Anna Bach, arquitecta finlandesa establecida en Barcelona, es una figura destacada en el campo de la arquitectura contemporánea. Co-fundadora del estudio Anna & Eugeni Bach, su enfoque innovador busca alternativas a la gran construcción, explorando diversas escalas y ámbitos del diseño arquitectónico. Con una sólida formación académica que incluye una maestría en Teoría y Práctica del Proyecto de Arquitectura por la ETSAB, UPC, Bach ha sido galardonada con prestigiosos premios como el Premio FAD Internacional y el FAD de la Opinión en múltiples ocasiones, reconociendo su excelencia tanto en proyectos efímeros como en obras de mayor envergadura.
Como arquitecta y docente comprometida, Bach ha dejado una huella significativa en el ámbito educativo, impartiendo clases en diversas instituciones como la EINA – Centro Universitario de Diseño y Arte de Barcelona. Además, su labor investigativa y cultural se refleja en su participación como comisaria de eventos importantes como la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo y la exposición «Human Traces / World Heritage» en el Alvar Aalto Museum de Finlandia. Su obra, ampliamente reconocida y expuesta internacionalmente, destaca por su profundidad conceptual y su contribución a la innovación arquitectónica contemporánea.
«Finlandia y España son los extremos de Europa, pero curiosamente hay muchas cosas que nos unen».
Lo primero que se preguntará mucha gente puede ser cómo llega desde Finlandia a España. ¿Por qué decidió desarrollar aquí su carrera profesional? Independientemente de los motivos, ¿ve muy diferente la arquitectura de Finlandia respecto a la que se hace en España?
Durante mi segundo año de estudios conocí a mi pareja Eugeni Bach y empezó una etapa de viajes entre Helsinki y Barcelona. Para poder estar juntos los dos hicimos un intercambio en años consecutivos. Primero él vino un año a Helsinki y después yo pasé otro año en Barcelona. Era una buena manera de poder estar en la misma ciudad y estudiar fuera en otro contexto. De hecho, antes de empezar la relación ya había pensado salir fuera a estudiar y curiosamente había pensado en Barcelona.
Después de los intercambios, los dos pasamos tiempo en el país del otro trabajando y al final decidimos quedarnos en Barcelona.
Finlandia y España son los extremos de Europa, pero curiosamente hay muchas cosas que nos unen. Seguramente una cierta sensación de periferia nos hacen parecidos. A parte hay una larga historia de interés mutuo entre los arquitectos nórdicos y los del Mediterráneo.
¿Qué inspira tu enfoque hacia modelos alternativos de construcción y diseño arquitectónico?
Si hablamos de arquitectura y no de meramente construcción, creo que nuestro trabajo siempre incorpora una búsqueda. Buscamos un equilibrio entre lo que podemos aprender del pasado y cómo aportar algo que lo cuestione o que lo reinterprete.
¿Qué desafíos enfrentas al trabajar en proyectos de diferentes escalas, desde la urbana hasta el diseño de interiores y objetos? ¿Hay algún aspecto que destaque en complejidad respecto a otros?
Los proyectos pequeños son muy íntimos. Las decisiones se toman entre el arquitecto y el cliente y hay mucha carga emocional. Los proyectos grandes son más corales y suelen contar con equipos muy profesionales. Un proyecto siempre se hace en equipo y estos equipos y sus dinámicas varían mucho según el proyecto. El esfuerzo y la atención que ponemos en una cosa pequeña o en una cosa a escala urbana es la misma.
Tu trabajo se fundamenta en cuatro ramas: la profesional, la docente, la investigación y la actividad cultural. ¿Cómo integras la investigación en la práctica arquitectónica y cómo influye en tus proyectos?
Al final todo está muy relacionado. La práctica bebe de la investigación y viceversa. La docencia une las dos vertientes de una manera muy concreta poniendo a prueba tus capacidades profesionales y la argumentación y razonamiento de las decisiones proyectuales más allá de lo práctico. Aparte de la docencia, la actividad cultural te pone en contacto con otros profesionales, con la academia, con estudiantes, y con la sociedad en conjunto que permite compartir las inquietudes, conocimientos y descubrimientos.
«Un proyecto siempre se hace en equipo y estos equipos y sus dinámicas varían mucho según el proyecto»
Si hablamos de actividad cultural, ser comisaria de una exposición supone ser responsable de elaborar su concepto, conoce las obras que se van a exhibir en la misma. Fuíste comisario de la exposición “Human Traces / World Heritage” (Finlandia), donde se exponía una serie de cinco muestras que exploran la diversidad del patrimonio cultural y construido. ¿Qué fué lo que quisiste resaltar de ella? ¿Qué mensaje querías transmitir y qué piensas en general de esta relación entre cultura y patrimonio?
