A cargo de L35 Arquitectos, el proyecto Ginko Eco-Quartier se sitúa en una zona de nuevo desarrollo, la ZAC Berges du Lac, un ecobarrio emplazado junto al lago de Burdeos al norte de su casco histórico. Se trata de una zona en expansión, impulsada por la llegada del tranvía y el nuevo estadio. Ginko se inserta así entre tres entidades urbanas preexistentes. Al oeste, el lago ofrece un paisaje de gran valor ecológico, sobre el que se despliega ampliamente el proyecto. Al sur, el barrio de Aubiers, revalorizado gracias a la creación de zonas verdes y equipamientos públicos. Al este, frente a la avenue de 40 Journaux, linda con un conjunto comercial.
La supermanzana C-2, la mayor del plan, con una superficie por encima de los 38.000 m², acoge un programa de usos mixtos que incluye comercio, ocio, diferentes servicios de tipo terciario y viviendas, con un marcado carácter sostenible y paisajístico, en continuidad con la actuación global e integrándose en su entorno.
En este contexto, la adopción inteligente de la escala humana, la creación de zonas permeables y conectadas con la trama existente, o la de un comercio de mayor proximidad, son algunas de las estrategias para el desarrollo de un proyecto coherente e integrado. La arquitectura abre, de esta forma, nuevas perspectivas para una comprensión más rica de la ciudad contemporánea, en la que los edificios se conforman no solo como piezas singulares o partes de un tejido cívico, sino como ámbitos de relación entre las áreas verdes, la innovación y la tecnología, como nuevas formas de experimentar nuestro entorno.
Una de las principales voluntades del proyecto es concebir un equipamiento comercial abierto como una pieza urbana más, a la escala de la centralidad del distrito y de la ciudad en desarrollo, centrado en los preceptos más avanzados del urbanismo sostenible.
Una de las principales voluntades del proyecto es concebir un equipamiento comercial abierto como una pieza urbana más
© Guillaume Guerin
Centro comercial europeo y mediterráneo abierto
El espacio natural del comercio siempre ha tenido lugar en calles, plazas y espacios abiertos de la ciudad. El proyecto retoma la noción histórica de centro comercial europeo y mediterráneo abierto. Así, no hay puerta que obstaculice la entrada, el paso o la comunicación: las calles no se cierran al tratarse de espacios públicos. Por tanto, el comercio se concibe como parte integrante del barrio generando tejido urbano e integrándose en un trozo de ciudad. Por otro lado, la diversificación de usos comerciales, de servicios y residenciales favorece la diversidad urbana y social generando una propuesta urbana coherente.
A nivel estructural, se ha optado por un trazado que ordene las edificaciones en torno a dos ejes peatonales principales: norte-sur y este-oeste. Estas se plantean en base a un zócalo comercial, un mercado al aire libre, sobre el que se apoyan las viviendas.
Formalmente, el proyecto se concibe en torno a dos premisas. Se establece un primer diálogo entre el zócalo comercial y la vivienda, que proporciona una identidad arquitectónica a cada programa, al tiempo que asegura la coherencia general del proyecto. Ambas piezas se expresan con identidad propia, siendo complementarias entre ellas. Mientras que hacia el lago se disponen las arquitecturas más contenidas, hacia el extremo este quedan las arquitecturas más expresivas: un edificio singular de fachadas acristaladas serigrafiadas, compuestas por bandas blancas verticales, se eleva sobre dos niveles como el elemento icónico del proyecto.
Un segundo diálogo, se establece entre lo tecnológico y lo orgánico, extendiéndose la biodiversidad del lago hacia el corazón del proyecto. En medio de un universo construido, lo natural se hace visible y perceptible, integrándose tanto a nivel de calle como a nivel de las cubiertas, en donde se sitúan jardines para el disfrute colectivo de los residentes, en consonancia con otros ya existentes en el ecobarrio.
