Las nuevas oficinas de Goodman en el madrileño Paseo de la Castellana tienen como principal característica dar respuesta a las nuevas demandas de los espacios de trabajo en estos nuevos tiempos.
Firmado por Zooco Estudio, el espacio se divide en dos zonas de trabajo, una de uso exclusivamente privado y zona de trabajo (salas de reuniones) donde se reciben visitas. Estos dos espacios unidos por el Open Space, un gran espacio abierto, mutante y flexible donde se conjugan y se conciben todo tipo de actividades. Este espacio hace de recepción corporativa, de sala de ocio, de comedor, de salas de reuniones espontáneas y de colchón espacial de los dos grandes usos. No hay puestos de trabajos fijos, no hay papel y la necesidad de conjugar el teletrabajo dan como resultado espacios multifunción que se configuran y usan según las diversas necesidades.
El estudio se encontró con un local diáfano, en el que el núcleo de baños, la estructura y una gran fachada de vidrio son los únicos condicionantes espaciales. Fue entonces cuando Zooco planteó un lenguaje único que recorriese el espacio y crease los distintos espacios y circulaciones requeridos. Para ello, se utilizó como generado de proyecto un separador lineal formado por cuerdas.
A su vez, el estudio quiso que este elemento “generador” crease una imagen corporativa y atractiva de empresa tanto para los clientes que visiten las oficinas como para su usuario diario. De este modo, se definió este elemento mediante dos perfiles unidos por cordones elásticos a modo de celosía, que en su recorrido generan espacios (recepción, salas de reunión y sala de reprografía) y recorridos, y hasta se convierten en muebles (taquillas, almacenamiento y cocina), permitiendo mayor o menor visión según lo que se necesite.
El suelo sigue la dirección de la celosía y con su dualidad cromática completa la generación de estos espacios y recorridos y crea junto los cordones la mencionada imagen corporativa.