La exposición tenía mucho contenido y trabajaba en una escala mundial y muy local en sus cinco secciones. Destacando arquitecturas y enclaves patrimoniales alrededor del mundo y de épocas muy diferentes. La huella humana, aunque tenga una fuerza devastadora, desaparece. Desde el momento en que algo se construye, el tiempo empieza a corroer y desintegrar lo material, sea por erosión, descomposición, por uso o cambios provocados por la actividad humana.
Queda muy poco de lo que la humanidad ha construido y es interesante cuidar, o como mínimo, ralentizar la desaparición de algunos ejemplos del pasado (¡y presente!) que nos permitan tener una lectura colectiva de la historia de la humanidad. El segundo tema que mostraba la exposición, y que se hacía muy evidente, es respecto a la selección de qué vale la pena proteger como patrimonio.
Si uno mira el mapa de todas las localizaciones reconocidas como patrimonio de la humanidad, se hace evidente que los criterios culturales o artísticos tienen una carga política muy fuerte. Europa y partes de Asia y Estados Unidos están muy punteados con patrimonio y continentes como África o Sudamérica quedan al margen.
¿En que se diferenció, por ejemplo, respecto a ser comisaria en la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo?
El trabajo para la Fundación Alvar Aalto, aunque complejo, fue un encargo para el diseño y el comisariado de una exposición con una temática ya fijada con un interlocutor muy claro y un espacio museístico con mucho tiempo para el proyecto y su desarrollo. El día de la inauguración sabes que el trabajo ya está hecho. La Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo es un comisariado mucho más complejo – tiene la parte expositiva, pero incorpora muchas otras: premios de arquitectura y urbanismo con sus correspondientes jurados, inauguraciones y actos celebrativos. etc.
En nuestra edición montamos un congreso con un ciclo de conferencias de los equipos premiados y unas jornadas de especialistas y profesionales para debatir la temática que planteamos “España vacía / España Llena, Estrategias de conciliación”. El trabajo activo duró dos años intensos. ¡La inauguración era sólo el comienzo!
«Los proyectos forman una cadena. Vas estableciendo una conexión, o un hilo argumental entre cada proyecto».
Desde tu estudio habéis expuesto en numerosos lugares, como reflejo de lo valorado que es vuestro trabajo. ¿Podrías hablarnos sobre algún proyecto concreto, o que quieras destacar, en el que hayas trabajado y que sea relevante para ti por algún motivo?
En una entrevista a Frank Lloyd Wright, cuando ya tenía unos 90 años, le preguntaron cuál era su proyecto preferido y él contestó: “El siguiente”. Es difícil destacar uno. Los proyectos forman una cadena. Vas estableciendo una conexión, o un hilo argumental entre cada proyecto. Algunas ideas ves que se van cambiando y adaptando a lo que sugieren los proyectos y de repente ves que estás en otro lugar con otra idea. Cada proyecto es una oportunidad única y diferente, pero nuestras ideas tienen un recorrido más lento y largo. Al final todo forma un cuerpo.
Has sido premiada y reconocida en múltiples ocasiones por tu labor profesional. ¿De qué proyectos te sientes más orgullosa y por qué?
Hay muchas razones para sentir orgullo. A veces es por el resultado, a veces por el proceso, a veces por todas las dificultades con que has tenido que lidiar. Hay que alegrarse tanto por las pequeñas victorias como por los éxitos que vienen en forma de reconocimiento o premios. Lo que da mucha energía son los clientes satisfechos que han recibido más de lo que sabían pedir o los colaboradores que se entusiasman con nuestros proyectos.
Anna sí nos indicó, sin embargo, dos proyectos concretos y de los que hablamos a continuación.
Firal de Olot
El Firal de Olot (Girona) es un proyecto de recuperación urbana de 10.000 m2 de superficie en el centro histórico de la ciudad gerundense. El diseño del espacio urbano desarrollado por los arquitectos Jaume Bach, Anna Bach, Eugeni Bach, Xevi Bayona y Alba Colomer, junto al ingeniero de caminos Lluís Pauné, tuvo en cuenta las propuestas surgidas en un proceso de participación ciudadana en la que intervinieron colectivos directamente implicados en la remodelación de El Firal d’Olot.
La intervención urbana ha permitido crear un nuevo espacio peatonal arbolado con una fuente con surtidores que permiten que la ciudadanía disponga de un refugio climático urbano en caso de episodios climáticos extremos.
Arquitectos: Jaume Bach, Anna Bach, Eugeni Bach, Xevi Bayona, Alba Colomer, arquitectos. Lluís Pauné, ingeniero de caminos.
