Bajo la firma de Israel Alba Estudio, el estadio de fútbol “El Plantío” se ubica en Burgos, junto al río Arlanzón y al parque de La Quinta, situados al sur, y se integra dentro de un área deportiva formada por diversas instalaciones municipales, que discurre en paralelo a este extraordinario entorno natural integrado en la ciudad. Un lugar excepcional y de baja densidad; un contexto que permite entender la necesidad de abrir el estadio y de intensificar sus relaciones, ampliando los espacios públicos perimetrales para mejorar las conexiones y la accesibilidad.
Se trata de un proyecto que requiere de una escala adecuada para poner en valor el paisaje natural, donde los árboles predominen sobre lo edificado. De esta manera, la fachada sur refuerza la horizontalidad y la abstracción del proyecto, a través de la gran ventana corrida que pone en valor el lugar conectando el graderío con la ciudad y con el río.
Al mismo tiempo, el edificio responde al hecho de la representación, cualidad que se supone a este tipo de instalaciones actualmente, con ciertos valores icónicos para la ciudad. Más que una infraestructura, es un edificio que, en el contexto descrito, debe apostar por el diálogo y por la integración. La gran escala derivada inevitablemente de la estructura queda oculta dentro de los límites del cerramiento, que se divide en dos partes, ambas realizadas en aluminio.
La fachada sur refuerza la horizontalidad y la abstracción del proyecto, a través de la gran ventana corrida que pone en valor el lugar conectando el graderío con la ciudad y con el río
Una inferior a modo de zócalo negro liso, que integra todos los accesos al estadio y que se aligera en las esquinas transparentes donde se ubican locales comerciales, rematado por una marquesina del mismo material para proteger al público tanto de la lluvia como del sol. Este zócalo se relaciona con la ciudad y con la escala cercana. La parte superior, un cuerpo blanco de carácter vertical, que presenta formas blandas, más naturales y suaves, busca la relación con el paisaje y con la escala intermedia del entorno. La geometría de las piezas curvas de la fachada superior responde a dos cuestiones: una, al paisaje y, otra, a la técnica, ya que el curvado permite emplear menos cantidad de material para alcanzar la necesaria rigidez y resistencia del conjunto. Las condiciones de viento del entorno aconsejaron sustituir las piezas perforadas previstas inicialmente, que además estaban ligeramente separadas, por piezas lisas continuas. Esta solución, además de crear un diálogo rico y repleto de matices y de relaciones entre el interior y el exterior, apuesta por convertir el estadio en un edificio más de la ciudad, grande, pero con voluntad de integración.
En el interior, un distribuidor de circulación perimetral continuo, en forma de anillo a cota +3.60, cose y unifica todo el estadio proporcionando la flexibilidad y la accesibilidad universal requeridas, organiza la división del graderío en una banda superior y otra inferior, al tiempo que por sus dimensiones se convierte en espacio público de relaciones, por un lado, para los aficionados que acuden a los partidos y, por otro, del estadio con el entorno que establece una nueva relación con la ciudad a través de la fachada sur que asoma hacia el río.
La estructura, de pórticos de hormigón prefabricado para una rápida puesta en obra, se resuelve con una retícula de pilares y vigas cada 7,20 m para optimizar las ventajas del sistema. Los graderíos y las escaleras también se realizan con elementos prefabricados de hormigón. La cubierta, con la misma modulación, se resuelve con estructura metálica a base de grandes cerchas tipo celosía en voladizo.
Todo lo anteriormente descrito redunda en la idea de alcanzar una ajustada y equilibrada economía de medios en la construcción del edificio, incluidos los detalles, que se hacen más visibles por su ausencia. Los materiales se recortan limpios ocupando superficies completas. Estos materiales empleados, pocos e industrializados (hormigón prefabricado, aluminio y vidrio), que permiten rapidez y eficiencia en su montaje, posibilitan también reducir los costes de la construcción.
El estadio se encuentra en un punto de transición entre un entorno natural y un entorno urbano, debiendo reafirmar su condición y su escala pública. Al final, una caja blanca plantea una cuestión de arquitectura: la intensificación de la condición urbana como respuesta al entorno.
La estructura, de pórticos de hormigón prefabricado para una rápida puesta en obra, se resuelve con una retícula de pilares y vigas cada 7,20 m para optimizar las ventajas del sistema