El auditorio de CentroCentro Cibeles de Madrid, ha acogido la jornada de arquitectura, diseño y arte The Shape of Things. En ella y ante más de 260 asistentes, personalidades de diferentes disciplinas, moderados y presentados por la periodista Anatxu Zabalbeascoa, expusieron y debatieron el modo en que la forma de las cosas influye en su trabajo.
Fotos: Marisa Sardina
La propia Anatxu realizó la primera de las ponencias llamando la atención sobre las cosas y la importancia que tienen para la sociedad del siglo XXI: “Somos la sociedad que más cosas hemos tenido de nuestra historia. No sabemos las que tenemos, las olvidamos, las perdemos, las duplicamos”. Una relación con las cosas que cada vez tiende más hacia el consumo irracional, capaz de generar tanto ventajas como desventajas. En lo relativo a la ciudad, la periodista expuso varios ejemplos de la relación entre la empresa y la forma de la ciudad, como es el del rascacielos Chrysler o el edificio MetLife, utilizado por la Pan Am, ambos en Nueva York y, más cercano a nosotros, la nueva sede del BBVA en Madrid. Un caso este último que pone de manifiesto la tendencia por parte de las empresas de abandonar los centros urbanos que deja la incógnita de cómo este hecho afectará a su relación con los ciudadanos.
En esta relación entre empresa y ciudad, Zabalbeascoa destacó intentos por vincular la arquitectura a la ciudad y permitir a sus ciudadanos participar de ella. Casos como el de la Ford Foundation de Nueva York, la torre Agbar o la Sede de Gas Natural en Barcelona, o diversas intervenciones de Frank Gehry. Del arquitecto inglés destacó además la nueva sede de Facebook, que junto con el Apple Campus de Norman Foster lideran una nueva tendencia en edificios corporativos bajo el concepto de “la forma sin la forma”.
Por último, la periodista, experta de arquitectura del diario El País, lamentó el modo en el que “la idea de sentarse en la ciudad, de que los ciudadanos se apropien de ella, se está perdiendo con la aparición cada vez mayor de elementos hostiles”. Como ejemplo, la verja que rodeaba a la fuente de la Puerta del Sol, en Madrid. Un lugar en el que los madrileños solían sentarse y cuyo uso popular ha recuperado el Gobierno de Manuel Carmena con la eliminación de dicha verja.
Historia del diseño español
La primera y una de las más esperadas conferencias fue la del diseñador Miguel Milá, figura clave del diseño español desde los años 50. Para Anatxu Zabalbeascoa, tres cosas hacen de él uno de los diseñadores más importantes de nuestro tiempo: su forma pionera de entender el diseño; lo “imposible” que resulta poner fecha de producción a sus productos (sus lámparas de pie TMC, de 1958 y TMM, de 1961, continúan siendo medio siglo después, un objeto muy vendido); y su criterio a la hora de “elegir, limitar la producción y resistirse a muchas modas”.
“Soy un apasionado del desorden. Improviso siempre, es la mejor forma de explicarme”, anticipaba Miguel Milá sobre lo que sería su ponencia. Una declaración de intenciones que serviría además para aproximar a los asistentes a la obra del diseñador.
“Siempre diseño, me fijo en todo por la calle, en la mejora que puedo hacer de las cosas.”, señalaba Milá. Como a muchos, la idea de “lo clásico” tenía connotaciones aburridas para el diseñador. Una percepción que cambió para Milá con el paso de lo tiempo y su pasión cada vez mayor por “la emoción estética”, entendida no como algo evocado desde la estética sino alojado en la esfera de las emociones. Como resultado de esto, y parafraseando al torero Rafael Guerra, para Milá “lo clásico es aquello que no se puede hacer mejor”. Como ejemplo de esta “emoción”, un objeto que Miguel lleva siempre encima: un vaso de campaña del ejército americano. Un pequeño objeto plano que se despliega y se convierte en un vaso perfectamente funcional.
Si las lámparas de Miguel Milá son el ejemplo perfecto de objeto que no pasa de moda, para el diseñador, simplemente está cumpliendo la función que debe tener el diseño: que las cosas no pasen de moda. “Si un diseño pasa de moda, es que está mal hecho”.
El confort es otro de los aspectos clave en lo que debería ser un buen diseño. Como malos ejemplos, hoteles en los que el inquilino no sabe cómo utilizar elementos como las luces o la calefacción de la habitación, o restaurantes en los que la luz o la acústica son malas ya que “es el lugar donde nos reunimos con los amigos para charlar y para convivir”.
