El burkinés Diébédo Francis Kéré se ha alzado con el Premio Pritzker 2022, convirtiéndose así en el primer arquitecto africano en ser reconocido con el prestigioso galardón desde su fundación en 1979.
Sus edificios son sinónimo de belleza, modestia, audacia e invención. “Espero cambiar el paradigma, empujar a la gente a soñar y arriesgarse. No por ser rico debes desperdiciar material. No por ser pobre no debes intentar crear calidad”, asegura Kéré. “Todos merecen calidad, todos merecen lujo y todos merecen comodidad. Estamos interrelacionados y las preocupaciones sobre el clima, la democracia y la escasez son comunes para todos”, sentencia.
Bajo su firma, se apuesta por una arquitectura pionera, sostenible para la tierra y sus habitantes, en condiciones de extrema escasez. «Es, a la vez arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo a veces olvidada”, ha comentado Thomas Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt.
Nacido en Gando (Burkina Faso), empodera y transforma comunidades a través de la arquitectura, siempre comprometido con la justicia social y el uso inteligente de materiales locales. Kéré trabaja en países marginados cargados de limitaciones y adversidades, donde la arquitectura y la infraestructura están ausentes. Construyendo instituciones escolares contemporáneas, instalaciones de salud, viviendas profesionales, edificios cívicos y espacios públicos, muchas veces en tierras donde los recursos son frágiles y el compañerismo es vital. La expresión de sus obras supera el valor de un edificio en sí mismo.
El arquitecto burkinés empodera y transforma comunidades a través de la arquitectura, siempre comprometido con la justicia social y el uso inteligente de materiales locales
Su proyecto para la escuela primaria de Gando, en 2001, sentó las bases de su filosofía: construir un manantial para satisfacer una necesidad esencial y luchar así por las desigualdades sociales. Recaudó fondos a nivel internacional, mientras creaba oportunidades para los ciudadanos locales, desde la concepción hasta la formación profesional en artesanía. El éxito de esta obra aumentó el alumnado de la escuela de 120 a 700 estudiantes y derivó en proyectos en este mismo emplazamiento como la vivienda para profesores (2004), la ampliación de la escuela (2008) y la biblioteca (2019).
Kéré ha perseguido el espíritu y el método de trabajar con la artesanía y las habilidades locales para elevar no solo la vida cívica de los pueblos pequeños, sino también las deliberaciones nacionales en los edificios legislativos. Es el caso de sus dos proyectos en marcha para la Asamblea Nacional de Benin, en construcción avanzada, y para la Asamblea Nacional de Burkina Faso, paralizada temporalmente por la actual situación política del país.
Hacia la legitimidad de un edificio en una comunidad
¿Cuál es el papel de la arquitectura en contextos de extrema escasez? ¿Cuál es el enfoque correcto cuando se trabaja contra viento y marea? ¿Debe ser modesto y correr el riesgo de sucumbir a circunstancias adversas? ¿O es la modestia la única forma de ser pertinente y lograr resultados? ¿Debe ser ambicioso para inspirar el cambio? ¿O la ambición corre el riesgo de estar fuera de lugar y resultar una arquitectura de mera ilusión?
Tal y como aseguran desde el jurado, Francis Kéré ha encontrado formas brillantes, inspiradoras y revolucionarias de responder a estas preguntas en las últimas décadas. Su sensibilidad cultural no solo entrega justicia social y ambiental, sino que guía todo su proceso.
“Kéré sabe que la arquitectura no se trata del objeto, sino del objetivo; no el producto, sino el proceso”, asegura el jurado del Premio Priztker
Entre Burkina Faso y Alemania
Aunque el arquitecto nació en Burkina Faso, ha desarrollado sus estudios de arquitectura y su trayectoria profesional en Alemania, concretamente en Berlín. Una y otra vez, ha regresado a sus raíces. Ha bebido de su formación y obra arquitectónica europea, combinándolas con las tradiciones, necesidades y costumbres de su país natal.