El coliving es una tendencia de vivienda compartida que ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente en las grandes ciudades. Se presenta como una solución para determinados estudiantes o para personas que se mudan frecuentemente por trabajo y necesitan una solución de vivienda práctica y de corto plazo.
La arquitectura, que debe dar respuestas a las necesidades de los ciudadanos, siempre tiene que ver cómo adaptarse a las mismas. Es el caso del proyecto [COL], realizado por MOME.ESTUDIO. Un Coliving en Madrid en el cual una vivienda unifamiliar de 832 m2 convertida a oficina se vuelve a transformar para dar cabida a este otro tipo de domesticidad incipiente: vivienda temporal para personas de diferentes rangos de edad que pasan en la ciudad un periodo de tiempo menor a un año. Esta forma de habitar genera una rotación que hace necesaria la creación de un artefacto social que favorezca la vida colectiva en espacios comunes a la vez que asegure espacios personales e individuales suficientes materializados en distintas unidades de vivienda.
«Hemos hecho otros colivings o residencias, aunque este es el de mayor escala hasta el momento y por tanto el primero que nos ha dado pie a explorar otras fórmulas para desarrollar estas nuevas formas de habitar», nos explican María Ormazabal, María Mancera y María Elizalde, encargadas del proyecto. «Pensamos que este tipo de proyectos han venido para quedarse. La sociedad está en permanente desarrollo y la arquitectura es un reflejo de estos cambios sociales, por lo que aparecen tipologías de proyecto como los Coworking o Coliving que cada vez tienden más tanto a la temporalidad como a la colectividad. Esta tendencia a la vida colectiva ha llevado a modelos residenciales que nos parecen muy interesantes, como las comunidades en cooperativa, y estamos seguras de que se seguirá desarrollando. En nuestro caso, en la actualidad estamos realizando varios proyectos de la misma tipología que nos están permitiendo investigar más en profundidad las fórmulas que comenzamos a desarrollar en [COL], entre ellos, un coliving que duplica las dimensiones de este»
El interior
La marcada irregularidad de la preexistencia llevó a que la equidad en el programa de las 19 unidades habitacionales, todas ellas dispares entre sí, se generase a través de un módulo que permitiese una construcción eficiente y adaptable a las distintas morfologías de cada estancia.
«El hecho de tener una preexistencia tan marcada a priori podía parecer una limitación, pero se ha aprovechado para potenciar los aspectos diferenciadores de cada una de las unidades, a pesar de que todas ellas tenían el mismo programa», explican desde el estudio. «De esta manera pueden cubrirse las diferentes necesidades de cada uno de los posibles habitantes de cada una de estas unidades habitacionales. Es un aspecto que nos parece muy importante ya que tradicionalmente las residencias daban cabida a un grupo de edad muy concreto, mientras que ahora esta nueva tipología de proyecto tiene que dar servicio a gente de rangos de edad y circunstancias muy distintas»
Este módulo incluye el programa inherente a esta tipología de vivienda a través de componentes estandarizados: cocina, armario y servicio se integran en elementos de carpintería y policarbonato de medidas fijas y disposición variable.
La materialidad del módulo juega con la luz mediante dos estrategias: reflectancia y permeabilidad. La luz traspasa el volumen a través de los elementos de policarbonato para transformarlo en una caja de luz que se materializa de distintas formas en cada una de las estancias. En los puntos en los que el programa requiere de mayor privacidad, se emplean sólidos con acabado inoxidable que reflejan la luz, trasladando ese efecto multiplicador al interior del servicio mediante un arco de espejos.
El exterior
El exterior de la vivienda se recupera y entiende como parte del proyecto, introduciendo al igual que en el edificio tanto espacios de relación como áreas privadas que se integran con las viviendas. Con este fin, se recupera la fábrica de ladrillo de la estructura original como elemento clave para articular los usos y recorridos. A través de la variación de la posición del mismo ladrillo se generan patrones distintos que determinan la diferencia entre espacios de recorrido, plataformas de paso y estanciales.
Fotografía: Javier Bravo