El término «moderno» es, sin duda, una de las palabras más versátiles y utilizadas en el mundo del diseño de interiores. Se ha convertido en un concepto paraguas que abarca múltiples estilos. Pero, ¿qué significa realmente ser moderno en la decoración de interiores? ¿Es simplemente una cuestión de estética o también implica una filosofía de vida y una forma de relacionarnos con el espacio?
En la actualidad, nuestras salas de estar no son simplemente lugares donde nos sentamos a ver televisión o leemos un libro. Son espacios de encuentro, de reflexión, de relajación, y muchas veces, el reflejo de nuestra personalidad y nuestros gustos. Al pensar en cómo decorar un salón moderno, no sólo estamos pensando en objetos y colores, sino también en cómo queremos sentirnos y cómo queremos que se sientan aquellos que nos visitan.
Dicho esto, si estás buscando inspiración y consejos para transformar tu sala en un refugio moderno y acogedor, estás en el lugar correcto. A continuación, te presentamos algunas de nuestras ideas favoritas para decorar salones modernos. Ya sea que prefieras un enfoque más tradicional o te inclines por algo más audaz y vanguardista, aquí encontrarás algo que se adapte a tu gusto y transforme tu hogar.
Diferentes estilos para decorar el salón
Decorar un salón moderno no significa adherirse estrictamente a un solo estilo o tendencia. Es más sobre fusionar diferentes influencias, respetando la funcionalidad y buscando siempre reflejar tu personalidad y gustos. Después de todo, la modernidad en la decoración no es tanto una estética específica, sino una actitud abierta y adaptable hacia el diseño de espacios que se sientan auténticos y acogedores. Por lo tanto, ya sea que te inclines por un diseño escandinavo, industrial o cualquier otro, recuerda que lo más importante es que tu sala hable de ti y te haga sentir en casa.
Minimalismo escandinavo
El minimalismo escandinavo es más que una tendencia de diseño; es una representación del estilo de vida y la cultura de la región nórdica. Surge de una profunda conexión con el entorno natural y la necesidad de crear ambientes que sean funcionales, duraderos y estéticamente agradables.
Este estilo se desarrolló en respuesta a las condiciones geográficas y climáticas de la región escandinava. Con inviernos largos y oscuros y un clima en su mayoría frío, se vuelve esencial contar con interiores que sean cálidos y acogedores, al mismo tiempo que eficientes. Esta necesidad no sólo influyó en la elección de materiales y texturas, sino también en la calidad y durabilidad de los mismos, convirtiendo a la eficiencia en un elemento esencial en el diseño.
Los tonos pastel y neutros, como el blanco, beige, grises y maderas claras, reflejan los serenos paisajes invernales y las suaves luces del norte. Estos colores, además de proporcionar una sensación de amplitud y luminosidad, son el lienzo perfecto para destacar texturas suaves y naturales. Los tejidos de algodón o lino aportan un toque táctil que invita al descanso y a la relajación.
Sin detalles superfluos, los muebles resaltan la belleza inherente de los materiales y las formas. «En el minimalismo escandinavo se trata de comprar calidad, comprar poco y conseguir que cada objeto cree un impacto», advierten los expertos de Roble Store, que aconsejan dedicar tiempo y esfuerzo «para encontrar la pieza perfecta».
Japandi
El Japandi es más que una tendencia decorativa, es una filosofía que amalgama la serenidad y el respeto a la naturaleza de la cultura japonesa con la funcionalidad y la calidez del diseño escandinavo. Esta fusión de estilos surgió de la curiosidad y admiración mutua que artistas y arquitectos daneses sintieron hacia la estética nipona hace unos 150 años. Inspirados por la filosofía wabi-sabi, que valora la belleza en la imperfección y el paso del tiempo, se integró con la visión hygge de Dinamarca, que celebra la comodidad y el bienestar en espacios sencillos pero reconfortantes. Los materiales naturales, tonalidades neutras y una particular inclinación hacia lo esencial conforman la esencia de este estilo, que busca espacios calmados y equilibrados, pero sin sacrificar calidez.
Al aventurarse en el mundo Japandi, hay elementos clave que no pueden faltar para lograr su armoniosa estética. En primer lugar, los materiales naturales son esenciales: maderas claras como roble, haya y pino se convierten en protagonistas, complementadas por fibras naturales, lino, algodón y adornos en cerámica, piedra o bambú. Las plantas, especialmente aquellas de interior como enredaderas o ficus, añaden el toque fresco y vivificante que este estilo requiere, siempre bajo el principio de que menos es más.
En cuanto a los colores, el Japandi se inclina por neutros como beige, blanco y gris, con ocasionales acentos en tonos pastel fríos. Todo se trata de equilibrio y simplicidad, desde la elección de muebles hasta los pequeños adornos, para crear espacios que inviten a la reflexión y el descanso.
«El estilo Japandi propone una paleta suave y ‘apagada’, lejos de los colores brillantes, pero que no tiene por qué ser aburrida», explican los especialistas de la Escuela Madrileña de Decoración, además de aclarar que se pueden «añadir notas concretas de color, siempre y cuando no rompan la armonía ni el enfoque minimalista del diseño, con unos toques en los textiles en verde esmeralda, granate o azul marino para conseguir puntos focales concretos».
Urbano industrial
El estilo industrial, con profundas raíces en los lofts urbanos y en las emblemáticas fábricas que se transformaron en residencias con el paso del tiempo, evoca una sensación de autenticidad palpable. Está marcado por su cruda belleza y una estética sin pretensiones, donde detalles como ladrillos al descubierto, robustas vigas de acero y las tuberías al aire libre se convierten en protagonistas indiscutibles.
