El proyecto pretende sacar a la luz todo el esplendor del edificio, un antiguo palacete junto al puerto deportivo de Gijón. En desuso desde 1998, y tras haber sufrido varios cambios de actividad a lo largo de su historia, se pretende reactivar el edificio tomando como punto de partida su situación. En primer lugar, se transforma el antiguo patio delantero se convierte en parte del espacio público de la ciudad abriéndose a los Jardines de la Reina, sirviendo como gran vestíbulo de entrada. De esta forma pasa de ser un recinto cerrado, una fortaleza para el transeúnte, a convertirse en lugar de encuentro social.
La planta semisótano, que albergaba las cajas fuertes y dependencias de instalaciones (espacios cerrados y oscuros) pasa a ser la zona más pública: restaurante, cafetería, zonas de reuniones y área de trabajo colaborativo. En planta primera, con acceso a través de la gran escalinata, encontramos la recepción que recupera la altura total de la planta, remarcándola con un cajón de madera del que descuelga una constelación de luminarias. En las plantas superiores se distribuyen nuevas oficinas, totalmente abiertas al entorno urbano y al paisaje marítimo de Gijón. Al llegar a la terraza, el puerto, los jardines y el paseo se convierten en el telón de fondo para el usuario. La recuperación de este espacio, destinado a instalaciones, vuelve a conectarnos con la ciudad mediante una apertura de 360 grados. El tratamiento de recuperación de las fachadas ha sido de gran importancia, para recuperar los colores originales que han devuelto el brillo al edificio.
