La vivienda unifamiliar aislada en Sevilla la Nueva, diseñada y construida por el estudio de arquitectura La Reina Obrera de Madrid, se alza entre las copas de los árboles, fusionando armoniosamente el diseño arquitectónico y el entorno natural.
Un concepto que fusiona integración y paisaje
La elección del terreno donde se ubica la vivienda unifamiliar aislada explica en sí misma el objeto de diseño. La parcela linda con un espacio protegido, con una orografía compleja debida a su gran desnivel, que marca la idea generadora del proyecto.
La labor de integración del proyecto en el espacio natural y poder disfrutar del paisaje desde todas y cada una de las estancias se convierten en dos de los retos más importantes a resolver.
Para lograrlo, se tomó la audaz decisión de elevar la vivienda a la altura de las copas de los árboles, lo que planteó un desafío en términos de integración arquitectónica y respeto al entorno.
Un diseño arquitectónico innovador y funcional
Se proyecta una gran nave diáfana con cubierta a dos aguas. Son 260 m² construidos en una sola planta rectangular, de 34,10 m de longitud y 7,60 m de anchura. La nave queda conectada con el terreno en su cota cero. En seguida éste desciende, pero la vivienda queda elevada por medio de una estructura de acero cuyo entramado soluciona a un mismo tiempo la parte estructural de la edificación y su estética.
La nave cuenta con una terraza en L desarrollada en toda su longitud y abrazando uno de sus testeros.
Debajo de la edificación principal, y asociada a la estructura de acero, se genera una plataforma continua destinada al uso de trastero, taller y terraza de verano. Esta plataforma, en su contorno, queda delimitada por redes de cáñamo natural en la zona de terraza de verano, y paramentos de madera sobre bastidores de acero, como si de un contenedor de madera se tratase, en las zonas de trastero y taller.
Materiales y estética en armonía con la naturaleza
La elección de materiales como el hierro y la madera natural, junto con una envolvente de chapa minionda de color marrón que se asemeja a los troncos de encina predominantes en el entorno, contribuye a que el proyecto se integre de manera armoniosa con el espacio natural circundante. Con la utilización de estos recursos se ha buscado que la estética de la vivienda no contraste en exceso con el paisaje, sino que se funda con la naturaleza que la rodea.
Estructura interior de la vivienda: Privacidad y funcionalidad a través de formas y volúmenes
El diseño interior de la vivienda se rige por el entendimiento de los espacios abiertos, permeables pero zonificados, que se apropian del paisaje, relacionados todos ellos entre sí, y ordenados lógicamente por el propio uso de la vivienda.
Se logra la privacidad en el uso mediante el estudio de las formas y volúmenes que se plantean en la arquitectura interior.
La arquitectura debe tener en cuenta la forma en que se vive hoy y satisfacer las necesidades actuales y personalizadas de cada familia, reflejándolas en el programa de uso.
La distribución interior se compone de 6 áreas, identificadas por los espacios en los que se separan los 7 pórticos que conforman la estructura de la nave. En cada pórtico, excepto en uno de los centrales, se encuentra un muro de gran espesor que funciona como un tablero-biombo completamente independiente, sin tocar las fachadas ni llegar al falso techo. Cada uno de ellos puede rodearse libremente y separa los diferentes usos de la vivienda.
La primera de sus partes se destina a garaje, con ambos frentes de fachada totalmente abiertos. Desde este espacio accedemos a la vivienda por una discreta puerta.
Al entrar, nos encontramos con la segunda parte, que consta de un pasillo largo que da acceso a la zona de estudio y dormitorio ocasional. Los límites de este pasillo abierto están marcados por el volumen independiente que funciona como baño de invitados, ubicado junto a la entrada. Su forma misma asume el mobiliario asociado al vestíbulo. Un gran mueble «taquillero» para la colección de gorras del propietario añade toques de color al espacio.
Al superar el primer tablero-biombo, llegamos a la tercera y cuarta partes. Juntas, forman la zona de cocina-comedor-salón, siendo este el espacio más grande. Un solo volumen alto, también independiente, alberga el frente principal de la cocina, que a su vez se conecta con la gran isla de la cocina. Paralela a esta área y frente a las ventanas, una mesa de comedor para 12 comensales preside el espacio. El resto de la habitación se destina a la zona de estar, rincón de lectura o área de juegos para niños.