Haciendo ciudad a través del diseño
El arquitecto Álvaro Soto tomó el afecto por el desorden de Miguel Milá como hilo conductor de su conferencia. “En nuestro mundo hay un tendencia a la clasificación, necesitamos tenerlo todo ordenado. Si no, no sabemos utilizarlo”. Como ejemplo, fotos de mobiliario de almacenamiento de Ikea en contraste con un espacio de juegos de la hija del arquitecto. Bajo la apariencia de caos de esta última estampa, “existe una complejidad que no está al alcance de todos. Es el caos como principio de orden”.
Esta obsesión por el orden, explicaba el arquitecto, está llegando también la ciudad, hecho criticado hace 55 años por Jane Jacobs en Muerte y vida de las grandes ciudades americanas. “Son sistemas obsoletos –señalaba Soto-. ¿Qué pasaría si de pronto llaman a nuestra puerta 150.000 personas?”, dijo en referencia a la crisis de los refugiados que Europa no sabe cómo gestionar. En contraposición, aparece un nuevo modelo de urbanizar al mundo, “fuera de los tableros, espontáneo, neolítico”. Un tipo de ciudad en el que dentro de pocos años estarán viviendo 1.000 millones de personas y que ya estamos viendo en muchas ciudades latinoamericanas.
Por su parte, Soledad Lorenzo, directora de la revista Arquitectura y Diseño, la belleza está en lo necesario. “Como usuaria de las cosas, me he convertido en una gran amante de aquellas que no hacen ruido pero que son imprescindibles”, señalaba. Y como primer ejemplo, un objeto anónimo y sencillísimo: un clip. “Desde el siglo XIX no ha habido nada que lo sustituya en su misión. Es la belleza sin pretensiones de aquellos objetos que nos hacen mejor la vida”. La ponencia de la editora estuvo plagada de ejemplos de diversa tipología y gran diseño que crearon un estándar y que mucho tiempo después siguen siendo insuperables en su misión. Desde muebles de diseño sueco hasta electrodomésticos, pasando por las ya referidas lámparas de Miguel Milá. “Apple es heredero de toda esta tradición”, expuso como uno de los últimos ejemplos de diseño que, más allá de crear tendencia, cambian la vida de la gente.
El publicista Borja Borrero analizó la forma de las cosas desde el punto de vista de las marcas con el ejemplo de la transformación de las marcas de las aerolíneas LAN Airlines y TAM Aerolíneas Aéreas tras su fusión en LATAM Airlines. “Detrás de cada logotipo aspiramos a contar historias: Google es el buscador incansable, BMW representa el placer de conducir. Empresas como Zara tienen el mérito de democratizar el diseño y hacernos más sensibles a la moda. Apple ha conseguido retar al status quo de la tecnología, e Ikea ha acercado el diseño a todos”.
A través de Interbrand, firma de la que es director creativo ejecutivo, Borrero he llevado a cabo procesos de branding como el de LATAM. “Se trata de un proceso de creación en el que todo influye: marca tipología, color… Queremos generar experiencia de marca más allá de lo que prejuiciosamente se conoce como branding”. Además, en casos como el de las aerolíneas, se trata de un ejercicio que debe tener en cuenta los cinco sentidos, desde las texturas de los asientos de los aviones hasta la creación de un hilo musical o un menú para las comidas de la mano de un chef.
Otra forma de democratización a través del diseño la representan los bancos. Bajo esta premisa, José María Milá, vicepresidente de Santa&Cole, empresa dedicada al mundo del mobiliario urbano. Bajo el título “El banco hace ciudad”, José María Milá expuso su visión del papel del banco en la vida pública y de cuál debería ser su función en la ciudad: “El banco permite compartir espacio con alguien que no conoces y compartir con él tus penas. No solo tiene la función de sentarte, sino de crear comunidad. Así, mostró varios ejemplos fotográficos de intervenciones con bancos que incluso actúan como muros “invisibles” en determinados espacios urbanos. Para Milá, el súmmum de esta forma de hacer ciudad estaría en los jardines de Luxemburgo de París, donde las sillas allí ubicadas pueden moverse libremente por todo el espacio del parque.
Arquitectura: diseño a escala de ciudad
La arquitectura tuvo mayor peso en el segundo bloque de ponencias de la jornada. El arquitecto Iñaki Ábalos abrió este turno de intervenciones con una conferencia técnica sobre cómo las radiaciones solares son decisivas a la hora de diseñar un edificio. “La tierra actúa como sumidero de la radiación solar, pero nunca pensamos en el problema de la noche”, señalaba el catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid y cofundador del estudio Ábalos + Sentkiewicz. Ábalos expuso varios ejemplos de cómo la arquitectura “permite hacer cosas muy parecidas en climas distintos y cosas muy distintas en climas idénticos”. Ejemplos de maximización de la orientación solar y la ventilación que tenían lugar en geografías tan dispares como Suiza o Medellín, pasando por China o climas mediterráneos.
