta industria debe aplicar para ser más respetuosa con el planeta? 

En primer lugar, debemos hacer edificios más eficientes. La energía más sostenible es la que no se consume. Si hacemos edificios que apenas necesiten energía para mantener un buen nivel de confort, aseguramos que durante toda su vida útil (en torno a 100 años) el consumo de energía en los mismos sea muy bajo. La normativa va cada vez más en esta línea, pero en mi opinión podemos ser aún más ambiciosos. Con los edificios Passivhaus aseguramos que el punto exacto entre inversión inicial, retorno de la inversión y consumo se equilibre. 

Aparte de eso, creo que es fundamental empezar a realizar análisis del ciclo de vida de nuestros proyectos para saber qué tanto contaminan los materiales que elegimos. No todas las elecciones tienen el mismo impacto. En Ecómetro nos ayudan a tomar todo este tipo de decisiones con cálculos. Creo que trabajar con datos siempre puede ayudar a centrar el tiro sobre lo realmente importante. 

En general, ¿cuáles consideras que son los mayores retos para lograr la sostenibilidad en la industria de la arquitectura y la construcción?

Creo que el reto mayor es que el sector se convierta y se abra a los nuevos conocimientos y nuevas perspectivas. Muchos de nosotros hemos sido educados en la arquitectura de las grandes ideas y los grandes proyectos. El reto ahora es seguir construyendo con ideas potentes y bellas, con una mirada más compleja. Seguir aprendiendo para construir nuevas formas de hacer arquitectura más sostenibles. 

«Lo que me fascina del Passivhaus es que es una solución centrada en reducir al máximo la demanda de energía»

Sabemos que has trabajado también con Passivhaus. ¿Qué fue lo que te atrajo de esta especialización y cómo ha influido en tu manera de abordar los proyectos? 

Ya lo he comentado previamente, lo que me fascina del Passivhaus es que es una solución centrada en reducir al máximo la demanda de energía. Antiguamente, hablábamos mucho de la eficiencia de las máquinas, pero el Passivhaus va más allá, ¿y si puedo no necesitar casi máquinas? 

Hay muchos arquitectos que se sienten limitados ante el Passivhaus, sin embargo, cuando conocemos e interiorizamos esta manera de diseñar podemos dar respuesta a un diseño bello y a la vez sostenible. 

Para los arquitectos y arquitectas que están comenzando su carrera, ¿qué consejos les darías?

Que miren al futuro. Viene una gran transformación apasionante en nuestro sector, tiempos en los que vamos a poder hacer mucho por los demás. Que sean optimistas y soñadores. 

Y en relación con esto, ¿qué aspectos crees que deberían ser prioritarios en la formación de los arquitectos/as para abordar los desafíos actuales y futuros de esta profesión?

Aparte de la sostenibilidad, como asignatura pendiente en las escuelas de arquitectura, sin duda creo que debemos hablar más de las personas y de la economía. Nuestra mirada ha de ser muy amplia.

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