El pasado 14 de marzo se colocó la primera piedra del futuro Museo de Arte Contemporáneo Park Seo Bo en la isla de Jeju en Corea del Sur.
El proyecto es promovido por la Fundación Gizi que gestiona el legado del artista Park Seo Bo, y será realizado por el arquitecto español Fernando Menis.
Park Seo Bo (91 años), fundador del movimiento ‘Dansaekhwa’ de la pintura monocromática, es una de las figuras imprescindibles del arte coreano contemporáneo. Decano de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Hong-Ik de Seúl en 1973, Doctor Honoris Causa en 2000 por la misma universidad, Park Seo Bo ha sido ampliamente elogiado a lo largo de su carrera por defender el arte coreano y recibió los premios Art Society Asia Game Changer Awards en 2018 y la Silver Crown Cultural Medal (Medalla Cultural de la Corona de Plata) de Corea en 2011. A Seo Bo se le conoce sobre todo por su serie de pinturas ‘Écriture’, vinculada a las nociones de tiempo, espacio y materia, conceptos que sustentan todo el trabajo del artista coreano.
El futuro Museo de Arte Contemporáneo Park Seo Bo en la isla de Jeju, está dedicado a su obra y colección, y ha sido diseñado por el arquitecto canario Fernando Menis. Su proyecto se inspira en la obra introspectiva del artista coreano y en la naturaleza volcánica de la isla de Jeju, que guarda muchas similitudes con las Islas Canarias. Adepto de la filosofía de la Arquitectura Km 0, Menis basa su diseño en la geometría libre y el uso de materiales locales para crear un edificio que se funde con el lugar, minimizando así su impacto en el entorno, pero busca, a la vez, producir una arquitectura significativa en un entorno urbano muy entropizado, resultado de la intensa industria turística de Jeju.
Ubicado en una zona abancalada, cerca de un complejo hotelero y de ocio del mismo promotor, el Museo Park Seo-Bo aparece como un contenido, aunque singular volumen masivo de hormigón, que se fragmenta en dos partes, como si de una fisura entre placas tectónicas se tratase, para acomodar el acceso principal al complejo cultural desde el nivel superior de la parcela.
Esta entrada funciona como espacio de transición entre el exterior (a través de una rampa y un pequeño talud, que hace las funciones de graderío) y el interior cubierto del espacio cultural.
Una vez dentro, se recibe al visitante en un interior comprimido – el vestíbulo – para después pasar a un espacio más fluido donde encontrar las oficinas y un jardín de influencia coreana, además de las vistas al cielo y al paisaje del entorno.
La distribución del museo se organiza mediante una escalera lineal de hormigón, cuyo recorrido describe una especie de viaje iniciático en el que la luz natural, sus reflejos y las contraluces destilan mística en la atmósfera de las salas expositivas y las zonas comunes.
En la primera planta subterránea del edificio se han dispuesto dos grandes salas expositivas blancas, especialmente pensadas para el disfrute de las obras del artista y su colección. Una de ellas es un cuadrado puro, emulando un cubo, mientras que la otra se adapta a la configuración y morfología del volumen de hormigón visible desde su exterior.
Siguiendo el descenso por el segundo tramo lineal de la escalera principal, se finaliza el recorrido en un gran espacio polivalente, complementado con espacios de servicio.
Es en este espacio, al final del viaje al interior de la tierra, donde se perciben en su totalidad las dos grandes chimeneas que confieren luz y verticalidad al proyecto; a través de ellas, ejerce el arquitecto canario su inigualable maestría para incorporar al proyecto la luz natural y la sombra, y sus juegos visuales en el transcurso de los días y de las distintas estaciones del año.
Park Seo-Bo (1931, Yecheon, Corea)
Park Seo-Bo es una de las principales figuras del arte coreano contemporáneo. Acreditado como el padre del movimiento ‘Dansaekhwa’, Park formó parte de una generación que se vio profundamente afectada por la Guerra de Corea (1950-1953) que dividió el país en Norte y Sur. Después de experimentar con la abstracción occidental, particularmente con el estilo del ‘Art Informel’ con el que se familiarizó durante su estancia en París en 1961, Park comenzó a explorar una metodología más introspectiva que tenía sus orígenes en la filosofía taoísta y budista y también en la tradición coreana de la caligrafía.
A Park se le conoce sobre todo por su serie de pinturas ‘Écriture’, que adopta este enfoque espiritual y está inextricablemente vinculada a las nociones de tiempo, espacio y materia, conceptos que sustentan todo el trabajo del artista.
En los primeros trabajos, Park usó líneas de lápiz repetidas, incisas en una superficie pintada monocromática aún húmeda, y los trabajos posteriores amplían este lenguaje mediante la introducción de hanji, un papel tradicional coreano hecho a mano con corteza de morera, que se adhiere a la superficie del lienzo.
Este desarrollo, junto con la introducción del color, permitió una transformación expansiva de su práctica mientras continuaba la búsqueda del vacío a través de la reducción. Park Seo-Bo se graduó en 1954, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Hong-Ik de Seúl. Se convirtió en Decano de la Escuela de Bellas Artes de esta universidad en 1973 y recibió un Doctorado Honoris Causa en 2000. Ha sido ampliamente elogiado a lo largo de su carrera por defender el arte coreano y recibió los premios Art Society Asia Game Changer Awards en 2018 y la Silver Crown Cultural Medal (Medalla Cultural de la Corona de Plata) de Corea en 2011.