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Fernando Pozuelo apuesta por el paisajismo enológico

El diseño de jardines no solo se circunscribe al entorno familiar, existen otros ámbitos de actuación –como los espacios públicos- donde la ejecución requiere de la actuación y planificación de los profesionales del sector para proyectar nuevos diseños que se adapten a las exigencias del entorno.

El paisajismo enológico es un sector que cada día está más en boga debido al gran interés que suscita, tanto nacional como internacionalmente, este producto entre la sociedad. Una visión y forma de entender el mundo que envuelve a las uvas en un marco de cariño, atención, personalización y exclusividad que traspasa fronteras. Sin embargo, cada vez más el entorno y el paisaje de estos emblemáticos espacios está cobrando más importancia. Así lo describe Fernando Pozuelo, “las visitas a las bodegas se han convertido en rutas turísticas en sí mismas que amplían su saludo más allá de la propia cava para conformar una visión general formada por el paisaje, el jardín o las propias estructuras del espacio, pasando así a convertirse en valores fundamentales y piezas clave del conjunto”.

La definición y desarrollo de estos espacios debe atender a una regla básica y es el diálogo que debe existir entre el diseño y el edificio, en este caso la bodega en cuestión. Para ello, la elección de los materiales es un aspecto básico a la hora de seleccionar el tipo de estilo que tendrá la estancia. Por ejemplo, se puede optar por la madera o el adobe. Esta selección debe ir acorde a los exteriores. En el caso de bodegas más modernas, el jardín también ha de demostrar esta cualidad y, en el caso contrario, que sea más clásica, el jardín debe respetar también esta característica.

Así, los jardines de las bodegas del sur de España suelen ser más ortogonales, formales y limpios que se corresponden con una cultura más generacional como es el caso de Osborne o Terry, entre otras donde predomina la utilización de colores con tonalidades más claras. En el caso del norte de la península, los jardines suelen tener un tratamiento más naturalizado y relacionado con el entorno aunque algunos destacan por su modernidad y calidad. Esta zona del país se caracteriza por los colores más terrizos.

Por último, el sello del jardín puede estar relacionado con la imagen de marca del producto, la etiqueta o el propio formato de la botella. De esta forma, un vino de autor tiene su correspondencia con el propio entorno. Esta evidencia define el vino como un símbolo cultural de unión entre la gente al igual que lo hacen los jardines.

www.fernandopozuelo.com

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