Sorigué, grupo empresarial referente en los servicios urbanos e industriales, la construcción y la ingeniería y tecnología del agua, inauguró el pasado 7 de octubre sus nuevas instalaciones, de más de 2.000 metros cuadrados construidos, en el distrito de Vicálvaro, Madrid. Con ello, la empresa quiere fortalecer su relación con sus clientes y abrir la puerta a nuevos proyectos, especialmente a través de sus áreas de negocio de servicios urbanos, construcción y medio ambiente.
Con el acto inaugural, se ponía en marcha un ciclo de conferencias impulsado por la Fundació Sorigué bajo el título “Valor Compartido”, que consistirá en reunir a profesionales de distintos campos en torno a los retos presentes y futuros de las ciudades; y con el que compartirán conocimiento de la fundación.
La primera mesa de debate —que se celebró durante la inauguración—, titulada «De la ciudad inteligente a la ciudad sensitiva», contó con la visión de Luis Cueto, coordinador general del Alcaldía del Ayuntamiento de Madrid; Blanca Lleó, que aportó el punto de vista de la arquitectura y Javier de la Torre —CEO de Carto, plataforma pionera en Location Intelligence—, experto en tecnologías de la información.
Ana Vallés, directora de Sorigué, daba comienzo al evento introduciendo el tema de la adaptación de las ciudades y la participación de la ciudadanía. A este respecto, Luis Cueto aclaró que el crecimiento de la demografía en las ciudades le ha dado a la ciudadanía mucho peso de decisión: con las nuevas necesidades de la ciudad, y con partidos políticos que ya no parecen estar a la altura de estas, la participación ciudadana está empezando a desarrollarse de forma más independiente.
Bajo la premisa de que el pueblo sabe mejor que nadie lo que el pueblo quiere, Cueto insistió en la importancia de que las ciudades escuchen las necesidades de su población, para poder así tomar el camino más adecuado. “A una persona con depresión por soledad, en lugar de recetarle antidepresivos, habría que ofrecerle una clase de zumba gratuita, con la que tendría la oportunidad de socializar”, dijo Cueto, a modo de ejemplo, dejando claro que precisamente en eso se basa el plan madrileño denominado Ciudad de los Cuidados: no simplemente en ocuparse de problemas, sino en preocuparse de buscar la mejor solución posible.
Otro de los aspectos tratados en el debate fue la longevidad. “El factor generacional también va a afectar al cambio de las ciudades”, afirmó Clara Lleó. La arquitecta ha participado recientemente en un estudio —realizado junto a la Universidad de Tokio—, titulado `Vivir cien años: longevidad y ciudad futura´, en el que se ha explorado cómo la arquitectura y otros agentes tienen que responder a las nuevas necesidades derivadas de la longevidad y de los cambios culturales.
Lleó explicó que la integración intergeneracional consiste en adaptar las ciudades a las necesidades de cada fase de la vida de las personas. “Nosotros hemos tenido la ocasión de construir un edificio en Barcelona que tiene viviendas en alquiler para jóvenes, guardería y centro de mayores”, explicó Clara, tratando de dejar claro que hacer espacios compatibles con distintos rangos de edad es hacerlos más eficaces. “A fin de cuentas, un uso intergeneracional de un edificio hace que, por unos o por otros, siempre esté siento utilizado”, añadió.
Finalmente, el punto de vista tecnológico vino de la mano de Javier de la Torre, que puso su propia empresa —Carto— como ejemplo de los recursos tecnológicos útiles para reinventar las ciudades. Durante su discurso, defendió que la participación ciudadana no consiste solo en votar, sino que hay formas en las que los individuos pueden contribuir en su día a día. “Se trata de una participación de tipo pasivo. Con el uso de las aplicaciones para dispositivos portátiles, los ciudadanos aportan datos como su ubicación o los trayectos que realizan. De este modo se puede recoger mucha información a tiempo real”, explicó de la Torre, defendiendo esta fórmula, mediante la cual se consigue que todos los ciudadanos puedan acceder a información constantemente actualizada al mismo tiempo que contribuyen —eso sí, de forma anónima— a crearla.
Se cerraba así, con los puntos de vista de tres sectores muy distintos, una jornada que fue solo la primera de las muchas que va a seguir desarrollando Sorigué en Madrid a lo largo del próximo año. Desde la empresa, esperan que este ciclo de conferencias y su nuevo establecimiento en la capital les ayuden a acercar y fortalecer relaciones con clientes, así como a crecer como empresa sostenible.