La arquitecta mexicana Tatiana Bilbao realizó un repaso en profundidad a los procesos y planes urbanísticos de Ciudad de México en las últimas décadas. “La ciudad más bella del mundo” para Tatiana, combina muchos estilos procedentes de diversas épocas. A principios de los 2000 arrancaba un modelo para producir más de tres millones de viviendas al año al estilo de los Estados Unidos, “un modelo de suburbios procedente de un país con el que no tenemos nada que ver en términos culturales o sociales”, Más sangrante en el caso de la vivienda social, lo que se vendió como la posibilidad de cualquier familia de alcanzar un modelo de vida ideal ha derivado en segregación y concentración en algunas zonas de “más de 20.000 viviendas idénticas”.
Tatiana Bilbao fue responsable de un plan maestro para la ciudad de 600 viviendas, partiendo de un modelo de barrio y de cómo generar ciudad a través de la diversidad de las propias casas.
La autoconstrucción como modelo sostenible
A través del estudio Recetas Urbanas, Santiago Cirugeda hace realidad su atípica forma de entender la arquitectura: una disciplina que debe velar por la mejora de las condiciones sociales, plantea un modelo de ciudad autogestionada donde los ciudadanos puedan decidir sobre su entorno inmediato. Así, en su ponencia Cirugeda desarrolló los procesos, problemas y avances que ha tenido la reforma y ampliación de la escuela pública de diseño de interiores Arte 4 en el barrio madrileño de Moralataz, ideado hace siete años con el director y profesores y con una metodología desarrollada a través de talleres: “Los proyectos son interesantes en la medida en que ponen al ciudadanos en la tesitura de tener que aportar algo; mientras no tengan en cuenta a quienes van a utilizarlos estarán vacíos”.
La autoconstrucción y la economización de recursos son las claves de este proceso constructivo defendido por Cirugeda, cuyo trabajo forma parte de Arquitecturas Colectivas, una red de personas y colectivos que promueven la construcción participativa del entorno urbano. “Los grandes éxitos en autoconstrucción que conozco llegan cuando los hace la comunidad, no a título individual”, defendía el arquitecto sevillano.
La arquitecta barcelonesa Carme Pinós explicó durante su ponencia el modo en que aborda sus proyectos. Para Pinós, “no existe la página en blanco, todos tenemos un contexto, una filosofía”. Y la filosofía de Carmen Pinós tiene muy en cuenta la estructura y el modo en que esta permite salvar o aliarse con la naturaleza: “Desde un centro de oficinas a uno de arte, desde unas estanterías hasta un pavimento, todo es una expresión de estas reglas de juego. Siempre les digo a mis alumnos que estamos más cerca de un director de cine que de un artista: debemos tener claro el guion de la película”.
Carme Pinós expuso algunos de los proyectos que desde la década de los 90 la han llevado a ser reconocida a nivel internacional. Esta importancia del trabajo en la estructura del edificio pudo verse en varios proyectos expuestos por la arquitecta, como unas torres de oficina en Guadalajara, México, o el edificio CaixaForum Zaragoza, donde “elevamos el edificio para dejar pasar la ciudad por debajo”.
Chema Madoz, Premio Nacional de Fotografía, cerró la jornada con una intervención a modo de entrevista con Anatxu Zabalbeascoa. Madoz ha hecho de las relaciones entre las cosas su universo fotográfico. “Intento trabajar con los mínimos elementos posibles para contar historias. Elementos muy delicados, casi como un instrumento musical”, le contaba el fotógrafo a Zabalbeascoa.
La construcción de esas historias instantáneas con objetos descontextualizados no sigue un patrón fijo. Como explicaba Chema Madoz, algunas parten de una idea previa mientras que otras surgen. “En muchas ocasiones hay un encuentro fortuito con un objeto que me llevo al estudio y me acerco a él de un modo que no había previsto”.
Con un breve turno para preguntas por parte del público asistente, cerraba esta segunda edición de la jornada de arquitectura ligada a la celebración de Open House Madrid, el gran festival de arquitectura que tendrá lugar en Madrid el fin de semana del 1 y 2 de octubre y que abrirá gratuitamente las puertas de cerca de 150 edificios de la ciudad para todos aquellos que quieran acercarse a conocerlos.
La jornada The Shape of Things ha sido organizada por El Ser Creativo y Grupo TPI y ha estado patrocinada por Actis, El Corte Inglés División Empresas, Nergosa, Sika y ThyssenKrupp. Además, ha contado con ABB y CentroCentro Cibeles de Cultura y Ciudadanía como entidades colaboradoras.
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