Texto: Mónica Tostado
En un siglo XXI, cada vez más hiperconectados por vía digital, los espacios que vivimos, usamos y disfrutamos se ven modificados por usos cada vez más híbridos. Más aún ahora después de una pandemia mundial, en el que la forma de vivir y relacionarnos implementará de manera más rápida los cambios, debido a la modificación de rutinas, usos horarios cada vez más dispares, desubicación de trabajos y muy diversas formas de vida.
Un mismo lugar o negocio puede no tener una única función, y puede tener muy diferentes tipos de usuarios finales, ya no se puede hablar de un target generalizado. Esto es justo lo que ocurre con el proyecto “Bund Post Office” realizado por el estudio Yatofu, situado a las orillas del río Yongjiang, en Ningbo, provincia de Zhejiang (China).
Es un espacio no muy grande, con tres niveles de altura, que a priori es tan solo una oficina de correos, pero en el que se reparten otras funciones: buzones y pequeña tienda de regalos en el nivel de acceso, comunicado mediante una impoluta escalera blanca revestida de una sutil malla metálica blanca, con el nivel superior de uso cultural polivalente, donde se pueden celebrar eventos y exposiciones. Completa el programa un tercer nivel más privado y cerrado, dedicado a espacio de juegos y talleres para niños. Sorpresa tras sorpresa, porque además de ser un proyecto multifuncional es realmente atractivo estéticamente, y sube la apuesta sirviendo de lugar de reunión para la vecindad más próxima al haber ampliado sus funciones básicas; es una especie de “intercambiador social” para el barrio.
En un principio, el cliente planteó a Yatofu una pregunta como leitmotiv del proyecto: ¿cómo reimaginar el papel de la típica oficina de correos en la comunidad actual? La investigación del estudio les llevó a la conclusión de que las oficinas de correos son más visitadas y usadas durante épocas de celebración: navidades, vacaciones, cumpleaños, y en este caso particular, durante las fiestas del Año Nuevo Chino, ya que la gente envía regalos, postales, cartas y paquetes a sus familiares y allegados. Esto llevó a los arquitectos a diversificar el programa e incluir un pequeño espacio dedicado a tienda de regalos, el espacio polivalente del segundo nivel, que pueda ser disfrutado por los vecinos de los barrios cercanos, y, por último, la planta superior dedicada en exclusiva a los niños.
Todo este planteamiento, generado en base a la idea antigua de oficina de correos, se envuelve en un lenguaje visual y arquitectónico contemporáneo, un interior que conjuga líneas rectas y curvas muy apetecibles (muy al estilo Wes Anderson, si se me permite la referencia filmográfica). Un poco de nostalgia por lo antiguo en sus formas, mezclada con una paleta de colores vibrante, en la que el rojo es protagonista, acompañado por toques de verde oscuro, beis y el blanco del núcleo de escalera y la celosía que delimita la segunda planta del espacio a doble altura central, a lo que se une la calidez de la madera de roble en la zona de juegos y ciertos toques de gris en el suelo revestido de terrazo.
Sin duda, esta pequeña sede de correo postal, se ha convertido en un hito para su comunidad, y se puede decir que tanto Angela Lindhal como Yihan Xiang, junto a su equipo, han superado las expectativas de la vecindad y han llamado la atención de buena parte de los que amamos la Arquitectura y el Interiorismo, con este pequeño pero ambicioso proyecto.
Todo el planteamiento se envuelve en un lenguaje visual y arquitectónico contemporáneo, un interior que conjuga líneas rectas y curvas muy apetecibles