En la actualidad, en torno al 55% de la población mundial vive en núcleos urbanos, lo que se traduce en 4.200 millones de personas habitando las ciudades. Según el Banco Mundial, es una tendencia imparable, ya que para 2045 se prevé que la población urbana mundial aumente en 1,5 veces hasta llegar a los 6.000 millones de personas. Además, este incremento de personas viviendo en áreas urbanas plantea de forma paralela desafíos importantes derivados de esta globalización. De hecho, los líderes mundiales deberán actuar con rapidez para planificar el crecimiento y poder garantizar unos servicios básicos.
Teniendo en cuenta estos datos, cabe destacar la importancia de contar con la presencia de árboles en los núcleos urbanos, que no solo van a mejorar el día a día de las personas, sino que ayudarán a mitigar el impacto de la contaminación en el entorno.
En un principio, pensamos en los árboles como esos elementos que rompen con el concepto estético de asfalto y ladrillo de las ciudades para darles un toque de color y naturaleza, además de aportar sombra, entre otras muchas virtudes. Pero una mayor presencia de espacios arbolados y parques urbanos va mucho más allá: suaviza en grandes dosis los impactos negativos de la urbanización, especialmente la contaminación del aire, y hace que las ciudades sean más fuertes a la hora de afrontar cambios. Así, algunas de las mayores ventajas de la presencia de árboles y vegetación en las ciudades son:
- Según datos de ONU-Habitat (Agencia de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos y el desarrollo urbano sostenible), un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año. Como resultado, los árboles juegan un papel importante en la mitigación del cambio climático. En las ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire para que estas sean lugares más saludables en los que vivir.
- Unido a su poder anticontaminación, son además excelentes filtros para otro tipo de contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire, ya que pueden atraparlos en sus hojas y en la corteza.
- Su presencia también favorece la existencia de biodiversidad en núcleos urbanos, proporcionando plantas y animales con un hábitat, alimentos y protección favorables. Todo ello contribuye a un desarrollo más sostenible de las ciudades.
- También son excelentes para regular el clima. Su ubicación estratégica puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados. De hecho, si se realizara una ubicación correcta de los árboles alrededor de los edificios, estos podrían reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30% y las facturas de calefacción de invierno en un 20-50%.
- Teniendo en cuenta esta disposición y la necesidad de los habitantes de sentirse rodeados de naturaleza dentro del ritmo bullicioso de la ciudad, la planificación de los paisajes urbanos con árboles es vital. Pueden aumentar el valor de la propiedad hasta en un 20% y además atraen al turismo y a los negocios.
- Si atendemos a los beneficios psicológicos, se ha demostrado que vivir cerca de espacios verdes y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, ya que puede ayudar a disminuir la presión arterial alta y el estrés. Esto, por tanto, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.
- Para terminar, los árboles maduros regulan el flujo de agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y la reducción del riesgo de desastres naturales. Un árbol de hoja perenne maduro, por ejemplo, puede interceptar más de 15.000 litros de agua por año.
Por todos estos motivos, la presencia de espacios verdes, parques urbanos y árboles en áreas urbanas es vital para las ciudades del futuro, ya que las ayuda a convertirse en núcleos más sostenibles y con una mayor calidad de vida. Sin olvidarnos de su importancia a la hora de preservar el medio ambiente, reducir los riesgos de desastres naturales y conservar durante un mayor tiempo los ecosistemas de las ciudades.
