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La iluminación y las texturas de las paredes protagonizan este restaurante con aires de la Toscana

El proyecto de interiorismo de la Trattoria Sant Arcangelo, firmado por Lorna de Santos Studio, está basado en aportar un toque sostenible y una imagen renovada a un restaurante madrileño que llevaba siendo un clásico de la zona más de veinte años. La planta está distribuida en tres estancias a distintos niveles que se han diferenciado para darles un nuevo carácter.

El vestíbulo es el espacio central, cuyo acceso se hace por la esquina de un edificio emblemático de Madrid con un recibidor de madera que atrae la vista hacia el mostrador y una escalera que lleva a una balaustrada que se ha recuperado de hace más de 60 años. Este espacio tiene una doble altura y para resaltar su carácter se ha hecho crecer una parra vegetal a través de los pilares y paredes para que fuera invadiendo el espacio. 

La planta está distribuida en tres estancias a distintos niveles que se han diferenciado para darles un nuevo carácter

El zaguán sería la segunda estancia del restaurante, es una zona con muchísima luz natural. Destaca una bancada de lado a lado hecha en linos con líneas rojas, la pared con un texto picado “la Vita é bella” y asientos de mimbre, todo envuelto por unas paredes y techo con un tratamiento polvo de albero y tierras naturales. El zaguán sería la extensión de la terraza en el interior.

El aposento es el salón donde se pretende que el cliente que va a una comida larga se sienta cómodo. Está compuesto por variedad de mesas desde cuatro a diez personas. Se mantiene la curva en hierro que separa de los aseos como pieza que caracteriza a este salón. Con materiales como acero cortén, cueros, maderas y un papel mural de un paisaje, se ha hecho de este espacio un lugar del cual el cliente no quiera levantarse.  

La terraza se ha convertido en un espacio acogedor. Los bancos de madera maciza van rodeando el perímetro con unos cojines verdes que invaden la acera, mesas de mármol macizo, luminarias suspendidas en esparto y cortinas para hacer de este lugar un salón en el exterior.

La clave del proyecto está en la iluminación y las texturas de las paredes. Todas las estancias están unificadas por un haz de luz que recorre todo el perímetro del espacio a la altura de 1 m con un perfil en L como elemento unificador y hace resaltar el otro elemento común, que es la textura de las paredes hechas a base de polvo de albero. Sin perder su alma se ha querido aportar a través de la decoración un punto de vista artesanal y con aires de la Toscana. Los tejidos de las sillas fabricadas a medida para este proyecto son naturales, hechos de algodón y cáñamo respetando el medio ambiente.

Era importante para los clientes que el interiorismo no se alejase del concepto cálido y de restaurante de uso frecuente para su vecindario, ya que no querían perder su esencia si no solo actualizar su imagen y convertirlo en sostenible.

Los tejidos de las sillas fabricadas a medida para este proyecto son naturales, hechos de algodón y cáñamo respetando el medio ambiente

© Antonio López Espinós

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