Las diferentes intervenciones de rehabilitación, restauración y reestructuración puntual llevadas a cabo en el Ateneo de Madrid tienen como finalidad la eliminación de los impactos negativos sufridos por el edificio a lo largo de numerosas reformas durante las últimas décadas, así como la adaptación a la normativa de protección contra incendios, accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas.
La sección y la luz
Más allá de resolver el proyecto como una colección dispersa de patologías, aparece la sección principal del edificio de Prado 21 como la espina del proyecto donde concentrar los esfuerzos y la verdadera transformación espacial. La sección original de 1884 organizaba los principales espacios desde la calle Prado hasta el patio trasero de la fachada neomudéjar articulando las dos escaleras con sendos lucernarios.
Había que recuperar esa sección que el tiempo y las actuaciones irresponsables se habían empeñado en destruir. Era el momento preciso de apostar por esa sección, utilizando la luz como la substancia principal del proyecto, y como una potente estrategia de comunicación para poder resistir los momentos difíciles del proceso. La estrategia espacial y de recuperación de la luz del Ateneo se convirtió pronto en un vehículo para generar ilusión alrededor de la intervención.
Un ejercicio de arqueología contemporánea
Una de las complejidades del proyecto fue la de crear y articular suavemente el ecosistema de los diferentes actores involucrados, incluyendo el propio edificio como un agente con el que entablar una relación a través de un trabajo de arqueología contemporánea del eclecticismo madrileño de finales del siglo XIX, aprendiendo de él y leyendo las capas de la historia para sólo así, identificando las sucesivas obras y reformas de sus 137 años de historia, poder intervenir.
Espacios, envolvente y prestaciones
El alcance del proyecto es complejo y responsable tanto patrimonialmente, como energética y económicamente, ya que aborda la viabilidad futura de la institución. Si bien se centra en la rehabilitación, consolidación estructural y restauración de los espacios principales de la sección del edificio de Prado 21, también resuelve la colección dispersa de patologías de los tres edificios y la seguridad de uso de todos los espacios, antes comprometida. Con la rehabilitación de toda la envolvente, cubiertas, fachadas de los numerosos patios en mal estado, y de la fachada principal de la calle Prado, se reduce notablemente la demanda energética del complejo.
La accesibilidad es una de las grandes apuestas de la intervención. El conjunto contaba en 2016 con un único ascensor en el edificio de Prado 19 que da servicio a ese mismo edificio y a algunas plantas de Prado 21, quedando sin acceso los espacios principales de pública concurrencia como son el Salón de Actos, la Galería de Retratos o la Cacharrería. Por otra parte, el edificio de Santa Catalina está totalmente desconectado de ese ascensor ya que sus forjados no coinciden con los de Prado 21, careciendo de accesibilidad para personas de movilidad reducida espacios como la biblioteca, administración o la cafetería.
La propuesta incluye un ascensor en el patio de articulación entre Prado 21 y Santa Catalina 10 que discurre por un espacio residual antes dedicado a almacenes. Este patio se convierte en el nuevo corazón del edificio (tras la demolición de un almacén de los años 70 que servía a la cafetería bloqueando toda posible articulación), conectando la recepción con la cafetería al mismo nivel, y conectando todos los niveles del complejo Ateneo. Además, la disposición de dos plataformas elevadoras termina de completar un plan de accesibilidad universal para todos los espacios del conjunto. Resolver un itinerario accesible completo en este laberíntico BIC ha sido uno de los principales retos del proyecto.
Fotografías: Fernando Alda
