La reciente DANA que ha golpeado a Valencia, Albacete y otras regiones de España nos ha dejado imágenes impactantes de inundaciones, daños y pérdidas humanas y materiales que han consternado al país. No pocas personas se preguntaban en redes desde el martes 29: “¿Se puede prevenir esto? ¿Se puede construir de otra manera?”
Los fenómenos climáticos extremos se están volviendo cada vez más comunes y violentos debido al calentamiento global, por lo que en NAN nos hemos propuesto responder a la siguiente pregunta: ¿cómo han afrontado la arquitectura y urbanismo internacional la necesidad de proteger ciudades del impacto recurrente o explosivo del agua?
Proyectos como los de Zorrotzaurre en Bilbao, o iniciativas de ciudades como Praga, Rotterdam y Copenhague, que han implementado soluciones innovadoras de drenaje y planificación urbanística, nos ofrecen una guía práctica para proteger nuestras ciudades de estos eventos climáticos cada vez más destructivos.
Contextualización: de lo urbano a lo rural
Antes de continuar, cabe reseñar al lector que las lluvias extremas provocadas por fenómenos como las DANAs tienden a afectar áreas mucho más amplias y, con frecuencia, menos urbanizadas. Lo hemos visto con este ejemplo reciente, con municipios rurales como Letur o Utiel lo que complica el desarrollo de infraestructuras de gran escala o la instalación de sistemas específicos como barreras móviles que veremos en los ejemplos.
Además, la proximidad al mar Mediterráneo agrava los riesgos de inundación por la saturación de cauces y el nivel freático elevado en áreas costeras, lo que requiere soluciones tanto a nivel urbano como rural y de gestión del territorio a gran escala. Sin embargo, los casos prácticos que expondremos a continuación sí pueden servir para imaginar qué color podrían tomar las posibles soluciones planteadas para esta preocupación.
Bilbao y el Parque de Ribera de Zorrotzaurre: un caso de resiliencia adaptativa
El proyecto de regeneración urbana de Zorrotzaurre en Bilbao, en el que el estudio Batlle i Roig ha desempeñado un papel clave, es un referente en la planificación de espacios públicos adaptados al riesgo de inundaciones. En 2023, fue destacado por la Comisión Europea como ejemplo de colaboración público-privada para crear ciudades más resilientes.
En un documento de directrices para los Estados miembros, la Comisión presentó a Zorrotzaurre junto a otras iniciativas en Suecia, Suiza, Italia y Alemania, resaltando medidas clave implementadas en Bilbao para la gestión y prevención de inundaciones.
La regeneración de Zorrotzaurre incluyó la apertura del canal de Deusto en 2018, convirtiendo la península en una isla y mejorando el flujo de agua en caso de crecidas. Este rediseño se complementa con un muro de protección de 1,5 metros para los nuevos edificios y la instalación de tanques de aguas pluviales que regulan la acumulación de agua en épocas de lluvias intensas. Además, el proyecto integra espacios verdes públicos que funcionan como “esponjas” para absorber el agua y reducir así el riesgo de inundación en áreas residenciales.
La respuesta checa a la catástrofe de El Moldava
En 2002, una devastadora inundación azotó Praga, causando daños millonarios y dejando a la ciudad en estado de emergencia. Con el río Moldava desbordado y el casco histórico en riesgo, se evidenció la falta de infraestructuras preparadas para fenómenos extremos. Esto impulsó a Praga a implementar un robusto sistema de protección contra inundaciones, que incluía barreras fijas y móviles, sistemas de bombeo y válvulas de seguridad en la red de alcantarillado.
- Barreras fijas (diques, terraplenes, muros de tierra y paredes de hormigón sólido) construidas a lo largo del río Moldava. Por ejemplo, el cierre en Čertovka (Casco Antiguo), una puerta corredera de acero de 23,5 metros de largo, 4,9 metros de alto y 45 toneladas de peso.
- Barreras móviles utilizadas principalmente en el centro histórico y en áreas aledañas. Estas barreras se almacenan en una instalación central en Dubeč y en partes más pequeñas en Zbraslav. El transporte e instalación de estas barreras en zonas potencialmente afectadas por inundaciones se basa en el Plan de Gestión de Inundaciones de la ciudad de Praga. En Dubeč, existe una zona de entrenamiento para la instalación de estas barreras móviles.
- Otras medidas, como cierres, sistemas de bombeo y válvulas de seguridad en la red de alcantarillado a lo largo del río Moldava.