Si cruzamos el segundo tablero-biombo, accedemos por ambos extremos a la zona del dormitorio principal en suite, que es la quinta parte de la nave. En este caso, dos volúmenes independientes se enfrentan entre sí para configurar el baño y, a su vez, generan el cabecero de la cama. El primero de ellos integra los lavabos, mientras que el otro alberga dos cabinas independientes: una ducha y un inodoro. La cabina del inodoro se cierra con su propio falso techo y sistema de ventilación individualizado, mientras que la cabina de ducha se realiza sin falso techo, permitiendo el disfrute de luz natural durante el día y luz artificial durante la noche. Pasos adyacentes rodean la zona del baño y dan acceso a ambos lados de la cama, dejando los armarios abiertos que cumplen la función de vestidor. El espacio destinado al dormitorio está completamente abierto, frente a las ventanas, permitiendo un paso libre al pie de la cama.
El tercer tablero-biombo delimita el dormitorio infantil, que es la última parte de la nave. Accedemos a él rodeando el volumen que alberga las funciones del baño, con lavabo, cabina de inodoro y cabina de ducha, junto con una zona de armarios orientada hacia el dormitorio. Dos áreas actualmente diáfanas generan espacios separados para dos dormitorios infantiles, que podrán ser divididos en el futuro. El tabique que delimita la zona de camas también se considera un volumen independiente, no conectado al anterior. Se realizan dos aberturas verticales en sus extremos que conectan la zona de dormitorio con el espacio diáfano frente a las ventanas, destinado a estudio o sala de juegos.
Otra premisa fue plantear una iluminación indirecta por reflexión proyectando luz a falso techo desde la parte superior de las tabiquerías y volúmenes ejecutados, ocultando los equipos de iluminación y disfrutando de la continuidad de las dos aguas en el interior de la nave.
La iluminación se controla por zonas, todas dimeables para adaptarla al uso de la vivienda en cada momento. El resto de iluminación artificial se plantea por medio de fases de encendido que accionan enchufes para luminarias decorativas, ubicadas estratégicamente en la fase de proyecto de forma intencionada, que aportan confort y calidez a los espacios.
Técnicas medioambientales
Los objetivos del proyecto son: obtener amplias vistas panorámicas, disfrutar de los atardeceres y contar con un acceso fácil a la terraza para poder utilizarla de manera continua desde abril hasta septiembre.
A pesar de esta particular orientación, se han aplicado técnicas de construcción de casas pasivas en la elaboración de los elementos que conforman el envolvente de nuestra edificación. La fachada se desarrolla con un espesor de 46 cm, combinando soluciones de termoarcilla tradicional en su interior con un revestimiento de 10 cm de aislamiento continuo y un recubrimiento exterior de fachada ventilada con panel sándwich de poliuretano, rematado con un acabado de chapa minionda.
El aislamiento aplicado en el forjado tiene un espesor de 15 cm y se conecta con el del resto de la envolvente. Sobre él se coloca una capa de hormigón blanco de árido fino, cuidadosamente pulido y diamantado, que alberga la instalación de calefacción por suelo radiante con función refrescante en verano, alimentada por un sistema de aerotermia.
En la fachada opuesta a los grandes ventanales, la vivienda cuenta con un conjunto de ventanas de gran longitud y altura reducida en la parte inferior, que permite la entrada de luz natural rasante al amanecer y facilita la ventilación cruzada.
La elección de carpinterías exteriores correderas de gran tamaño, y el cuidadoso diseño de su integración en la fachada, logra ocultar los perfiles perimetrales, dejando únicamente visibles las hojas correderas del conjunto. Además, se ha incorporado un sistema adicional de control solar mediante persianas enrollables para cubrir grandes aperturas, también integrado en el diseño estético y técnico del conjunto.
El sistema constructivo utilizado ha permitido una racionalización en el uso de materiales y ha reducido el tiempo de construcción a 8 meses. Se han empleado en su mayoría materiales reciclables, lo que minimiza el impacto ambiental de la construcción.
