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Preservando la identidad: Rehabilitación y ampliación de la Fundación Ortega-Marañón

En 1984, la Fundación encargó a Jerónimo Junquera y Estanislao Pérez Pita la rehabilitación y adecuación de los edificios existentes. Y posteriormente, en 2014, la Fundación volvió a confiar en ellos para llevar a cabo una segunda rehabilitación que permitiera adaptarse a nuevas funciones y demandas.

La rehabilitación y ampliación de la Fundación Ortega-Marañón en Madrid, realizada por Junquera Arquitectos, es un proyecto que ha logrado un equilibrio perfecto entre tres edificios de distintas épocas, creando un conjunto arquitectónico único y funcional.

El diálogo entre tres edificios, tres épocas

El origen de este complejo se remonta a 1857, cuando se construyó como un palacete residencial. Posteriormente, en 1915, fue transformado en la sede de la Fundación americana del Instituto Internacional de Boston, que tenía como objetivo principal fomentar el acceso de las mujeres a la educación universitaria. Más tarde, en 1932, se encargó al arquitecto Carlos Arniches la construcción de un segundo edificio anexo, conocido como el Edificio Arniches, que se convirtió en un referente de la arquitectura del movimiento moderno español.

A lo largo de su historia, este conjunto arquitectónico ha albergado diversas funciones, desde residencia de señoritas hasta sede de la Fundación Ortega y Gasset. En la actualidad, alberga la Biblioteca y el legado del filósofo Ortega y Gasset y del médico Gregorio Marañón, así como espacios para exposiciones y usos educativos.

El principal criterio seguido en la rehabilitación ha sido preservar la identidad histórica de los edificios y el jardín, respetando sus características originales. Cada uno de los tres edificios ha albergado diferentes usos a lo largo de sus más de 150 años de historia, desde residencia hasta archivo documental y ahora salas de exposición y espacios de usos múltiples. La rehabilitación ha procurado mantener las señas de identidad de cada edificio en la medida de lo posible, adaptando los espacios a los nuevos requerimientos.

El palacete residencial del S. XIX

El conjunto arquitectónico se caracteriza por una tipología «clásica» compuesta por tres naves. La nave central alberga el acceso, la escalera y los servicios, creando un eje central que se destaca en la fachada principal. En esta fachada se ha construido un volumen de vidrio que enfatiza dicho eje y sirve como entrada, a la cual se accede mediante una escalinata que supera la altura del zócalo sobre el cual está ubicado el edificio.

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© Lucía Gorostegui

Preservación de elementos tipológicos y estructurales
Desde su origen, se han mantenido los elementos tipológicos y estructurales del conjunto, a excepción de la compartimentación de los espacios exteriores, los cuales se han adaptado a sus nuevos usos. En este sentido, la rehabilitación ha tenido mayor libertad para generar nuevas compartimentaciones en las dos naves laterales sin modificar los huecos de la fachada. Esto ha dado lugar a encuentros a media ventana diseñados con carpintería de acero y tímpanos de vidrio y madera.

Incorporación de bibliotecas y archivo
Como parte de la intervención, se han creado dos bibliotecas con entreplanta y se ha establecido una comunicación con el semisótano, que ha sido recuperado para albergar los archivos. Estas adiciones se han realizado a través de vacíos estratégicamente ubicados.

Con el objetivo de dar respuesta al crecimiento documental, se ha ampliado el semisótano, generando así una zona de jardín sobreelevado que se sitúa a la altura de la coronación del zócalo original.

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© Lucía Gorostegui

Austeridad en los materiales
Se ha mantenido la austeridad en los materiales utilizados, con fachadas revocadas y carpinterías de madera pintada. Además, se ha conservado la carpintería de acero en el mirador. Los pavimentos son de madera y los tabiques de ladrillo están acabados con yeso pintado.

La Residencia de Señoritas: El Edificio Arniches

En cuanto al Edificio Arniches, se ha conservado la clásica tipología “hotel” con un pasillo que enhebra las puertas de las habitaciones y en quiebro se sitúan los aseos comunes, creando hacia Gral. Martinez Campos un gran ventanal y terrazas voladas que generan la fachada más icónica del edificio. En la ampliación ha sido referencia como elemento clave de la formalización de la nueva fachada.

Un edificio resuelto con materiales austeros que se han mantenido rehabilitándolo, fachada de revoco, carpintería de acero con persianas enrollables de madera y cubierta plana a la catalana.

Las primeras plantas se han destinado a espacios expositivos de pequeño formato, mientras que el resto se ha adaptado como despachos de investigadores.

El nuevo edificio. La nueva puerta de difusión y salón de actos de uso flexible

Para dar cabida a nuevas funciones y necesidades de difusión pública, se ha incorporado un nuevo edificio que se fusiona de forma armoniosa con el conjunto existente. Este nuevo edificio se adosa al muro de la calle Miguel Ángel, sin sobrepasar su coronación, y se hunde ligeramente a la cota del semisótano, continuando con la sala de exposiciones temporales. Desde el exterior, su presencia pasa desapercibida, manteniendo la percepción original del conjunto.

El nuevo volumen cuenta con una fachada que se abre al jardín a través de un ventanal protegido por lamas de madera móviles, permitiendo regular la entrada de luz según las necesidades. Un voladizo similar a los balcones del Edificio Arniches protege y enmarca la rampa de acceso al vestíbulo, desde donde se accede al salón de usos múltiples y a las salas de exposición.

La sala principal se configura como un volumen acústicamente óptimo, al que se añade un palco corrido que permite almacenar el mobiliario y transformar rápidamente el espacio para diferentes eventos.

El vestíbulo se convierte en el punto de conexión entre el nuevo edificio y el Edificio Arniches.

Dado que este edificio nace con vocación de fusionarse miméticamente con la Residencia de Señoritas utiliza sus mismos materiales y acabados, fachadas revocadas, carpinterías de acero, madera. Solo la cubierta plana ventilada mantiene la misma tipología, cambiando el baldosín catalán por paneles de cerámica blancos.

Preservación y adaptación

El proyecto de rehabilitación y ampliación de la Fundación Ortega-Marañón ha logrado preservar la identidad de cada uno de los tres edificios, respetando su historia y adaptándolos a nuevos usos. El diálogo entre las distintas épocas arquitectónicas se manifiesta a través de la cuidadosa intervención, que ha sabido mantener las características originales y, al mismo tiempo, incorporar elementos contemporáneos.

El resultado es un conjunto arquitectónico que se erige como un referente cultural, educativo e investigador en nuestro país. La Fundación Ortega-Marañón ha encontrado en estos tres edificios un espacio adecuado para albergar su biblioteca, su archivo y sus salas de exposición. Cada rincón cuenta una historia, cada detalle arquitectónico habla de su pasado. Es un lugar donde el legado de Ortega y Gasset y de Gregorio Marañón se encuentra en perfecta armonía con la arquitectura que los envuelve.

Este proyecto realizado por Junquera Arquitectos ha logrado materializar el diálogo entre tres edificios de distintas épocas, respetando su identidad y dotándolos de nuevas funcionalidades.

La rehabilitación y ampliación de la Fundación Ortega-Marañón es un ejemplo de cómo se puede preservar y adaptar el patrimonio arquitectónico a las necesidades actuales. Es un homenaje a la historia y a la vez una mirada hacia el futuro, donde la arquitectura se convierte en un medio para transmitir conocimiento y cultura.

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