Arquitecto y comunicador, Luis Lope de Toledo (@lopedetoledo en redes), hace desde sus cuentas una tarea de divulgación de contenidos de arquitectura para todos los públicos, reivindicando el reaprender a mirar y disfrutar de los edificios que están presentes en la vida de todos.
Ha colaborado con medios tradicionales como Radio Nacional de España, El País y Yorokobu, ha escrito y locutado un podcast para Fundación Telefónica. También ha impartido cursos y conferencias en universidades nacionales e internacionales.
Ahora llega a NAN Arquitectura de la mano de su primer libro, “Arquitectura de andar por casa”, el cual ya se encuentra en su tercera edición y ha sido galardonado con el Premio Difusión 2023 por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
¿Qué te inspiró para escribir «Arquitectura de andar por casa»?
Publicar un libro es una oportunidad increíble de llegar a muchas personas para contarles algo interesante. La arquitectura es un arte, sí. Y, a pesar de ser poco conocido, nos condiciona cada día desde que nos levantamos. Hablar de la casa es una excusa para hablar de una arquitectura que todos conocemos, además de muchas otras cuestiones.
¿Cuál es el objetivo principal que esperas lograr con este libro?
Salir de ese círculo vicioso de «Arquitectos hablando de arquitectura a otros arquitectos». Nuestra disciplina es bellísima, pero tenemos que acercarla al público general. Es un reto enorme y no podemos transmitir la idea de que es algo complejo para el resto de los mortales, porque todos vivimos rodeados por ella. Comprender nuestras viviendas, lugares de trabajo y, a otra escala, nuestras ciudades es el primer paso para poder mejorarlas entre todos.
¿Cómo describirías el enfoque o la perspectiva única que ofreces sobre la arquitectura?
Me gusta pensar que es cercana a quien la quiera entender. No sé muy bien la razón, pero en las escuelas hemos aprendido inconscientemente a tratar de intelectualizar cada una de las decisiones que tomamos en un proyecto. Si utilizamos un lenguaje que no conecta con el receptor, ese mensaje se pierde y no llega. La arquitectura es un arte y se puede entretener a la gente mientras aprende cosas que no conocen.
¿Cuál fue el criterio que utilizaste para seleccionar los temas y aspectos específicos de la arquitectura que abordas en tu libro?
Como todos vivimos en una casa, todos somos capaces de identificar cada una de las piezas que forman parte de su configuración. Hablar de la historia de una estancia, o de cómo ha evolucionado en el tiempo, nos hace comprender mejor quiénes somos y, lo que es más importante, quiénes podemos llegar a ser. La arquitectura es un reflejo de nosotros como colectivo y se ve influenciada por cada decisión tanto histórica, como económica, tecnológica o social. Cada uno de estos cambios han modificado las viviendas que habitamos y lo seguirán haciendo con el paso de los años.
¿Cómo crees que la tecnología ha impactado en la forma en que vivimos y experimentamos los espacios arquitectónicos en la actualidad?
La tecnología es uno de esos inputs que modifican la manera en la que vivimos. Y como la arquitectura no es más que un reflejo de nuestras necesidades como sociedad, seguirá modificándola a medida que aparezcan mejoras que faciliten nuestros quehaceres diarios. La cocina o los baños han evolucionado muchísimo en menos de cien años y por supuesto no tendrán nada que ver con los del siglo que viene.
¿Cuál es tu opinión sobre la relación entre la arquitectura y el medio ambiente?
Los seres humanos aparecimos miles de años después de que otras especies poblaran el planeta, así que nuestra obligación es seguir conservándolo. La arquitectura debe ser cada vez más consciente de ello, sobre todo a grandes escalas. Las ciudades no pueden devorar todo a su paso y agotar los recursos de un ecosistema, porque hace insostenible nuestra supervivencia.
¿Qué importancia tiene para ti el concepto de «sentirse como en casa» en el diseño arquitectónico?
Los espacios deben estar pensados y, en la medida de lo posible, personalizados para quien los va a habitar. Dado que la vivienda lleva décadas siendo un negocio para muchas entidades que quieren sacar tajada del pastel (desde promotores hasta constructoras, pasando por inmobiliarias) a veces olvidamos que su verdadero fin es el de que dentro vivan personas. Como cada decisión arquitectónica que se tome va a tener tantísimas consecuencias en quien viva dicho espacio, lo mínimo es lograr que se sienta a gusto. Qué menos.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiere empezar a apreciar y entender la arquitectura de una manera más profunda?
Que tiene muchísimos lugares en donde puede comenzar a hacerlo. Hay libros maravillosos, vídeos en Internet de gente compartiendo sus conocimientos de manera altruista, arquitectos que explican los edificios que han diseñado en jornadas de puertas abiertas, entrevistas, programas en televisión, radio, podcast… Vivimos en una época en la que se puede acceder a un gran conocimiento colectivo, gratis o por muy poco dinero. Lo único necesario es tener ganas.
¿Cómo crees que están relacionadas la arquitectura y la cultura de una sociedad?
Queramos o no, la arquitectura siempre ha sido política. Desde la construcción de las pirámides de Egipto, hasta la decisión de colocar apoyabrazos en los bancos públicos para que no duerman allí los sintecho. Es una pena darse cuenta de que quienes dirigen nuestras ciudades, en muchos casos, no tienen ni idea de urbanismo y están preocupados por otros menesteres.
¿Qué aspecto o concepto específico de la arquitectura esperas que los lectores se lleven después de leer tu libro?
Que la buena arquitectura es capaz de cambiarte la vida. La mala también, por supuesto. Por eso es importante entenderla y saber identificarla.