En el diseño de una sala al estilo industrial, es esencial elegir muebles y accesorios que reflejen esta estética. Las estanterías de metal, con su aspecto imponente y resistente, junto con luminarias colgantes de trazos audaces, se convierten en elementos clave. Aunque la paleta de colores tiende hacia tonos oscuros y metales con un aspecto envejecido, es posible y aconsejable aportar equilibrio y calidez incorporando textiles delicados y frescas plantas verdes.
En cuanto a la evolución y particularidades de la decoración industrial, la reconocida interiorista Ana Utrilla sugiere una interesante perspectiva: “acercarse por el lado del Steampunk”. Esta corriente, que fusiona la tecnología y estética de la era victoriana con una visión futurista, nos remite al imaginario de autores como Julio Verne. Incorporando elementos de este subgénero, se logra dotar al espacio de una elegancia distintiva y un carácter inconfundible.
Retro futurista
Inspirado en las visiones del futuro que surgieron en las décadas de 1960 y 1970, el estilo retro futurista ha surgido como una fusión única que integra lo antiguo y lo nuevo. Durante esos años, la ciencia ficción y las predicciones tecnológicas pintaban un futuro lleno de innovaciones y un diseño vanguardista. Como resultado, este estilo se ha caracterizado por adoptar formas geométricas audaces y colores que destacan por su vivacidad, creando un ambiente que recuerda a esos tiempos pero con un toque contemporáneo.
Uno de los aspectos más distintivos de este estilo son sus muebles, especialmente aquellos que tienen patas de horquilla, un diseño icónico que evoca a mediados del siglo XX. Las lámparas de araña de estilo Sputnik, con sus múltiples brazos y bombillas que parecen estrellas, se han convertido en una elección popular para aquellos que buscan añadir un toque espacial a sus hogares. Además, los sofás de terciopelo, especialmente en tonos brillantes como el turquesa o el rosa, pueden ser las piezas centrales que definen una sala de estar retro futurista, creando un espacio que es a la vez acogedor y atrevidamente moderno.
Boho chic
El estilo boho chic es una tendencia en decoración que combina la esencia bohemia con un toque elegante y moderno. Se caracteriza por la mezcla de colores vibrantes, textiles estampados, muebles pintados y vintage, y la superposición de elementos como alfombras y cojines.
Mientras que los colores intensos y alegres son fundamentales en este estilo, es esencial mantener una base neutra en las paredes para equilibrar y evitar que el espacio parezca demasiado abrumador. Los motivos étnicos, elementos naturales como la madera, el cuero y las fibras vegetales, y piezas vintage o recuperadas de viajes y mercados son esenciales para lograr el ambiente boho chic. Por otro lado, la incorporación de elementos de la naturaleza y propuestas DIY refuerzan la sensación acogedora y relajada que caracteriza este estilo decorativo.
«La clave de la decoración Bohemia es que realmente no hay una manera incorrecta de incorporar este estilo a nuestros hogares», aclaran desde la Escuela Madrileña de Decoración, al mismo tiempo que advierten que «al tratarse de un estilo ‘rebelde’ que invita a saltarse las normas establecidas, podemos correr el peligro de acabar con espacios un tanto abarrotados, con ruido visual y un tanto cercanos al estilo kitsch».
¿De qué color pintar el salón?
La elección de color para las paredes de un salón es una decisión crucial, ya que no solo debe armonizar con el mobiliario, sino también cumplir con diversas funciones estéticas en el hogar. El color adecuado puede expandir o reducir un espacio, aportar calidez, luminosidad y elegancia. Sin embargo, se presentan innumerables dudas: ¿deberían pintarse todas las paredes del mismo tono? ¿O se podría dejar una en contraste? ¿Y el techo y los marcos de las puertas y ventanas? Las expertas nos proporcionan valiosos consejos y soluciones a estas inquietudes, brindándonos un amplio panorama sobre las tendencias actuales en colores para el salón.
Un factor primordial a considerar es la cantidad de luz natural que recibe el salón y la iluminación artificial con la que cuenta. Los colores claros en las paredes suelen ampliar visualmente el espacio, mientras que los tonos oscuros tienden a hacerlo parecer más reducido. Marta de la Torre, reconocida interiorista, sugiere apostar por colores luminosos en salones con mucha luz natural y por tonalidades más intensas en aquellos con menor iluminación para lograr calidez y armonía. «A veces pintas de blanco pensando que vas a ganar luz, y te quedas helado», señala de la Torre en un artículo de El Mueble.
Además, es esencial tener en cuenta la iluminación artificial. Belén Campos, fundadora de BCA Interiors, recomienda luces desde el suelo para salones con tonos oscuros, ya que aportan un ambiente acogedor y realzan los colores.
El suelo y el techo también juegan un papel fundamental en la paleta cromática del salón. Marta de la Torre aconseja seleccionar colores de pared en la misma gama que los del suelo, creando un efecto envolvente que aporta calidez. En cuanto al techo, Laura Ehlis sugiere pintarlo del mismo tono que las paredes o un tono más claro, dependiendo de la altura del mismo, para incrementar la sensación de amplitud.
Por otro lado, para aquellas personas indecisas sobre qué color elegir, Belén Campos propone crear una lista de colores favoritos y experimentar con diferentes tonalidades en distintas paredes y a diferentes horas del día. Es vital observar cómo cambian con la luz y seleccionar el que mejor se adapte al ambiente deseado.