Cada vez se repiten con más frecuencia episodios de sequía, temperaturas extremas y ausencia de precipitaciones en todo el territorio español. El cambio climático ha acentuado fenómenos propios de las temporadas más calurosas. Esta nueva realidad climatológica afecta a la hora de diseñar espacios verdes ya que la selección de especies para un jardín seco, tiene que contar con plantas capaces de adaptarse a los cambios de temperatura.
Numerosas tendencias de paisajismo se rigen por la crisis climática y el grado de concienciación de la población respecto al uso del agua. Una de las tendencias actuales en paisajismo se centra en la sostenibilidad debido a la necesidad de preservar los recursos naturales. Muchos profesionales del sector han adoptado la filosofía xerojardinería, una corriente que surgió en los años 80 en América debido a las sequías. California y Colorado fueron las zonas más afectadas por la ausencia de lluvias, esto derivó a la necesidad de crear jardines capaces de sobrevivir con un consumo de agua escaso.
El término xerojardinería proviene del griego xeros, que significa seco. Esta tendencia aboga por el uso racional del agua usando especies capaces de adaptarse al medio y a las condiciones climatológicas. El objetivo de un xerojardín es conseguir la máxima sostenibilidad, reduciendo el consumo de agua y manteniendo su forma estética. La tendencia americana no solo reduce el consumo de agua, sino que incorpora otros elementos que aumentan su valor ecológico, como son el bajo consumo energético, abonos e insecticidas naturales o elementos reciclados.
Un xerojardín consume tan solo una cuarta parte del agua
Estos jardines autosuficientes acostumbran a llevar la etiqueta de jardines sin riego, lo cual hace pensar que no hay que regarlos. Lo cierto es que, desde el punto de vista de la horticultura, esta sería una realidad plausible, puesto que con una buena planificación del suelo y el buen desarrollo de las raíces, las plantas pueden llegar a ser autónomas durante unos meses. Aun así, lo que es complicado es romper con la idea cultural de jardín como espacio bonito, fresco, verde y lleno de colores. El aspecto de estos xerojardines puede chocar con la imagen común sobre jardines. Es por eso que muchos profesionales se decantan por usar los términos ‘jardín seco’, ‘jardín con bajas necesidades hídricas’ o, simplemente, hablar de ‘jardinería sostenible’.
Para conseguir crear jardines sostenibles y adaptados al clima, es importante conocer las características y exigencias del terreno. Un diseño previo en el cual se debe tener en cuenta factores como el agua o el clima del lugar. Se tiende a pensar que los xerojardines no necesitan ser regados, pero estos jardines también necesitan agua. El riego por goteo o por microaspersores, aseguran el aprovechamiento del agua que se utiliza.
¿Qué plantas se utilizan en la xerojardinería?
A menudo se tiende a pensar solo en cactus y crasas o suculentas, a la hora de escoger especies. La xerojardinería cuenta con una amplia gama de plantas para ser utilizadas en sus composiciones. La idea principal es crear un ecosistema rico que permita la coexistencia de especies llamativas y coloridas capaces de crecer bajo las condiciones específicas de los xerojardines. Dentro de estos jardines podemos encontrar árboles como la Acacia, el Olivo o la Higuera. La utilización de arbustos o matas para crear refugios a la fauna del lugar como la Jara, la Retama o el Espino. Plantas tapizantes como la Alcaparra, la Uña de Gato o la Hierba Doncella. Las plantas trepadoras también tiene cabida en los jardines sostenibles, se utilizan para embellecer el espacio, especies como la Buganvilla, la Hiedra o la Esparraguera. Además de plantas propias de climas secos como el Aloe, la Yuca o el Agave.
En la creación de xerojardines no es necesario limitarse a una única especie para conseguir un jardín funcional y sostenible.