En el corazón de la comarca turolense del Matarraña, el estudio Camprubí i Santacana Arquitectes han construido un hotel singular. El hotel Consolación consta de un caserío central, más diez habitaciones edificadas de forma independiente. Estas habitaciones son cubos revestidos de madera colocados sobre un acantilado al que se llega por un jardín natural de romero y tomillo.
El hotel, que le roba el nombre a una ermita próxima, se caracteriza por su gran vocación naturalista. Las habitaciones, denominadas kubes, consisten en 36 meros cuadrados de arquitectura sencilla, casi minimalista. El suelo es de pizarra negra, la bañera excavada en el mismo suelo, chimenea colgante, butaca y luz de lectura para una novela.
Cada kube cuenta con un gran ventanal y terraza orientada a poniente, marco de una vista en la que sólo entran montañas de perfil suave, forradas de pinos. Ni una construcción en el horizonte. Privacidad absoluta.
Todos los espacios del núcleo central son polivalentes y están interconectados con el fin de generar una sensación de unidad global. Así, el área de descanso puede ser un lounge o una sala de reuniones, y la recepción, un bar durante la noche.
La cocina, que suele ser territorio vedado, es un punto de encuentro en Consolación. Las comidas se sirven en un antiguo cobertizo transformado en comedor de piedra, madera, acero y cristal.
El hotel ha sido construido pensando en "una tranquilidad amable, divertida", inspirada en la arquitectura de Craig Ellwood, mezcla del racionalismo germánco de Mies van der Rohe y el informalismo del sur de California.
