En el acelerado mundo de hoy, encontrar un rincón de serenidad en nuestro hogar se ha convertido en más que un lujo; es una necesidad. No solo buscamos un lugar para descansar físicamente, sino también un espacio que nos permita reconectar con nuestra esencia, alejarnos del ruido externo y sintonizar con nuestro ser interno. La idea de tener una sala de yoga en casa va más allá de solo un espacio para estirar el cuerpo; es crear un refugio donde mente, cuerpo y espíritu encuentren armonía.
El diseño consciente de un espacio dedicado a la práctica del yoga o la meditación no es meramente estético. Cada elección, desde el color de las paredes hasta los objetos que elegimos colocar, tiene la capacidad de influir en nuestra energía, nuestras emociones y, en última instancia, en nuestra práctica. A continuación, te mostraremos cómo transformar un pequeño espacio en tu templo personal de yoga y meditación.
Elige el rincón perfecto
El primer paso es elegir el espacio adecuado. La ubicación es fundamental para definir la atmósfera de tu rincón. Si tienes la posibilidad, busca un lugar cerca de una ventana que permita la entrada de luz natural. Sin embargo, si el entorno es muy ruidoso, por ejemplo, debido al tráfico, sería aconsejable situar tu espacio más alejado de la ventana, con el fin de prevenir cualquier distracción que pueda perturbar tu paz interior.
Xuan Lan, profesora de yoga y fundadora de XLY Studio, aconseja «elegir siempre la misma estancia y que sea un espacio libre y despejado de muebles y objetos que puedan estorbar; también intentar que no haya demasiado ruido alrededor ni interrupciones».
Por otro lado, no todos tienen la suerte de contar con una habitación exclusiva para el yoga. La buena noticia es que no es imprescindible. Un rincón junto a una estantería, una pequeña parte del salón o incluso un espacio al aire libre, como el jardín, pueden ser ideales. Lo importante es que el lugar transmita serenidad y permita la concentración.
Acondiciona el espacio de yoga en casa
Una vez definida la ubicación, deberás pensar en los elementos que compondrán el rincón. En cuanto al mobiliario, un banco o cojines en el suelo para sentarte serán suficientes, además de complementar el espacio con algún mueble o repisa donde colocar elementos decorativos que te inspiren. Opta por colores suaves que transmitan calma y serenidad. Adornos como imágenes de paisajes naturales, tapices de macramé o láminas pueden dar un toque personal y único a tu rincón.
Analizando los proyectos de interiorismo para estudios de yoga, puedes darte cuenta de que el diseño de estos espacios siempre asimila la necesidad básica de crear un ambiente íntimo y relajante. En su descripción del proyecto YogaOne Mandri en Barcelona, el Studio Shito señala que el objetivo principal fue «la generación de espacios donde los materiales, el mobiliario, la iluminación y los colores acompañen la práctica del yoga, generando una transición tranquila en el recorrido».
Al mismo modo, DX Arquitectos, sobre su proyecto AYC en Santiago de Chile, aclara que sus interioristas se inspiraron «en espacios introvertidos y silenciosos, en lugares que miran hacia adentro, de luz tenue y cambiante». Por su parte, Ambrosi I Etchegaray, sobre su proyecto Spa Querétaro en Querétaro (México), destaca la importancia de la vegetación en un espacio de yoga, señalando que «la premisa de diseño fue crear un centro en constante contacto con la naturaleza».
Busca el equipamiento básico para practicar yoga
En cuanto a los materiales, opta por aquellos naturales. La madera y los textiles de fibras como algodón y lino no solo son estéticamente agradables, sino que también favorecen la relajación. Estos materiales, por su aroma y textura, nos conectan directamente con la naturaleza, lo cual es esencial para conseguir un nivel de consciencia plena.
Una esterilla es básica, y según el tipo de yoga que practiques, podrías necesitar dos: una más delgada y otra más gruesa. También hay otros elementos que pueden ser de gran ayuda, como ladrillos, cinturones y hasta sillas, especialmente para aquellos que están comenzando o tienen ciertas limitaciones físicas.
Crea un lugar de relajación y meditación
Tras una intensa sesión de yoga, el momento de la meditación o mindfulness es crucial. Ya sea que uses un zafu, cojín tradicional para meditación, o simplemente una manta, es fundamental que te sientas cómodo. Elementos visuales como la llama de una vela o un mandala pueden ayudar a armonizar el espacio y facilitar la concentración.
La iluminación también juega un papel crucial en la creación de tu espacio. Una luz suave y tenue es ideal para practicar meditación. Si bien la luz natural es magnífica, a veces puede no ser suficiente, especialmente durante la noche. En estos casos, una pequeña lámpara con una luz cálida de baja intensidad puede ser la solución.
Además, no hay que olvidar la importancia de la aromaterapia. Los olores tienen un poderoso efecto sobre nuestro estado de ánimo y bienestar. Quemadores de incienso, saquitos de hierbas aromáticas o difusores de aceites esenciales son herramientas ideales para envolver tu espacio en un aroma que invite a la relajación.