Las barreras móviles se almacenan estratégicamente para ser desplegadas en el centro histórico cuando las aguas del Moldava aumentan, protegiendo así el patrimonio urbano. Gracias a esta infraestructura, Praga ha logrado aumentar su resiliencia ante crecidas y eventos extremos, demostrando cómo una planificación preventiva y adaptativa puede mitigar riesgos futuros y proteger tanto a la población como el entorno histórico.
Rotterdam y sus plazas de agua
Rotterdam, una ciudad con grandes desafíos de gestión del agua, ha desarrollado estrategias urbanas para convivir con el agua en lugar de intentar controlarla por completo.
La “water square” (plaza de agua): Plaza Benthem, de Rotterdam es un espacio multifuncional que, en situaciones normales, funciona como área recreativa, pero que, ante lluvias intensas, se transforma en depósito temporal que almacenan el exceso de agua y ayud a prevenir inundaciones en las áreas colindantes. Este enfoque multifuncional es un ejemplo de cómo el diseño urbano puede satisfacer tanto las necesidades de los ciudadanos como las demandas de resiliencia climática.
Para zonas de España propensas a inundaciones, como el levante, este modelo ofrece inspiración sobre cómo adaptar plazas, parques y espacios públicos para responder a fenómenos extremos sin renunciar a la calidad del espacio urbano.
El plan de Copenhague: calles convertidas en ríos temporales
Copenhague ha experimentado con sistemas de infraestructura verde urbana desde su Plan de Gestión de Aguas Pluviales, desarrollado tras las fuertes inundaciones de 2011, derivadas de la ‘tormenta de los mil años’.
La ciudad danesa ha implementado calles y plazas diseñadas para dirigir el flujo de agua hacia áreas de retención, protegiendo así las zonas residenciales y comerciales. La Plaza Tåsinge, por ejemplo, funciona como un parque en condiciones normales, pero se convierte en un estanque temporal durante lluvias extremas, permitiendo que el agua se distribuya y absorba de manera gradual sin causar inundaciones en otras áreas.
Este modelo de diseño orientado al manejo del agua también podría adaptarse a ciudades españolas vulnerables a las DANA, donde las calles y plazas podrían convertirse en infraestructuras resilientes capaces de canalizar el agua en caso de precipitaciones intensas.
Tokio y los Tanques de Retención Subterráneos
En Tokio, una ciudad densamente poblada y expuesta a lluvias extremas, el gobierno japonés, específicamente el Ministerio de Territorio, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón, desarrolló el Proyecto G-Cans. Este proyecto, oficialmente conocido como Metropolitan Area Outer Underground Discharge Channel (MAOUDC), es el mayor sistema de drenaje subterráneo del mundo, ubicado en la región de Kasukabe, en las afueras de Tokio. Este impresionante sistema tiene como objetivo mitigar los riesgos de inundaciones en una de las zonas más densamente pobladas del mundo, especialmente durante la temporada de lluvias intensas y tifones.
El proyecto incluye cinco enormes silos de retención conectados a través de 6,5 kilómetros de túneles subterráneos que canalizan el exceso de agua de los ríos y la almacenan en un tanque de 67,000 metros cúbicos. Este tanque es sostenido por 59 pilares que permiten almacenar grandes volúmenes de agua antes de ser bombeada al río Edo y, posteriormente, al mar, gracias a poderosas bombas capaces de expulsar hasta 200 metros cúbicos de agua por segundo. El objetivo del sistema es reducir la presión sobre las infraestructuras urbanas y proteger a la ciudad de posibles desastres de inundación.
En España, proyectos subterráneos de esta magnitud podrían aplicarse en ciudades densas y de alto riesgo para canalizar el agua de forma efectiva y reducir la presión sobre las infraestructuras superficiales.
¿Y ahora, qué? Reflexión y planificación para un futuro resiliente
La reciente DANA en Valencia nos recuerda que la adaptación climática debe ser una prioridad en el urbanismo español. La implementación de estos sistemas no puede depender solo de zonas urbanas específicas; debe ser parte de una estrategia nacional que considere los riesgos locales y adapte las mejores prácticas globales a nuestras ciudades y entornos naturales.
A medida que los arquitectos, urbanistas y gestores públicos afrontan la necesidad de crear ciudades adaptativas, estos ejemplos representan un punto de partida para concebir espacios que no solo respondan a eventos extremos, sino que también ofrezcan a los ciudadanos entornos urbanos habitables, seguros y sostenibles.