Siete Vidas
El proyecto consiste en un pequeño bloque de tres viviendas mínimas en una parcela entre medianeras en pleno centro antiguo del barrio de Horta, en Barcelona. La fachada a la calle está formada por los elementos y proporciones habituales en el barrio: balcones, persianas, zócalos, estucos, etc. Pero lo hace dándole un giro en los detalles y la simplicidad de sus elementos y con la peculiaridad que uno de los balcones se escapa del perímetro de la fachada.
La parcela, ajustada en todas sus dimensiones, permite únicamente una vivienda de 40 m2 por planta. Ante la escasez de superficie, la propuesta aporta valor a las viviendas a través de un espacio central que concentra escalera, cocina y baño, permitiendo liberar dos espacios exactamente iguales en ambas fachadas, dando frente uno a la calle y el otro al patio interior de manzana.
Arquitectos: Anna & Eugeni Bach
Siguiendo con los pilares de vuestro estudio de arquitectura, ¿cuál consideras que es el papel de la arquitectura en la preservación del patrimonio cultural y medioambiental?
Hay que estar atentos al mundo. Tenemos la responsabilidad de utilizar nuestro conocimiento y capacidad de persuasión para construir y habitar de una manera menos dañina para el medioambiente.
Hablando de tu actividad docente, ¿qué intentas transmitir a sus alumnos en clase? ¿Enseñar ha influido de alguna manera en tu concepto o práctica de la arquitectura?
Intento transmitir el interés al mundo y sus fenómenos en general y la pasión por la arquitectura. Además hay mucho trabajo en transmitir conocimiento estructural, sistemático, material, cultural, estético, etc. Pero de nada sirve si no hay capacidad de leer el mundo. Los alumnos tienen que aprender a hacerse preguntas y buscar posibles respuestas entendiendo que hay muchas posibles y posiblemente ninguna correcta. Enseñar fuerza a uno mismo a hacer este mismo ejercicio en la profesión.
«Las habilidades técnicas y de representación son importantes para poder comunicar con los diferentes agentes»
En general, ¿cómo ha evolucionado tu enfoque profesional a lo largo de los años?
Uno aprende constantemente. Ahora creo que estamos en un momento muy cómodo. Tenemos ya mucha experiencia de diferentes proyectos y procesos. Conocemos muy bien a nuestros colaboradores, sabemos dónde encontrar respuestas a dudas. Podemos fiarnos de nuestra intuición a la hora de proyectar… Por otro lado, corremos el riesgo de perder una sana ingenuidad que a veces es el motor de nuevas soluciones. El contacto con los estudiantes y la investigación ayudan a tener una visión fresca y no acomodarse en exceso.
Y en cuanto a los estudiantes, ¿qué habilidades o competencias crees que son cruciales que los estudiantes de arquitectura desarrollen durante su formación?
Depende… Existen muchos perfiles de arquitectos. Las habilidades técnicas y de representación son importantes para poder comunicar con los diferentes agentes y a la vez son cruciales para uno mismo para poder entender las posibilidades de la propuesta. Estas herramientas parecen estar en un constante cambio también. No importa el nombre del programa o la tecnología si uno tiene curiosidad y visión. Estas son las habilidades más importantes y las más difíciles de enseñar.
Para finalizar, si te pedimos que nombres a mujeres arquitectas que te han servido de inspiración o de las que has aprendido, ¿qué nombres se vienen a tu mente?
Me gustaría salir del tópico de mujeres nombrando mujeres… Creo que es importante tener un buen abanico de referentes independientemente del género. Es obvio que por razones históricas y culturales siempre cuesta más encontrar nombres de mujeres. Hay que acercarse mucho en el tiempo para encontrar referentes femeninos reconocidos.
Quizás me gustaría mencionar una pareja de arquitectos, Alison y Peter Smithson. Aparte de ser el objeto de mi tesis, fueron un equipo de arquitectos extraordinario. Empezaron su práctica profesional en los años 50. En aquel momento eran habituales los estudios formados por parejas sentimentales, pero lo habitual era que el hombre daba el nombre y cara al estudio y la mujer estaba en segundo plano.
En este caso el estudio fue claramente de los dos y ambos ponían nombre y cara a su trabajo en común. Alison revindicaba su posición de igualdad y fue muchas veces considerada prepotente o incluso irritante por eso. Alison y Peter llevaron su práctica siempre desde su casa/estudio desdibujando las barreras entre lo doméstico y lo profesional.
Podemos destacar su práctica como ejemplo de emancipación de la mujer, y visto desde la perspectiva de Peter lo destacable es que él parece haber disfrutado de una pareja profesional fuerte que permitía compartir tanto las responsabilidades profesionales, como las alegrías familiares.