Situada en Bellver de Cerdanya, en una parcela muy cercana al centro de la villa, pero que limita con el suelo no urbano, la casa goza de las comodidades de vivir cerca del casco urbano: tiendas, restaurantes o equipamientos, pero con unas vistas privilegiadas: al oeste hacia el Cadí y al este hacia la Tossa.
Optimizando todo el espacio disponible para una vivienda funcional de diseño
Se trata de una parcela de 470 m² con una ocupación del 30%. El proyecto buscaba agotar esta ocupación por tener lo máximo posible de vivienda en planta baja.
Aprovechando el desnivel de la parcela en planta sótano, y sin apenas rampa de acceso, se encuentra el aparcamiento y un pequeño espacio de spa. En la planta baja se resuelve el grosor principal del proyecto. La cocina y el comedor en el sudeste, con vistas y sol todo el día, la sala de estar aprovechando el sol de tarde y con vistas al Cadí y una suite completa. En planta primera, y bajo cubierta, un estudio a norte, dos baños y dos habitaciones.
Una casa que remite al arquetipo montañés, pero con detalles que la hacen única
El proyecto se ha planteado como un volumen muy compacto que remite a la casa arquetípica de montaña por geometría y materialidad. Así pues, se plantea una cubierta inclinada de pizarra a dos aguas, todas las aberturas buscan la verticalidad y se trabaja con piedra de Llívia y madera de abeto laminada.
Sin embargo, el volumen se vacía por la esquina sudeste. De esta forma se garantiza sol y ventilación natural en todas las estancias. Este espacio exterior, resultado del vaciado del volumen, se transforma en un espacio a caballo entre el interior y el exterior, donde disfrutar del jardín con cierta privacidad.
La estrategia principal para garantizar la compacidad formal del volumen y la máxima relación visual con el exterior pasa por los montantes verticales que, además de hacer de elementos estructurales y de dar verticalidad al conjunto, esconden las aberturas siempre que no se mire la casa en perpendicular.
Un exterior compacto con un interior liberado y esponjado
Para liberar el espacio interior de la casa, todos los elementos estructurales pasan a las fachadas. Esta decisión implica trabajar con luces estructurales de 6,3 m, una luz considerable si pensamos en un forjado de vigas de madera. Para resolverlo, sin utilizar perfiles excesivos por una casa unifamiliar, se plantea un forjado mixto de vigas de madera y una capa de compresión de hormigón con conectores. De esta forma se logra subir la fibra neutra, las vigas de 280×100 mm trabajan esencialmente a tracción y el hormigón a compresión. Estas vigas de sección relativamente pequeña coinciden con los montantes verticales de fachada, marcando un orden en todo el conjunto.
Como contrapunto a la compacidad que encontramos en el espacio exterior, la casa se esponja por el interior y busca relacionarse con el exterior a través de espacios de doble altura, diferentes visuales que cruzan estancias en diagonal y pequeños cambios de nivel que hacen que se adapte a la topografía irregular de la parcela.
Fotografías: Andrés Flajszer
